viernes, 14 marzo 2025.
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Uso eficiente de la tecnología in vitro optimizaría la producción ganadera

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La capacidad actual para tener más vacas al año está mejorando gracias a tecnologías como la producción y transferencia de embriones in vitro, que estimula a algunas vacas para que tengan más óvulos para luego fecundarlos artificialmente y transferírselos a otras hembras. Sin embargo, los pequeños y medianos ganaderos tienen obstáculos, como los altos costos y la falta de monitoreos y exámenes médicos durante la gestación, además de la temperatura del lugar y la humedad relativa.

Según la Federación Colombiana de Ganaderos, con más de 30 millones de animales, Colombia tiene el hato bovino número 11 del mundo y produce anualmente más de 7.000 millones de litros de leche y más de 900.000 toneladas de carne. Además de abastecer el mercado nacional –el consumo anual per cápita es de 17,1 kg de carne y alrededor de 158 litros de leche– y de ser un sector determinante para la seguridad alimentaria, entre 2023 y 2024 se exportó carne a 39 destinos del mundo y se abrieron las puertas del mercado chino a la carne colombiana.

Esto muestra la importancia para los ganaderos de tener una producción sin inconvenientes o pérdidas tan altas en estos procedimientos; sin embargo, aún hay un gran vacío sobre por qué hasta ahora no se ha logrado tener más crías producidas con transferencias in vitro al año, ya que el porcentaje que obtienen los ganaderos no es un muy alto, incluso no llegan ni a los 10 animales.

La investigadora Laura Angélica Bernal Quintero, magíster en Salud y Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) e integrante del Grupo de Reproducción Animal y Salud de Hato, realizó un diagnóstico en 26 municipios de Cundinamarca, para lo cual analizó 4.121 transferencias de embriones y la relación de su éxito con factores medioambientales y de sanidad en cada finca, con rigurosos exámenes médicos periódicos tanto desde que se preña a las vacas como durante la gestación, a los 30 y 60 días.

A partir de exámenes y pruebas de sangre y serológicas –o de anticuerpos–, la experta encontró que los niveles elevados de glóbulos blancos como los neutrófilos (combaten infecciones), o de proteínas como los fibrinógenos (participan en la formación de coágulos que detienen el sangrado y sanan las heridas) son indispensables para entender por qué las vacas pierden sus crías, ya que se pueden estar presentando procesos inflamatorios que afectan al embrión, y esto es lo que se ve más afectado en los exámenes, por lo que sería uno de los puntos principales.

“Por primera vez determinamos que la tecnología parece funcionar mejor en algunas razas bovinas, en este caso las de tipo Indicus, que incluye las vacas cebú, distribuidas principalmente en zonas más calurosas. Estadísticamente hablando, los embriones de estas hembras tuvieron una mejor adaptabilidad al proceso y probabilidad de llevar a buen término el parto”, indica la experta, cuyo trabajo fue dirigido por los profesores Jorge Zambrano y Claudia Jiménez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL.

La Asociación Colombiana de Criadores de Ganado Cebú asegura que en el país cerca del 99 % del ganado es cebú o tiene genética cebuína; allí se destacan las vacas lecheras Holstein, que pueden producir entre 25 y 45 litros de leche diarios, lo mismo que las Brahman, reconocidas por su carne.

También se encontró que, sin lugar a dudas, el control de enfermedades es fundamental para que se dé una gestación saludable, pues todas las vacas vacunadas contra enfermedades como herpesvirus bovino-1, Leptospira hardjo prajitno, y virus de leucosis bovina tenían más oportunidades de tener crías; dichas enfermedades son las que tienen mayor prevalencia en la región y a las que hay que ponerles el ojo de manera más decidida para no tener pérdidas en la gestación.

El tipo de semen con el que se realiza el proceso de inseminación resultó ser muy diciente, pues el convencional –que no tiene cromosomas seleccionados genéticamente– es con el que mejor reaccionan los óvulos, permitiendo una probabilidad más alta de que la vaca receptora quede preñada.

Según la investigadora, alrededor de 30 factores se clasificaron como situaciones que tienen una incidencia en el proceso, pero solo algunos de estos llamaron la atención. Durante las transferencias se presentaron cerca del 8,2 % de pérdidas gestacionales.

Un grado más o menos sí importa

Tal vez uno de los hallazgos más relevantes sea el relacionado con los factores medioambientales, pues en otras investigaciones sobre transferencias de embriones in vitro esto no se tuvo en cuenta, o de ello se ha hablado muy poco, ya que los productores no los ven como algo determinante, sin importar que estén en regiones de Colombia totalmente diferentes, y solo tienen en cuenta características como el número de vacas vacunadas o el ciclo ovárico de cada hembra.

La magíster explica que la temperatura ideal para la transferencia debe ser inferior a 38,5 °C, pues las vacas en estas condiciones de confort obtuvieron una mayor probabilidad de gestación. Por otro lado, la humedad relativa también juega un papel crucial, pues las vacas receptoras cuya zona estaba en un rango menor al 68 % tuvieron los mejores escenarios posibles.

“Conocer los factores que se midieron en cada una de las visitas tiene un valor incalculable para el país, pues permite tener información propia y no depender de las cifras de países de la región como Brasil, que junto con Estados Unidos son el referente obligado en este tipo de prácticas tecnológicas del sector pecuario”, señala.

Con hasta un 50 % de preñez en todas las vacas, algunos de los municipios más exitosos en las transferencias fueron Gachalá, Gachetá, Gama, Guasca, Guatavita y Ubalá, que forman parte de la provincia del Guavio, seguidos de cerca por San Juan de Río Seco, Nocaima, San Francisco y Supatá, entre otros.

“Los cambios en el peso del animal también son un indicador a considerar, pues las vacas que perdían peso entre la transferencia y el transcurso de la gestación tenían una mayor probabilidad de fallo, por lo que se debe mejorar su composición corporal para no tener pérdidas”, explica la investigadora.

Por último, no se puede olvidar que las vacas receptoras debían pasar por un proceso de sincronización, es decir que, para poder realizar la transferencia de embriones, había que adaptar el cuerpo del animal con algunas hormonas para simular que tuviera 7 días de gestación, pues los embriones estaban en esa etapa de desarrollo, o de lo contrario no habría embarazo.

https://agenciadenoticias.unal.edu.co/detalle/uso-eficiente-de-la-tecnologia-in-vitro-optimizaria-la-produccion-ganadera

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