Foto Internet
El diagnóstico y corrección de los problemas nutrimentales  de los cultivos es sólo una parte de un plan destinado a abastecer correctamente a éstos de todas sus necesidades vitales o factores de crecimiento  (agua, energía, sanidad, condiciones físicas del sustrato, etc.). Los factores de crecimiento se ubican asociados a los tres componentes fundamentales del sistema de producción: suelo, agua,  planta y atmósfera.
Para lograr éxito en la producción de cualquier cultivo se requiere primeramente comprender cómo funciona el sistema suelo-agua-planta-atmósfera y, en particular, la naturaleza de las interacciones (flujos) que se dan entre estos tres componentes. El resultado de estas interacciones se traducirá finalmente en la producción de biomasa. El diagnóstico en general permite identificar la intensidad en que se encuentran presentes los tres componentes del sistema arriba mencionado y los factores que a ellos están asociados.  Estos son extremadamente variables en el espacio y el tiempo, lo que da lugar a la existencia de un gran número de unidades que llamamos agro-ecosistemas. Cada uno de estos agro-ecosistemas presenta un cierto potencial de producción de biomasa. Las necesidades nutrimentales de cada agro-ecosistema es función de la biomasa y en última instancia del producto de interés comercial  que genera esa biomasa.
La producción de biomasa y del producto de interés comercial, está determinada por la capacidad del agro-ecosistema de proveer las demandas  de los factores de la producción que  impone el cultivo.  Por lo general las intensidades o cantidades de dichas demandas que deben estar presentes para alcanzar los rendimientos máximos posibles son conocidas, pero lo que no conocemos es la proporción de ellas que pueden ser ofertadas naturalmente por el suelo y el agro-ecosistema. El diagnóstico, nos proporciona elementos para acercarse a estimar la oferta natural de los factores de la producción, que ofrece el agro-ecosistema.  Así habrá diagnóstico que serán útiles para identificar los factores de orden edáfico, fisiológicos, hídrico, nutrimental, etc. que pudiesen estar restringiendo la producción. Hay que dejar claro que sólo una parte menor de las demandas de factores nutrimentales de crecimiento, está relacionada con los rendimientos; sin embargo, se ha dado históricamente especial atención en esta parte del diagnóstico, por la posibilidad de poder ofrecerla como un insumo externo, es decir, realizar correcciones, además porque la industria química ha ofrecido soluciones rápidas para ello.  En contraste, factores de crecimiento asociados con los aspectos físicos del suelo, como es la disponibilidad de agua, y todo lo que eso conlleva, como es la porosidad y el tipo de poros, la retención de agua, la capacidad de almacenamiento de agua, son raramente considerados.  Habría que agregar que con frecuencia  tampoco se consideran los aspectos edáficos (profundidad efectiva, presencia de capas endurecidas, o capas de carbonato de calcio, etc.) en el diagnóstico o los aspectos sanitarios, como la presencia de organismos bióticos (patógenos o benéficos) que pudiesen afectar la   sanidad de los cultivos, así como también el manejo del cultivo con buenas prácticas agrícolas (BPA).  Estas últimas asociadas con el factor humano, que por ser una externalidad, habitualmente no la consideramos como parte del sistema de producción, pero que tiene una fuerte influencia en su desempeño.  La gestión se asocia con el manejo de los factores controlables de la producción. Sin embargo, la mayoría de los factores de crecimiento que influyen en la producción de un agro-ecosistema, se ubican dentro de lo que llamamos los factores no controlables de la producción (lluvia, heladas, exposición, profundidad del suelo, etc.).
El diagnóstico posibilita  la identificación de los factores limitantes de entre los factores no controlables de la producción y al mismo tiempo señalarnos el espacio que tenemos para manejar unas pocas variables que son los factores controlables de la producción, entre ellas (fertilizantes, agua, sanidad, gestión, conservación del medio de producción).  En este último grupo se ubica la nutrición mineral de plantas.
Además de comprender cuanto puede producir un agro-ecosistema, tenemos que entender la manera cómo esta biomasa producida se distribuirá en la planta, es decir, el producto de interés económico y la estructura que soporta dicho producto (parte aérea y parte radical).   En consecuencia, el éxito de la producción de un cultivo depende sólo en parte del abastecimiento  nutrimental y para alcanzar el éxito completo debemos identificar los factores de cualquier naturaleza que restringen la producción, y en muchos casos resultan ser los determinantes.  En este punto necesariamente tenemos que recordar las dos leyes fundamentales de la agronomía, que son la Ley del Mínimo y le Ley de los Rendimientos Decrecientes, cuyo entendimiento y manejo, nos ayudarán a tomar mejores decisiones y estructurar un plan de manejo general del cultivo, que debe constar de los siguientes pasos:
Conocer, en profundidad, el sistema de producción respectivo, lo cual incluye las BPM del cultivo, el agua, el suelo y el clima: comprender el sistema de producción.  Cuando nos referimos exclusivamente a los aspectos nutrimentales, lo que se debe entender bien son los aspectos fisiológicos envueltos  en la nutrición: cuáles son los elementos esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas, como son adquiridos por éstas, como son transportados en su interior, en qué concentraciones deben estar en los tejidos de los cultivos, para que no restrinjan su crecimiento, etc.
Conocer las técnicas de diagnóstico apropiadas comprende entender cómo el suelo proporciona nutrientes a las plantas  y la cantidad de éstos que se encuentran en los tejidos vegetales de las mismas, esto es, la capacidad de abastecimiento nutrimental del suelo  y la capacidad de la planta para hacer uso de ese recurso.   De aquí se derivará si hay que aplicar algún elemento o realizar alguna práctica para eliminar factores limitantes o para traer a un nivel adecuado un factor de crecimiento que se encuentre por debajo de lo deseado.  De este planteamiento se deduce que es preciso conocer de antemano los umbrales de estos factores que provocan disminuciones en la producción de los cultivos.  Sin ellos es imposible tomar medidas correctivas.  Hay algunos que podemos corregir rápidamente como podría ser la presencia de un pie de arado, que limita el crecimiento de la raíces y consecuentemente la exploración de un cierto volumen de suelo u otras que requerirán de siglos para modificarse, como podría ser la textura del suelo. Si nos referimos específicamente al caso de la nutrición, debemos conocer la química que existe detrás de la disponibilidad de un elemento en el suelo (fijación, desnitrificación, volatilización, lixiviación, etc.) y su forma de acción dentro de la planta (translocación, uso, etc.) para poder diseñar  prácticas de ajuste necesarias.  Es decir, los aspectos cuantitativos del plan nutrimental o, en otras palabras, ¿cuánto fertilizante hay que aplicar? De aquí se deducirá el cuándo, cómo y qué forma de fertilizante debe aplicarse y la relación entre esas y la eficiencia de los fertilizantes.
Los aspectos económicos y financieros de la fertilización. ¿Es rentable la recomendación técnica que se ha hecho?
El dominio de los temas anteriores constituye el camino más lógico para acercarse a una solución óptima del problema de la nutrición de los cultivos. Cualquiera que sea el plan adoptado,  este debe ser compatible con la mantención de la calidad del medio ambiente y con el  mantenimiento del recurso para las generaciones futuras. El concepto de agricultura sostenible implícito en la aseveración anterior debe constituirse en un norte de los especialistas en nutrición de cultivos.
El sistema suelo-planta-atmósfera, proporcionar a un cultivo un ambiente nutrimental ideal para su crecimiento óptimo, exige entender claramente todos los factores que intervienen en la nutrición. Estos factores se ubican en tres sistemas que interactúan entre sí: la planta, el clima y el suelo.
