Las garrapatas y las moscas mordedoras están costando a la industria ganadera mundial miles de millones de dólares cada año debido a la reducción de la producción y los problemas de salud animal. Además, estos insectos también son portadores de enfermedades que pueden afectar a los humanos. Según el biólogo molecular Perot Saelao, del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) Knipling-Bushland U.S. en Kerrville, Texas, los granjeros gastan entre $10 y $12 por cabeza de ganado para manejar las moscas de cuerno. En el caso de las garrapatas, los costos son aún mayores, con estudios en Brasil y México que estiman pérdidas de hasta 10 mil millones de dólares al año.
Saelao lidera un innovador proyecto de investigación cuyo objetivo es utilizar la genética avanzada y la genómica para controlar estas plagas y mejorar la salud del ganado. A través de la secuenciación del genoma, los científicos pueden identificar variaciones genéticas que afectan la capacidad de los organismos para adaptarse a enfermedades y otros factores adversos. Esto podría permitir el desarrollo de nuevas herramientas de control de plagas, como vacunas y modificaciones genéticas, para proteger a los animales.
El equipo de Saelao está centrado en la vacunología inversa, que utiliza información genética de las plagas para identificar antígenos y desarrollar vacunas eficaces para el ganado. La idea es aprovechar la respuesta inmune del animal para combatir las plagas de manera más efectiva. Además, están trabajando para enfrentar la resistencia a los acaricidas (pesticidas utilizados para eliminar garrapatas) mediante la edición genética, buscando los genes responsables de esta resistencia.
Otra estrategia en investigación es el uso de biocontrol, introduciendo depredadores naturales de las plagas en el entorno del ganado. Al utilizar técnicas de secuenciación de última generación y metagenómica, el equipo está identificando microbios e insectos que podrían ayudar a reducir las poblaciones de garrapatas y moscas.
Con estos esfuerzos, Saelao y su equipo buscan ofrecer soluciones integradas de manejo de plagas (IPM) que no solo mejoren la salud animal, sino que también ayuden a prevenir pérdidas económicas significativas. Según Saelao, abordar estos problemas a tiempo es clave para reducir el impacto de estas plagas y las enfermedades que transmiten, y para apoyar a los ganaderos en su lucha contra estos enemigos invisibles.