Los machos pueden castrarse en cualquier momento de su vida; sin embargo, la pérdida de peso asociada a la castración está relacionada con la edad en la que se realiza.
En los sistemas de cría, tradicionalmente el destete se efectúa entre los 6 y los 9 meses de edad, haciéndolo coincidir con la marcación y castración de los machos, escenario sumamente estresante, que desencadena un incremento de cortisol en sangre, cuyos niveles serán proporcionales a la severidad del manejo de los terneros; impactando negativamente sobre su ganancia de peso.
Esta pérdida se incrementa a medida que aumenta la edad de castración y se ha demostrado que la misma es mínima cuando los terneros son castrados a edad temprana, sin afectar el peso ni el desarrollo óseo al momento del destete.
Durante la pubertad, los testículos producen testosterona, que promueve, entre otras cosas, el desarrollo muscular mediante su propiedad anabólica, pero se manifiesta recién después de la pubertad, la que se alcanza a partir de los 10 meses de edad.
Para confirmar lo dicho, mediante la aplicación de la ecuación de regresión, se puede predecir que la pérdida de peso para un ternero castrado a los 7 meses es de aproximadamente 0,3 kg/día, durante los 30 días siguientes pos castración, lo cual representa una merma de peso de 9 kg, mientras que un ternero castrado entre el nacimiento y el primer mes de vida, la pérdida es inferior a 0,1 kg/día, como puede apreciarse en el gráfico.
En contra de la creencia, teniendo en cuenta que la pérdida de peso aumenta con la edad de castración y que la respuesta anabólica de la testosterona recién se expresa a partir de los 9 a 10 meses, la castración de los terneros a esa edad no se justifica.
El criador depende de la cantidad y calidad de terneros logrados, por lo que los efectos negativos de la castración afectarán sus ingresos, por consiguiente, minimizarlos permite incrementar la rentabilidad del sistema.
La aplicación de las buenas prácticas ganaderas y la adopción de pautas de bienestar animal mejoran la eficiencia en el manejo del rodeo de cría.
Para la castración se puede optar por dos métodos. Uno cruento, el más difundido, con pérdida de sangre, debido al empleo de instrumentos cortantes, como el cuchillo; y el incruento, que consisten en la aplicación de bandas de goma sobre la base del escroto, sin producir hemorragias, mediante el uso pinzas especiales.
Con la adopción de la castración de los terneros mediante el uso de bandas de goma, a partir del nacimiento, no solo minimiza el estrés de los animales y reduce la pérdida de peso, sino que reduce el número de prácticas realizadas al destete.
Por el contrario, las perdidas asociadas con la castración al destete están relacionadas con la muerte de de terneros, debido a hemorragias e infecciones, aumento de los costos en la mano de obra y tratamientos veterinarios.
En consecuencia, maximizar la cantidad de terneros destetados cada año, mediante correctas prácticas de manejo debe ser una prioridad.
Por: Med. Vet. Magter. Luis Rhades