La planta posee un conjunto de factores genéticos que, en condiciones ideales, determinan un potencial de producción. La expresión de dichos potencial se va a ver condicionada por los factores restrictivos del medioambiente, es decir, del clima y del suelo.
Los principales factores de clima son: la radiación, la concentración de CO2, la temperatura, el período libre de heladas, el viento, el granizo y la precipitación. En general, los factores de crecimiento asociados con el clima son incontrolables por el hombre, en la agricultura extensiva, aun cuando algunos de ellos pueden modificarse en ciertas circunstancias. Particularmente en ambientes controlados. Así por ejemplo, la concentración de C02, la temperatura y las horas luz pueden ser manipuladas en condiciones de invernadero. En algunos casos, el viento y las heladas pueden ser controlados en campo, mediante cortinas cortavientos o calentadores.
El suelo por su parte, interactúa con la planta y su potencial genético, al restringir el desarrollo radical (suelos poco profundos, escaso espacio poroso, duripanes, pie de arado, etc.) o ambientes químicos indeseables (exceso de carbonato de calcio, exceso de acidez, exceso o déficit de algunos nutrimentos esenciales). Un aspecto de extrema importancia en la relación suelo-planta, es la capacidad de abastecimiento de agua para los cultivos, que presentan los suelos.
Este abastecimiento de agua, en la agricultura de temporal, se relaciona con la precipitación que pueda ocurrir en un período dado y con la capacidad de almacenamiento que tenga un suelo, la cual a su vez depende de la profundidad, del total de macro y micro poros, de la estructura, de la densidad aparente de los contenidos de materia orgánica y arcilla etc. Otros aspectos relacionados con el suelo que pueden reducir la expresión del potencial productivo son la exposición, la pendiente, las características químicas (salinidad, etc.) y físicas (infiltración, etc.).
La mayoría de los factores de suelo son incontrolables por el hombre, al menos en términos económicos. Sólo dos factores generalmente se manejan: la capacidad de abastecimiento de nutrimentos, mediante el expediente de la fertilización, y el abastecimiento de agua, ya sea mediante habilitación de sistemas de riego, cosecha de agua o prácticas de conservación de la humedad.
Por todo lo anterior, es necesario comprender muy bien cada uno de estos factores y la forma como ellos interactúan, si se quiere abordar con éxito el aspecto de la nutrición.

La nutrición de los cultivos
La nutrición de cultivos es una disciplina que aspira a proporcionar todas las condiciones necesarias para que los factores de crecimiento del ámbito nutrimental, llamados elementos esenciales, se encuentren en los cultivos los niveles suficientes para no lleguen a transformarse en factores limitantes del crecimiento. Cuando la concentración en la planta de alguno de ellos es inferior a ese nivel de suficiencia o su relación con otro elemento no es adecuada, se observan trastornos nutricionales que se traducen en disminución de los rendimientos, es decir, funciona la ley del mínimo.  Algo similar ocurre cuando las concentraciones nutrimentales son muy elevadas, se producen toxicidades en las plantas con la consecuente caída del crecimiento de la producción.
La nutrición de cultivos es la disciplina responsable de vigilar que la planta posea esas concentraciones apropiadas de elementos esenciales que le permita crecer o producir el máximo rendimiento, en las condiciones medio ambientales en que se desarrolla. De ahí la importancia del diagnóstico, asociado al debido conocimiento del cómo funciona el sistema
El conjunto de conocimientos que constituyen la nutrición de cultivos es, en general, aplicable a todas las especies de interés agronómico, pero hay que adaptarla, en sus detalles, a las condiciones específicas de cada cultivo.
Esto significa que la nutrición de cultivos tiene una serie de componentes que son comunes a todos los cultivos y otros que son particulares de estas especies.
Nutrición óptima
El objetivo de un especialista en nutrición de cultivos es asegurarse que ninguno de los elementos esenciales sea un factor limitante para que las plantas alcancen los rendimientos máximo posibles en un ambiente dado.
Ello exige conocer cuál es la demanda nutrimental en dicho ambiente, la cual se relaciona con rendimiento máximo alcanzable y éste a su vez depende del efecto restrictivo que tiene el suelo y el clima sobre el rendimiento máximo alcanzable en un agro-ecosistema. De lo anterior se deduce que el primer paso en el diseño de un plan de manejo nutrimental de un cultivo sea definir cuáles son los rendimientos máximos alcanzables en zonas dadas. La zonificación agroecológica es la herramienta agronómica que dará la respuesta a esta interrogante.
Es obvio, desde un punto de vista agronómico, que la demanda nutrimental de una plantación de cítricos que sólo produce 15 Mg ha-1 de frutas será menor que la de un huerto que rinda 35 Mg ha-1.
El segundo aspecto que debe ser dilucidado es: qué proporción de dicha demanda puede ser cubierta por el suelo, es decir, el suministro nutrimental. De todos es conocido que la demanda de muchos de los elementos esenciales puede ser satisfecha por la fertilidad intrínseca de los suelos (en general, es el caso de la mayoría de los micronutrientes, el calcio y el magnesio, en suelos que no presentan características especiales y cultivos que no tienen demandas especiales)  sin embargo, el abastecimiento de otros de estos elementos esenciales no es suficiente. Tal es el caso del nitrógeno, fósforo y potasio. El calcio sólo es deficiente en ambientes ácidos.  En el caso específico de los frutales, además de los aspectos de cantidad relacionados con la nutrición, se debe considerar el efecto de estos en la calidad.
Gran parte del esfuerzo en el área de nutrición de cultivos, en el pasado, ha sido dedicado a evaluar la capacidad de abastecimiento nutrimental que poseen los suelos y los requerimientos nutrimentales de los cultivos. Esta tarea cae dentro del área llamada Diagnóstico de la Fertilidad del Suelo y Estado Nutrimental de los Cultivos.
Si el diagnóstico señala que el abastecimiento nutrimental de un suelo es deficiente, es necesario suplementar la capacidad de abastecimiento de éste mediante la aplicación de fertilizantes inorgánicos u orgánicos o corregir directamente el desabasto con aplicaciones al cultivo. Las relaciones entre producción (calidad) y fertilizante aplicado son parte del dominio de la Fertilidad Cuantitativa.
Las aplicaciones de fertilizantes no son cien por ciento efectivas. De aquí que haya la necesidad de conocer la eficiencia de los distintos fertilizantes.  Estos dependen de la naturaleza de los fertilizantes, del tipo de cultivo, del suelo y de la tecnología de aplicación.  Son aspectos que se abordan en ámbito de la Tecnología de Uso de Fertilizantes.
En resumen podemos decir que el plan de manejo nutrimental de un cultivo depende de la demanda nutrimental de éste, del suministro que pueda hacer el suelo, del ciclo del cultivo y de la eficiencia del fertilizante.  Todo lo cual se puede expresar en un modelo simplificado:
Si la demanda del cultivo dividido para la eficiencia del fertilizante es menor que el suministro por el suelo, no será necesario fertilizar
Si la demanda nutrimental dividida para la eficiencia del fertilizante es mayor que el suministro por el suelo será necesario fertilizar.  La dosis de fertilizante a aplicar será proporcional a la magnitud del déficit encontrado.
