En los últimos años, la utilización de algas marinas en la agricultura ha ganado popularidad debido a sus múltiples beneficios en el crecimiento y desarrollo de los cultivos. Estos productos naturales, como el caso de las algas marinas, no solo mejoran la salud del suelo, sino que también ofrecen efectos positivos a nivel foliar, contribuyendo a un mayor rendimiento de los cultivos. Un claro ejemplo de su éxito es el caso de Víctor Hugo García, productor de maíz en Manabí, quien ha experimentado resultados sobresalientes al aplicar algas marinas en sus plantaciones.
García, quien cultiva maíz en la provincia de Manabí, ha utilizado el producto SeaRoot de Syngenta, un fertilizante a base de algas marinas, para mejorar el rendimiento de su cosecha. Según el maicero, el uso de este producto no solo ha tenido un impacto positivo en el suelo, sino también a nivel foliar, favoreciendo el crecimiento de la planta. “El uso de las algas ha ayudado a mejorar el sistema radicular del maíz, permitiendo que la planta absorba mejor los nutrientes, lo que se traduce en un crecimiento más saludable y una mayor productividad”, comentó el agricultor.
Este fertilizante, que contiene 200 gramos de alga marina por hectárea, ha sido aplicado en 14 híbridos diferentes de maíz. García destacó que el producto ha mostrado resultados efectivos en todas las variedades, promoviendo el desarrollo de raíces más fuertes y saludables, lo que favorece una planta más robusta y menos susceptible a enfermedades, un desafío recurrente en el cultivo de maíz.
Reducción de Costos y Mejora en la Calidad del Grano
Una de las ventajas más notables del uso de algas marinas es la reducción de los costos de producción. “La planta se mantiene más sana durante su ciclo de vida, lo que ayuda a prevenir enfermedades, como los virus que afectan al maíz”, explicó García. Además, el uso de SeaRoot ha permitido bajar la aplicación de fungicidas y plaguicidas, lo que no solo reduce costos, sino que también mejora la calidad del grano cosechado.
El agricultor señaló que las aplicaciones de algas marinas se deben realizar en dos momentos clave del ciclo del maíz: la primera aplicación debe realizarse a los 15 días de haber sembrado, y la segunda aproximadamente 20 días después. Esto asegura un beneficio continuo para la planta durante sus primeros 30 días de crecimiento, según su experiencia.
El producto SeaRoot es adecuado para su uso en todo Ecuador, no solo en las zonas maiceras de Manabí. “Este producto puede ser utilizado en cualquier provincia del país. Aunque estamos en la cuna maicera de Manabí, en Tosagua, que cuenta con más de 30,000 hectáreas de maíz, el producto es eficaz en todo el territorio”, afirmó García.
El uso de algas marinas, una práctica no muy común entre los agricultores ecuatorianos, está demostrando ser una opción viable y efectiva para mejorar la producción agrícola en el país. García recomendó a otros productores adoptar esta técnica para maximizar los beneficios en la producción de maíz y otros cultivos.