Diagnóstico de la fertilidad de los suelos y el estado nutrimental de los cultivos 
Se define corno diagnóstico de la fertilidad de suelos a aquella parte de la agronomía que se ocupa de la evaluación de la capacidad que tiene el suelo para suministrar a las plantas una cierta cantidad de nutrimentos que éstas demandan. Estrechamente relacionado al concepto anterior se encuentra el diagnóstico del estado nutrimental de los cultivos.
Las principales técnicas de diagnóstico del estado nutrimental del suelo y de las plantas se agrupan en las que se evalúa directamente, en el suelo, el nivel de disponibilidad de los nutrimentos mediante métodos químicos o biológicos y, en aquellas en que la disponibilidad y el estado nutrimental se cuantifica observando visualmente el comportamiento de las plantas o analizando químicamente sus tejidos.  Cada una de estas técnicas tiene ventajas y desventajas que analizarán a continuación. En la Tabla 11.1 se presentan las principales técnicas de diagnóstico de suelo y planta; la aplicación de estas técnicas debería ser por sitio específico.
 Sin embargo, por razones prácticas, el diagnóstico, en la mayoría de los casos, se hace en unidades mucho mayores que un sitio específico de producción, sin tomar en cuenta la gran variabilidad espacial y temporal que puede ocurrir  y las recomendaciones que de allí emanan se aplican a unidades territoriales relativamente extensas, lo cual no es una situación ideal. Para justificar el diagnóstico por sitio-específico basta comprender que los requerimientos nutrimentales del maíz  (kilos por hectárea de nutriente) en una siembra que produce, por razones de buen manejo, 8 ton de grano por hectárea, son muy superiores a los de un maíz de otro productor que sólo puede producir a 3 toneladas por hectárea, por las limitaciones que le impone el agro-ecosistemas (limitaciones naturales o provocadas por diferencias en el manejo previo). En un programa para aumentar la productividad, además de hacer un mejor manejo de los fertilizantes a nivel general, necesariamente hay que prestar atención, dentro de las posibilidades, al manejo de los fertilizantes a nivel parcelario.  Las diferencias entre parcelas pueden ser provocadas por alguno de los factores que se presentan en la Tabla 11.2.
En la Tabla 11.3 se presentan las principales técnicas de recomendación de fertilizantes disponibles en la actualidad, no todas ellas requieren de análisis químicos de suelo, sino son el producto de la experimentación de campo (un enfoque empírico), que muchas veces no considera la variabilidad espacial que experimentan los suelos.
Análisis Químico de Suelos
El análisis químico de los suelos consiste en extraer, mediante una solución química, una fracción del total del elemento necesario para el crecimiento de las plantas y luego evaluarla mediante procedimientos químico adecuado. Nótese que hay aquí dos etapas muy claras, una que es la colocación en solución del elemento de interés y la segunda la medición. Esta medición se la expresa en partes por millón, es decir una parte del nutrimento en un millón de partes del suelo. La interpretación dada es que la cantidad detectada en el suelo seria la cantidad que un cultivo de pasto ray gras lo extraería en una hectárea durante un año.
Hablamos de una fracción porque los contenidos totales no se relacionan con el abastecimiento u oferta nutrimental que puede hacer el suelo a un cultivo. Esta relación se puede establecer para una fracción; sólo en ese caso el análisis tendrá un significado agronómico preciso y representará la proporción del total requerido por la planta para su crecimiento y desarrollo que puede aportar el suelo. No cualquier  extractante descrito en la literatura  para evaluar un nutrimento cumple con la condición de indicar la disponibilidad para las plantas, es decir la existencia de una relación entre lo determinado en el laboratorio y lo que las plantas pueden adquirir.  La bondad de uno u otro procedimiento analítico depende de la forma en que el nutrimento se encuentre en el suelo, de la forma en que se haga el análisis y del tipo de cultivo con que se trabaje. La selección de una solución  química de extracción se denomina correlación, porque se emplea esta técnica estadística para relacionar la cantidad de un nutrimento extractado en el laboratorio, con la cantidad del mismo absorbida por plantas o con algún otro parámetro de crecimiento. En la Tabla 11.4 se presenta un ejemplo de selección de métodos, para medir fósforo disponible en el suelo que se condujo en la Sierra Ecuatoriana (AGSO 2000).
La interpretación agronómica del resultado de un análisis químico, que se practica con un método considerado como representativo de la cantidad de nutrimento que la planta puede extraer (es decir debidamente correlacionado), precisa de otro conocimiento. Este es la relación del resultado de dicho análisis con la absorción de nutrientes por el cultivo de referencia que puede ser el ray gras. Al procedimiento empleado para establecer esta relación se le denomina calibración y requiere la ejecución de numerosos experimentos de campo. En ausencia de esta información para condiciones locales, la interpretación se hace tomando prestados resultados de calibraciones hechas en otras partes del mundo. Sin embargo, este procedimiento interpretativo lleva consigo cierto grado de error, ya que las condiciones de suelo, cultivo o variedad, rendimiento máximo alcanzable, clima, etc. no son las mismas. Por lo anterior para generar buenas interpretaciones y recomendaciones con base en el análisis de suelo existe  la necesidad de seleccionar procedimientos adecuados y calibrarlos adecuadamente.  Esta es la base del éxito de un programa de análisis de suelo con un enfoque tradicional.
La gran ventaja del análisis químico de suelos constituye el hecho que el diagnóstico generalmente se hace con antelación al establecimiento del cultivo y que es por sitio específico. Sin embargo, la interpretación de su resultado precisa, como ya se indicó, de calibraciones realizadas in situ. Las calibraciones son costosas, requieren generalmente de varios años de trabajo, e idealmente deben hacerse para cada cultivo con distintas capacidades de absorción (cereales, tubérculos, praderas, etc.) fenómeno que se encuentra estrechamente relacionado con el desarrollo del sistema radical de los cultivos.  En Ecuador, las calibraciones son escasas, pero se ha hecho trabajo de selección de métodos al menos para fósforo (AGSO 2000). Una desventaja del análisis químico de suelos es la  necesidad de contar con una red eficiente de laboratorios químicos, de contar con vías de comunicación eficientes para hacer llegar las muestras al laboratorio, y finalmente debemos mencionar que el costo es un factor limitante para su empleo, especialmente por los pequeños productores.  Por lo general este costo es mucho mayor en las naciones en desarrollo que en las naciones desarrolladas, por razones de impuesto de importación, servicio inadecuado para mantener a los equipos debidamente calibrados, etc.
Una alternativa de orden semicuantitativa al análisis de suelo tradicional, es el empleo de los análisis rápidos  de campo. Estos pueden funcionar si los extractantes empleados representan una fracción del nutrimento que la planta puede absorber. Desgraciadamente esta información es escasa en la mayoría de los países en desarrollo y el uso e interpretación de los resultados de  «kits» fabricados para condiciones distintas a las prevalecientes en un país, tiene que hacerse con la debida consideración de los limitantes que este hecho implica. Cuando el análisis se practica por esta vía, con sólidas bases teóricas, puede llegar a construir una alternativa eficaz para decidir si hay o no que aplicar fertilizante. Cuánto aplicar la dosis que se recomienda, es materia que se gana por otro conducto y no se puede deducir directamente del valor del análisis de suelo si no se cuenta con información previa que permita estimar las dosis óptima Económicas (DOE).
Análisis Químicos de Tejido
El análisis químico de tejidos vegetales (o análisis de planta) es una herramienta para evaluar directamente el estado nutricional de las plantas e indirectamente la disponibilidad de nutrimentos por el suelo. Con esta técnica es posible medir la concentración total de un elemento o una fracción de ella. Cualquiera de estas mediciones sirve para diagnosticar y evaluar el estado nutrimental de los cultivos y el suelo. El análisis de plantas, se emplea principalmente con dos propósitos;  diagnosticar las deficiencias nutrimentales y como base para formular recomendaciones de fertilización. Con propósitos de diagnóstico, las relaciones anteriores se establecen para órganos y edades particulares para cada especie.
Los principales criterios son el nivel crítico de deficiencia y toxicidad y los rangos de concentración, pero no son los únicos. Sistemas como en DRIS, las relaciones terciaras, la variación de los rangos de concentración en el tiempo y ciertos índices han sido descritos para interpretar correctamente los resultados de los análisis de tejido vegetal.
Se define como nivel (valor o concentración) crítico de deficiencia de un órgano debidamente seleccionado como indicador del estado nutrimental, la concentración de un nutriente  determinada en condiciones experimentales y donde todos los otros factores de crecimiento se encuentran en un nivel óptimo, que se asocia con un valor predeterminado del rendimiento (o calidad) máxima.  Generalmente este valor predeterminado, como se señaló con anterioridad se ubica entre 90 o 95% del rendimiento máximo (hoy se prefiere el uso del 95%, pero hay concentraciones críticas determinadas hace mucho tiempo atrás que emplearon el criterio de 9o%). Este valor esta ‘comprendido dentro del rango bajo o marginal como se puede observar en la Figura 11.1.
A diferencia de las clases anteriores el nivel crítico de deficiencia siempre debería mantenerse ligeramente arriba del nivel crítico.
El nivel (valor o concentración) crítico de toxicidad es el que se asocia con una reducción, por exceso nutrimental, de un 5 a un 20% del rendimiento máximo. En años recientes fue necesario definir este indicador, debido al aumento de producción en condiciones controladas o, en medio hidropónicas, que elevó las concentraciones de algunos elementos, más allá de lo deseable. Las implicaciones sobre la inocuidad de los alimentos así producido ha sido poco estudiada.
Los rangos de concentración se han dividido en deficiente, bajo o marginal, adecuado o suficiente, alto y tóxico o excesivo. A continuación se define cada uno de ellos.
Deficiente: es el rango de concentración, en la parte especificada, que se asocia con síntomas visibles de deficiencia en la planta y con una severa reducción del crecimiento y la producción.  Cada vez que se encuentren valores en este rango es preciso tomar medidas correctivas inmediatas.
Bajo o Marginal.  Este es el rango de concentraciones, en la parte especificada que se asocia con una reducción del crecimiento o producción, pero en el cual la planta no muestra síntomas visibles de deficiencia. Cuando se observan niveles de este tipo es preciso efectuar algunos cambios en las prácticas de fertilización. Sin embargo, para ciertos cultivos pudiera ser conveniente operar en este nivel, por ejemplo en el caso de las flores.
Adecuado o Suficiente: Dentro de este rango de concentración, de la parte especificada, los cambios que ocurren no provocan aumentos o disminución del crecimiento o producción. Esta clase también se conoce como intermedia, normal, o satisfactoria. Si los valores de un análisis de planta caen en esta clase no es necesario realizar ningún cambio en las prácticas de fertilización.
Alto: Esta clase representa el rango de concentración, de la parte especificada comprendido entre los rangos  adecuados y tóxicos o excesivos. En algunos cultivos esta clase puede definirse objetivamente por su asociación con una tendencia hacia la producción de calidad  y vigor indeseable. El uso de fertilizantes en las plantas que muestren concentraciones nutrimentales en este rango debe reducirse a suspenderse hasta que éstas caigan en el rango adecuado o suficiente.
Tóxico o excesivo. La presencia de concentraciones tóxicas de un nutriente, en la parte especificada, se asocian generalmente con síntomas de toxicidad y algunas veces con reducción del crecimiento y producción y casi siempre con reducción de calidad y vigor excesivo.  Cuando se encuentran valores en este rango, es preciso tomar medidas correctivas inmediatas.
El análisis químico de planta es de particular ayuda para diagnosticar el estado nutrimental de cultivos permanentes (frutales, forestales, viñedos), pero su utilidad para cultivos anuales es limitado.   La razón fundamental es que los ciclos de crecimiento de estos últimos son muy cortos y el diagnóstico ocurre muy tarde en la vida de la planta.  Sin embargo, el análisis químico de plantas tiene amplio uso pero con otros propósitos como medir la eficiencia de los fertilizantes o relacionarlos con la calidad, en especies anuales.
Una variante del análisis químico vegetal clásico que se realiza en el laboratorio, generalmente con muestras secas, es el análisis rápido que se practica en el campo sobre muestras frescas, que por lo común emplea el jugo celular de las plantas.  Esta técnica, cuando bien empleada y calibrada, permite tomar decisiones rápidas, en el momento del diagnóstico, que contribuyen a aminorar las pérdidas de rendimiento causadas por concentraciones sub-normales de un elemento
Diagnóstico Visual
El diagnóstico visual de los síntomas de anormalidad nutrimental tiene un fundamento fisiológico. Los niveles deficitarios o excesivos de un nutrimento producen desarreglos en el metabolismo de la planta que se manifiestan corno síntomas generales y específicos de deficiencia o exceso en algún órgano, particularmente las hojas.
Los síntomas visuales asociados a problemas nutricionales son: falta de crecimiento después de la germinación, enanismo severo, síntomas específicos, anormalidades internas (particularmente de los tejidos conductores), atraso en la madurez, disminución de rendimiento, calidad deficiente  alteración del patrón de crecimiento de las raíces.
La posibilidad de detectar el origen de una deficiencia (o toxicidad)  mediante la sintomatología visual se fundamenta en los siguientes hechos:
1: Los síntomas presentan un patrón característico que depende de la función y metabolismo del nutriente en la planta.
2: Los síntomas presentan una secuencia determinada en su desarrollo, y
3: Los síntomas aparecen en órganos determinados, que tienen una edad fisiológica dada, lo cual se asocia con la posición dentro de la planta y la movilidad de los nutrimentos.
La técnica de diagnóstico visual sólo puede usarse cuando el cultivo está establecido y las plantas desarrollándose, por lo que tiene escaso valor preventivo.  Los síntomas aparecen después que la planta ha sufrido los efectos de la deficiencia por algún tiempo sin manifestarlo exteriormente. A la altura del desarrollo en que los síntomas se manifiestan ya se ha producido un daño irrecuperable en el rendimiento potencial.  La técnica de diagnóstico visual es además, poco específica y en el evento de ocurrir varias deficiencias simultáneas, no permite la separación de los síntomas.
Entre las ventajas más obvias están la rapidez, y la posibilidad de usarse cada vez que se requiera. A pesar de las limitantes señaladas, el diagnóstico visual constituye una de las técnicas más efectivas para hacer diagnósticos preliminares en el campo.
Su empleo requiere de cierta metodología que se inicia antes de hacer una visita al campo y durante la inspección ocular. Generalmente el diagnóstico visual tiene una perspectiva más amplia que el mero diagnóstico de un problema nutrimental.
Guía para la interpretación del análisis de suelo y agua.
La definición del programa de fertilización y mejoramiento del suelo depende de los análisis físicos y químicos y del historial del mismo. Un suelo no puede conocerse solamente mediante los sentidos, pues sus propiedades químicas solo pueden ser determinadas mediante el análisis químico con los métodos adecuados. El análisis tiene dos objetivos esenciales: a) Determinar si existen limitantes que impidan que el cultivo exprese todo su potencial de rendimiento y b) Conocer los niveles de disponibilidad de los nutrimentos, para decidir si se agregan estos elementos en la forma de fertilizantes, a qué dosis y con qué fuentes, así como predecir la necesidad de suministrar algunos elementos por la vía foliar durante el desarrollo del cultivo.
Primeramente se revisan los resultados del análisis para saber si el suelo presenta limitantes de orden químico o físico, que indiquen la necesidad de aplicar un lavado para el caso de los suelos salinos o bien la necesidad de aplicar mejoradores físicos y/o químicos.
En algunos casos la condición limitante del suelo no es posible de ser eliminada, por lo que se desarrollan las estrategias para convivir con el problema y obtener del suelo el máximo beneficio dentro de sus limitaciones de orden natural.
Una vez identificados los factores limitantes del suelo, si es que existen, el paso siguiente es definir si se justifica la aplicación de mejoradores químicos como es el encalado para los suelos ácidos y el yeso agrícola para los suelos sódicos. Eventualmente puede requerirse establecer una estrategia para subir el nivel de materia orgánica mediante la incorporación de residuos de cultivo o mediante la aplicación de materia orgánica de diverso origen. En algunos casos no es posible eliminar algunas condiciones limitantes, como la presencia de carbonatos, pero el conocimiento de esto, permite al menos discernir acerca de la mejor estrategia de manejo para estos suelos.
Mediante el conocimiento de los niveles de los nutrimentos en el suelo, el historial de manejo de los cultivos previos y de las metas de rendimiento actuales se define el programa de fertilización. Posteriormente mediante el monitoreo de la nutrición del cultivo, a partir del análisis foliar y del extracto celular de pecíolo (cuando hay niveles de referencia confiables), se confirma el éxito del programa de fertilización o en su caso se afina o se corrige dicho programa y de esta manera se asegura una producción rentable del cultivo. A continuación se indican los pasos que se dan para interpretar correctamente los análisis de suelo.
La interpretación de los análisis de suelo
Los principales problemas del suelo que pueden ser diagnosticados mediante análisis de laboratorio son: Acidez, Sodicidad y Salinidad. Existen otros problemas como la compactación física que requiere de un manejo de labranza y en ocasiones de la aplicación de materia orgánica. Por otro lado, la presencia de altas concentraciones de carbonatos, más que un problema es una condición natural de los suelos de zonas áridas, con la que hay que aprender a convivir mediante el manejo de la fertilización y el uso racional de algunos mejoradores químicos. Una vez definido lo anterior, se procede a conocer los niveles de macro y micro nutrientes disponibles en el suelo para decidir los programas de fertilización y las fuentes más recomendadas.
1.- pH del suelo
Esta es una de las determinaciones más importantes, pues se relaciona con la disponibilidad nutrimental y con la presencia de aluminio libre que resulta toxico para el desarrollo del cultivo. Primeramente es necesario revisar si la determinación es hecha en agua, CaCl2, o KCl y en qué relación suelo: solución se hizo (regularmente se determina en una relación 1:2). Cuando la determinación se realiza en CaCl2, la lectura de pH es de 0.4 a 0.8 más bajo que la que se realiza en agua y cuando es en KCl es alrededor de 1 unidad más baja que la determinada en agua. El rango de posibilidades se presenta a continuación, así como sus posibles implicaciones. En los datos de abajo nos referimos al pH determinado en agua.
a) pH > 9.0 Un pH tan elevado del suelo solo podría explicarse por la presencia de muy elevados niveles de sodio intercambiable, lo que hace al suelo inexplotable para la agricultura. Cuando un suelo sódico presenta pH tan elevado se debe a la presencia decarbonato de sodio, una sal muy tóxica que afecta gravemente el crecimiento del cultivo. De aquí, ir directamente a revisar el nivel de sodio intercambiable, pues el resto de las determinaciones pierden importancia ante la presencia de un problema tan grave de sodio. En tal caso es necesario analizar el agua de riego para conocer la fuente de este problema. Es muy posible que el agua con que este suelo se riega contenga elevadas cantidades de sodio, es decir una RAS muy elevado.
b) pH 8.2-9.0 Es muy posible que el suelo presente niveles excesivos de sodio, particularmente si el pH es mayor de 8.4 y cuyo origen es el agua con que se riega el suelo. Al ver este resultado es conveniente ir a revisar el nivel de sodio intercambiable para confirmar esta posibilidad.
c) pH=7.0-8.1 Posible presencia de carbonatos, revisar niveles de P, Fe, Zn, Mn y Cu, pues en pH alcalino se reduce su disponibilidad.
d) pH=6.0-6.5 Condición ideal de pH (Excepto en el caso de los Andosoles).
e) pH=5.5-6.0 En la parte baja de este rango bajo estamos en el umbral de que se presenten problemas de Al +++ Intercambiable. (Excepto en el caso de Andosoles, donde el Al+++ puede ser un problema aun a pH mayor).
f) pH=4.5-5.5 Muy ácido, presencia de Al +++ Intercambiable en cantidades apreciables, lo que provoca toxicidad para el cultivo y afecta el rendimiento. Revisar el nivel de Al Intercambiable y si no se analizó, mandar a analizar esta catión. Requiere encalado, por lo que hay que determinar la dosis más apropiada, revisar niveles de P disponible y es factible que ocurran problemas de disponibilidad de Mo.
g) pH < 4.5 Suelo extremadamente ácido con alta saturación de aluminio y necesariamente requiere encalado para poder producir satisfactoriamente, aun en el caso de cultivos tolerantes a la acidez. Revisar posible deficiencia de K, Ca, Mg, P y Mo o un posible exceso de Mn, aunque este problema solo se presenta en algunos suelos del trópico.
Determinación de las necesidades de cal en un suelo ácido
En forma general sólo se recomienda rehabilitar un suelo ácido cuando presenta un pH menor de 5.5 determinado en agua. Sin embargo el conocimiento del nivel de aluminio intercambiable nos puede dar más elementos para decidir si se aplica cal o no al suelo.
Para definir la dosis de cal se pueden seguir dos estrategias. En la primera se requiere conocer la concentración de aluminio intercambiable en unidades de me/100 g. Este valor se multiplica por un factor de 1.0, 1.5 o 2, según sea la tolerancia del cultivo que se va a sembrar y el resultado son las toneladas de cal (Carbonato de Calcio) que hay que aplicar. El factor de 1 es para cultivos propios de regiones tropicales, tales como piña, yuca o pastos tropicales. El factor de 1.5 es para cultivos de respuesta intermedia a la acidez y el factor de 2.0 es para cultivos muy sensibles a la acidez. Este procedimiento ha funcionado muy bien en suelos tropicales. Otra alternativa es usar el procedimiento empírico basado en nivel de materia orgánica y textura del suelo que da requerimientos de cal que van de media tonelada hasta 7 u 8 ton de cal por ha. Ente más alto es el nivel de materia orgánica y el contenido de arcilla, mayores serán las necesidades de cal para un suelo ácido. Este procedimiento determina solo en forma aproximada las necesidades de cal. La dosis de cal depende del tipo de producto a usar, es decir de su valor relativo de neutralización y de la finura o mallaje que presenta el producto. También se puede usar la estrategia de medir el pH Buffer, que permite calcular requerimientos de cal.
Sodicidad
La sodicidad se mide a través de la determinación de sodio y se cuantifica mediante la relación que guarda con la capacidad de intercambio catiónico (CIC) del suelo, es decir mediante el Porciento de Sodio Intercambiable (PSI). Se cuantifica mediante la ecuación: PSI=(Na/CIC) x 100, usando unidades de meq/100 g ó cmol(+)/kg para el Na y para la CIC. Por ello es importante usar procedimientos analíticos del suelo que permitan calcular la CIC como el uso del acetato de amonio. Otros procedimientos como el de Melich 3  no permiten calcular la CIC pues normalmente sobreestiman o subestiman el nivel de Ca y Mg como cationes de cambio. El rango de posibilidades se presenta a continuación, así como sus posibles implicaciones.
PSI
a) 0-5 % Libre de sodio, sin problemas de manejo y no requiere de aplicaciones masivas de calcio o de formadores de calcio en el suelo.
b) 5-10% Ligeramente sódico en suelos de textura media a fina, es posible que sea necesario darle mantenimiento con aplicaciones de yeso agrícola. Se requiere determinar necesidades de yeso.
c) 10-15% Moderadamente sódico, será necesario hacer aplicaciones de yeso. Se requiere determinar necesidades de yeso.
d) 15-20% Suelo francamente sódico, es posible que estén ocurriendo problemas de permeabilidad en el campo. Normalmente el pH de un suelo con este nivel de sodio es elevado. Es necesario rehabilitar el suelo con aplicaciones de yeso para que pueda producir satisfactoriamente.
e) 20-30% Suelo muy sódico, es necesario rehabilitarlo con aplicaciones de yeso agrícola para poder hacer una explotación rentable del terreno.
f) > 30% Suelo extremadamente sódico, que no puede ser explotado sin ser rehabilitado con aplicaciones masivas de una fuente de calcio o un formador de calcio, cuando es un suelo calcáreo. Es necesario determinar la dosis a aplicar y luego se requiere hacer lavado de la sal de sulfato de sodio que se formará al reaccionar el yeso con el sodio.
Nota: En cuanto a la aplicación de calcio o de un formador de calcio se debe tener cuidado de no usar ácido sulfúrico, si el suelo no es calcáreo (más de 2% de carbonatos).
Salinidad o Conductividad Eléctrica (CE)
Se trata del parámetro que indica la presencia de sales en el suelo y se expresa en dS/m (antes mmhos/cm). El problema de salinidad tiene dos efectos sobre el cultivo: Los efectos generales y los efectos específicos. Los efectos generales se refieren al descenso en el potencial de agua en el suelo, es decir a que la planta tiene que hacer un mayor esfuerzo para poder extraer agua del suelo. Los efectos específicos se refieren a la toxicidad que se puede presentar por la presencia de un ion específico como cloro, boro, y en algunos casos sodio. En general cuando se habla de salinidad, se refiere a los efectos generales y ésta se mide en el extracto de saturación CEe (por ello se le pone la letra e como subíndice, que significa extracto). Sin embargo algunos laboratorios lo miden, por facilidad y economía, en una relación suelo: agua, 1:2 (CE1:2). o 1:5 (CE1:5).
Aquí presentamos la interpretación para la CEe.
CEe del suelo
a) < 2 dS/m Suelo libre de sales, condición ideal para producir cualquier cultivo.
b) 2-4 dS/m Suelo ligeramente salino, es posible que se afecte el rendimiento de cultivos sensibles.
c) 4-6 dS/m Suelo moderadamente salino, el rendimiento de la mayoría de los cultivos se afecta. En el caso de los cultivos tolerantes el efecto es menor, pero en los cultivos susceptibles el daño puede ser muy severo.
d) 6-8 dS/m Suelo salino, el rendimiento de la mayoría de los cultivos se afecta, en el caso de los cultivos tolerantes el efecto es menor.
e) 8-12 dS/m Suelo muy salino, difícil de explotar en tales condiciones, requiere lavado. No obstante algunos cultivos muy tolerantes podrían explotarse si el nivel desales está en la parte baja de este rango. Para estos cultivos el uso de sistemas de riego por goteo podrían facilitar el uso de suelos con un nivel de salinidad en la parte baja de este rango, pero de entrada se debe aceptar que aun en el caso de cultivos tolerantes habrá una reducción en el rendimiento en comparación con un suelo libre de sales.
f) > 12 dS/m Suelo extremadamente salino, normalmente no crece cultivo en ese suelo.
Es necesario rehabilitarlo mediante lavado con agua de razonable calidad (baja en sales).
Contenido de carbonatos
La presencia de carbonatos en el suelo ocurre en los suelos de regiones áridas y semiáridas, pues por la baja precipitación pluvial se acumulan en el perfil del suelo. Por ello la presencia de esta sal insoluble es una condición natural de los suelos de esas regiones. Los carbonatos incrementan el pH del suelo y reducen la disponibilidad de algunos elementos, particularmente de los micronutrientes: Fe y Zn, pero puede también afectar la de K, Mg, Mn y Cu. También reduce la disponibilidad de fósforo debido a la formación de fosfatos insolubles de calcio. La determinación de carbonatos se realiza con un calcímetro al hacer reaccionar un ácido con este compuesto se forma CO2 y la presión que genera se cuantifica mediante un manómetro.
Carbonatos
a) 0-2% Suelo prácticamente libre de carbonatos. En estos suelos no es recomendable la aplicación de ácidos por ningún motivo dado a que por su baja capacidad de amortiguamiento un exceso de ácido puede provocar un efecto contrario en el suelo y pasar bruscamente de un pH alcalino a uno ácido.
b) 2-5% Suelo ligeramente calcáreo, requiere manejo de fuentes de nutrientes de reacción ácida, como los sulfatos, siempre que sea posible. Revisar posibles problemas con Fe y Zn.
c) 5-10% Suelo moderadamente calcáreo, requiere manejo de fuentes de nutrientes de reacción ácida, como los sulfatos, siempre que sea posible. Revisar posibles problemas con Fe, Zn, Mn o Cu.
c) 10-20% Suelo calcáreo, revisar posibles problemas de fijación de P y prever una baja disponibilidad de Fe, Zn, Mn o Cu. Revisar el nivel de estos micronutrientes, mediante el método DTPA.
d) 20-40% Suelo altamente calcáreo, revisar posibles problemas de fijación de P y prever una baja disponibilidad de Fe, Zn, Mn o Cu. Revisar el nivel de estos micronutrientes, mediante el método DTPA. En estos suelos se recomienda usar solo fuentes de reacción ácida para aminorar el efecto de la alta concentración de carbonatos.
h) > 40% Suelo extremadamente calcáreo, problemas con fijación de P y muy seguras deficiencias de Fe, Zn, Cu o Mn, revisar el nivel de estos micronutrientes. En estos suelos se recomienda usar solo fuentes de reacción ácida para aminorar el efecto de la alta concentración de carbonatos.
En todos los suelos calcáreos se recomienda usar fuentes fertilizantes de reacción ácida, en forma localizada y no tratar de neutralizar el suelo con aplicaciones de ácido sulfúrico, si no existen problemas de sodio, pues se requerirían cantidades prohibitivas de ácido para neutralizar estos suelos.
Materia Orgánica
La materia orgánica es una determinación importante pues cuando se encuentra aniveles bajos en el suelo se esperan algunos problemas con las propiedades físicas, como es la estructura, la dureza del mismo y un flujo de agua limitado. Puede afectarse la aireación del suelo y la facilidad para que sea explorado por el sistema radical. Un nivel ideal esta entre el 2 a 5% de materia orgánica en el suelo
Incluso la disponibilidad de Zn se ve afectada en suelos de bajo nivel de materia orgánica, particularmente si el suelo presenta un pH alcalino. Para fines de interpretación, los niveles dependen de la textura del suelo, del régimen climático, del tipo de suelo, pues hay suelos que por su alto nivel de Al, reducen la actividad biológica y la materia orgánica se mantiene a bajos niveles de mineralización. (Andosoles).
Textura del suelo.
Suelos de Textura Gruesa
Su principal característica es su baja capacidad para retener nutrimentos y agua. La alta proporción de poros grandes y el bajo contenido de arcillas facilitan ampliamente las pérdidas de agua y nutrimentos, sobre todo de nitrógeno nítrico. Por otro lado, las aplicaciones de amoniaco anhidro no son recomendables en estos suelos, particularmente en los más arenosos, pues el potencial de pérdida por volatilización es alto. En tales casos es obligado inyectar el amoniaco a una profanidad de 30 cm. La alta lixiviación y volatilización de nitrógeno en estos suelos hacen imperativo fraccionar tanto como sea posible la fertilización nitrogenada.
Suelos de Textura Media.
Las texturas que podrían quedar englobadas en este grupo son: franco limoso, franco, franco arcillo arenoso, y franco arcillo limoso y franco arcilloso. Son suelos ligeramente pegajosos y plásticos, cuando están mojados; suaves a firmes cuando están húmedos y ligeramente duros cuando están secos. Tienden a formar agregados de tamaño pequeño a medio. Presentan una alta proporción de poros de tamaño medio afino. Presentan una moderadamente alta capacidad para retener agua y nutrimentos. Son los suelos ideales para la producción agrícola por su amplia capacidad productiva y disponibilidad de agua y nutrimentos. Pueden o no ser friables y a medida que se incremente la proporción de limo tienen mayor potencial de compactación, lo cual puede dificultar parcialmente su manejo.
Suelos de Textura Fina.
Cuando están secos son muy duros. Presentan una alta proporción de poros finos. Para poder labrarse adecuadamente deben tomarse en un punto óptimo de humedad y en general no son de fácil labranza. Tienden a formar agregados grandes y firmes. Los grupos texturales son: arcilla, arcilla limosa, arcilla arenosa y limo. Presentan alta capacidad de retención de agua y nutrimentos, particularmente si contienen arcillas de tipo 2:1 (montmorillonita o illita). Estos suelos normalmente son los de más alta fertilidad natural. Sin embargo, deben manejarse con precaución, pues se compactan fácilmente cuando se labran o cultivan en condiciones húmedas. Cuando estos suelos tienen buenos contenidos de materia orgánica son extraordinariamente productivos y muy fértiles si se manejan y labran apropiadamente.
Niveles de Nutrimentos
Siempre revisar el método de diagnóstico usado para poder interpretar los resultados correctamente. Cada método tiene sus niveles de interpretación. No todos los métodos son buenos, por lo que conviene consultar cuáles son los adecuados para cada tipo desuelo.
Nitrógeno
La dosis de Nitrógeno a aplicar al cultivo se calcula a partir de la siguiente ecuación:
DN = [(MR x Ne)/Ef]. – [(Nm + Ni + Nr + No)]
Donde:
DN= Cantidad o dosis de nitrógeno total que es necesario aplicar, kg/ha
MR= Meta de rendimiento, t/ha
Ne= Cantidad de nitrógeno total extraído por unidad del rendimiento kg/t.
Nm= Nitrógeno mineralizado de la materia orgánica, kg/ha.
Ni = Nitrógeno inorgánico en el perfil del suelo, kg/ha.
Nr= Efecto de cultivo anterior (Nitrógeno mineralizado (+) ó inmovilizado (-) de los residuos de cultivo anterior), kg/ha.
No= Nitrógeno mineralizado de enmiendas orgánicas, kg/ha.
Ef= Eficiencia de uso del nitrógeno, (0.40 a 0.90).
Fósforo
Para decidir la dosis de aplicación de fósforo al suelo se toma en cuenta primeramente el nivel de P en el suelo en función del método de análisis utilizado por el laboratorio; se recomienda Bray para suelos ácidos y Olsen para alcalinos. En el caso de suelos con problemas de fijación por elevada concentración de aluminio o por una concentración muy elevada de carbonatos de calcio es recomendable multiplicar la dosis de P por un factor de 1.2 a 1.5 dependiendo del grado de problema del suelo en cuanto a la capacidad de fijación del P por el suelo.
Potasio
Para decidir la dosis de K se utilizan los niveles de interpretación en base al cuadro de requerimientos de K, basado en tipo de cultivo, rendimiento y nivel de K en el suelo.
Para suelos tropicales degradados: Acrisoles, Oxisoles, Cambisoles, Luvisoles y Arenosoles con CICE menor a 5 Cmol(+)/kg usar un cuadro de interpretación propio para esos suelos. La definición de la dosis de K depende del cultivo, meta de rendimiento y del nivel de K en el suelo.
Calcio
La definición de la dosis de Ca a aplicar el suelo como nutriente para el cultivo depende más bien del cultivo y de la relación con otros cationes del suelo como es la presencia de sodio, la cantidad de K y Mg y la saturación de Ca en la CIC. En el caso de este nutriente se suele aplicar independientemente de que su nivel en el suelo sea alto para fines de darle calidad al fruto o producto de cosecha. Cuando se usa nitrato de calcio al suelo la dosis de Ca que se suele aplicar a cultivos de hortalizas va en el orden de 20 a 50 kg de Ca/ha. También se suele aplicar al fruto directamente en forma de aspersión, cuando el fruto así lo demanda como es en el caso de sandias, manzanas, duraznos y al follaje en cultivos tales como: lechuga, crucíferas y otros cultivos.
Magnesio
Cuando se tiene un nivel de Mg en el suelo de menos de 150 ppm es recomendable adicionarlo en la forma de Sulfato doble de Potasio y Magnesio o bien sulfato de magnesio o sal Epson. Cuando se usa la vía foliar se recomienda usar sulfato o nitrato de magnesio. Cuando se encala es muy recomendable agregar cal dolomitizada en lugar de cal sola, en particular si él % de saturación de Mg es menor de 15.
Hierro
La interpretación de los niveles de Fe-DTPA en el suelo se encuentran en el Manual de nterpretación. Se recomienda suministrar el Fe al cultivo por la vía foliar cuando así lo requiere.
Zinc
La definición de la dosis a aplicar al suelo de este elemento dependerá del pH del suelo y del nivel de Zn en el mismo, tal como se indica detalladamente en el manual de interpretación.
Manganeso
La definición de la dosis a aplicar al suelo de este elemento dependerá del pH del suelo y del nivel de Mn en el mismo, tal como se indica en el cuadro correspondiente del Manual mencionado.
Cobre
La definición de la dosis a aplicar al suelo de este elemento dependerá del nivel de Cu en el suelo y de la forma de aplicación. En aplicaciones al suelo la dosis de Cu suele ir desde 1 hasta 15 kg de Cu/ha dependiendo de si se aplica en banda o al boleo. También se pueden hacer aplicaciones foliares en cuyo caso las dosis son mucho menores.
Boro
El boro se aplica cuando el nivel de este elemento es muy bajo tal como se indica en el manual. Se debe tener especial precaución con este elemento, pues la dosis el nivel de deficiencia está muy cercano al nivel de toxicidad.
Interpretación de los Análisis de Agua para Uso Agrícola
1. Verificación de los resultados del análisis del laboratorio
a) La suma de cationes debe ser aproximadamente igual a la suma de aniones.
b) La CE expresada en dS/m multiplicada por 10 debe ser aproximadamente igual a la suma de cationes o de aniones
c) Si se reporta un pH mayor de 8.2 debe haber presencia del anión carbonato (CO3),de lo contrario. Si el pH es menor de 8.2, la concentración de CO3 debe ser igual acero.
2. Salinidad del agua
Al igual que en el extracto de saturación la salinidad se mide a través de la Conductividad Eléctrica (CE) y es expresada en unidades de dS/m (Anteriormente mmhos/cm). Ambas unidades tienen las mismas dimensiones.
a) < 0.4 dS/m Agua muy baja en sales, excelente calidad.
b) 0.4-0.8 dS/m Agua baja en sales, buena calidad.
c) 0.8-1.2 dS/m Agua moderadamente salina, aún de razonable calidad.
d) 1.2-2.2 dS/m Agua salina, calidad cuestionable, dependiendo del tipo de sales.
e) 2.2-3.0 dS/m Agua muy salina, su uso depende del tipo de sales que tiene.
f) 3.0-4.0 dS/m Agua altamente salina, podría usarse en cultivos muy tolerantes dependiendo del cultivo, tipo de sales y del sistema de riego.
g) > 4.0 dS/m Extremadamente salina. Su uso es muy improbable en la agricultura, aunque en situaciones extremas se podría utilizar si no es clorurada o bicarbonatada sódica, y en función del cultivo. La salinidad se debe manejar mediante una fracción de lavado en cada riego, para mantener el equilibrio salino en el suelo y evitar su salinización. En todo caso la interpretación depende el cultivo a establecer. Cada uno tiene su umbral y en cada uno la salinidad tiene un efecto diferente e incluso a nivel de variedad o patrón en el caso de injertos.
. Sodicidad, expresada a través de la Relación de Adsorción de Sodio (RAS)
RAS=[Na/(Ca+Mg)/2)1/2 o del RASaj
a) < 2.0 Agua muy baja en sodio, condición ideal.
b) 2.1- 3.0 Agua baja en sodio, condición adecuada aún.
c) 3.1- 6.0 Agua moderadamente sódica, se requieren realizar aplicaciones eventuales de yeso al suelo.
d) 6.1- 9.0 Agua Sódica, se requieren aplicaciones periódicas de yeso al suelo.
e) > 9.1 Agua con problemas severos de sodio. Imprescindibles aplicaciones frecuentes de yeso al suelo.
Presencia de iones específicos
Bicarbonatos (HCO3), expresado en meq/l
a) < 2.0 Muy baja en bicarbonatos, condición ideal.
b) 2.1-4.0 Baja en bicarbonatos, es manejable aún.
c) 4.1-8.0 Problemas moderados en bicarbonatos. Recomendable uso de ácidos para neutralizar HCO3 en sistemas de goteo. Posibles problemas con su uso en riego por aspersión, pues el ion HCO3 entra por las hojas y causa toxicidad al cultivo.
Recomendable uso de ácidos para neutralizar HCO3 en sistemas de riego por goteo.
d) 8.1-12 Alta en bicarbonatos, cuidado con taponamiento de emisores en caso de haber concentraciones importantes de calcio en el agua. Recomendable uso de ácidos para neutralizar HCO3 en sistemas de goteo.
e) > 12 Muy alta en bicarbonatos. Tener cuidado con taponamiento de emisores en caso de tener concentraciones importantes de calcio en el agua. Recomendable uso de ácidos para neutralizar HCO3 en riego por goteo.
Cloro, expresado en meq/l
a) < 3 Sin problema alguno. Condición ideal.
b) 3-5 Moderadamente baja, sin problema para el cultivo en sistemas de riego por gravedad o goteo. Precauciones con riego por aspersión en algunos frutales.
c) 6-10 Alta en Cloro, precauciones con cultivos sensibles a este anión.
d) 11-15 Muy Alta en Cloro, precauciones con la mayoría de los cultivos, situación manejable con un buen manejo de la fracción de lavado e incrementando la concentración de nitratos en la solución del suelo.
e) > 15 Extremadamente Alta en Cloro, no es recomendable su uso en agricultura.
Boro, expresado en ppm
B, ppm
a) < 0.2 Agua de muy buena calidad
b) 0.3-0.4 Agua de buena calidad
c) 0.5-0.7 Agua moderadamente alta en B. Los cultivos muy sensibles se pueden afectar.
d) 0.8-1.0 Agua alta en B. Los cultivos sensibles se pueden ver perjudicados
e) 1.1-2.0 Agua muy alta en B. Solo se pueden cultivar cultivos moderadamente tolerantes.
f) 2.1-4.0 Agua extremadamente alta en B. Solo algunos pocos cultivos se pueden cultivar con esta agua. En general su uso para agricultura está muy restringido.
f) > 4.1 Agua extremadamente alta en B. No útil para la agricultura.
Ejercicio
Recomendación de fertilización en el cultivo de alfalfa, con un rendimiento de 13.4 – 15.7 tn/ha.
Recomendación de fertilización= (Cantidad absorbida/ eficiencia del fertilizante) -(cantidad de nutriente en el suelo)
Análisis de suelo
N: 40 ppm x 2 = 8 0 kg.
P: 20 ppm x 2 = 40 Kg
K: 60 ppm x 2 =120 kg.
Ca: 120 ppm x 2= 240 kg
Mg: 30ppm x 2 = 60 kg
S: 10ppm x 2 = 20
Zn: 2ppm x 2 = 4 kg
Eficiência de fertilizante:
 N: 80 %
P: 20 %
K: 60%
Ca, Mg. S: 50 %
Micronutrientes: 20%.
Cálculos
Nitrógeno
RF= (418 kg/ha/ 0.8) – 80 kg/ha
RF= 442.5 kg N. Como fija el 70%, entonces se requiere solamente 442.5 x 0,3=133 Kg. De N/ha/ano.
Fósforo
RF= (45 kg/ha/ 0.2) – 40 kg/ha
RF= 185  kg
Potasio
RF= (379 kg/ha/ 0.6) – 120 kg/ha
RF= 511.6 kg
Calcio
RF= (162 kg/ha/ 0.5) – 240 kg/ha
RF= 84 kg
Magnesio
RF= (29 kg/ha/ 0.5) – 60 kg/ha
RF= – 2 kg
Azufre
RF= (32 kg/ha/ 0.5) – 20 kg/ha
RF= 44 kg
Boro
RF= (0.37 kg/ha/ 0.2) – 4 kg/ha
RF= – 2.15 kg
Cobre
RF= (0.09 kg/ha/ 0.2) – 4 kg/ha
RF= – 3. 55 kg
Zinc
RF= (0.31 kg/ha/ 0.2) – 4 kg/ha
RF= -2.45 kg
Manganeso
RF= (0.74 kg/ha/ 0.2) – 4 kg/ha
RF= – 0.3 kg
Hierro
RF= (1.76 kg/ha/ 0.2) – 4 kg/ha
RF= 4.8 kg
Cuando el resultado sale negativo no se debe aplicar el nutriente por lo menos un ciclo de cultivo.
Hacer el Ejercicio para maíz, frejol, soya, con los mismos datos del suelo, pero el rendimiento y extracción de nutrientes es el de su región.

Autor/es: Marcelo Calvache Ulloa

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí