El cultivo del tomate.
El cultivo del tomate es una labor muy extendida por todo el mundo. De hecho es una de las plantas más conocidas por la población. Por tener tanto protagonismo, es necesario tener unos conocimientos sobre la forma correcta de cultivo. Hoy, en Agromática, te vamos a mostrar las claves de su cultivo y las exigencias que requiere a lo largo de su crecimiento.
Siempre nos gusta hacer una introducción hablando de esta increíble planta. ¿No conoces la tomatera o su fruto, el tomate? Entonces no eres de este mundo, así de claro. Es una de las hortalizas más famosas y consumidas en el mundo entero.
Solanum lycopersicum es su nombre científico. Se le puede conocer como jitomate también, sobre todo en las zonas de latinoamérica. Pertenece (¡cómo no!) a la familia Solanaceae y al género Solanum (de ahí su nombre científico).
Hoy en día la podemos ver cultivada en cualquier parte, y no nos referimos geográficamente. Un huerto veraniego casi siempre está constituido por el cultivo del tomate, entre otros. No sólo el huerto clásico situado en la tierra, si no el huerto en macetas situado en la terraza, balcón o dentro de casa, y las mesas de cultivo.
Clima y suelo en el cultivo del tomate
La tomatera es un tipo de planta que se adapta bien a una gran variedad de climas. La excepción radica en climas propensos a sufrir heladas, fenómeno al que el tomate es sensible. De hecho, según el desarrollo vegetativo del tomate, requiere un periodo libre de heladas de 110 días, sin que se sufra pérdidas de rendimiento.
Temperatura
En el cultivo del tomate, la franja de temperaturas óptimas es la que se muestra a continuación:
- Temperaturas nocturnas: 15-18 ºC
- Temperaturas diurnas 24-25 ºC
- Temperatura ideal de floración: 21 ºC
- Temperatura ideal para el desarrollo vegetativo:22-23 ºC
- Temperatura de parón de desarrollo vegetativo: 12 ºC
- Temperatura por debajo de los 7 ºC no es beneficioso.
Como ves, el rango de temperaturas que necesita para crecer es alto, encontrándose los valores óptimos por encima de los 20 ºC. Si consultas la tabla de la FAO sobre las temperatura negativas y las heladas, comprobarás que el tomate se encuentra entre las hortalizas que más sufren con el frío (como los pimientos, la patata, la lechuga, etc.).
Su temperatura de congelación se encuentra alrededor de los -0,5 ºC.
Humedad
Con respecto a la humedad en el cultivo de tomates, la planta de tomate requiere humedades medias, que no superen el 70 %. Si superamos estos valores, favorecerá el desarrollo de hongos.
Característica del suelo o sustrato
El tomate no es una planta muy exigente en cuanto a suelos. Prefiere suelos profundos y con buen drenaje. Al tener un sistema radicular poco profundo su adaptación a suelos pobres es buena. Insistimos en las características del drenaje pues un riego excesivo en el que la tierra no puede absorber el agua con suficiente rapidez, produce un encharcamiento que pudre las raíces y favorece el desarrollo de enfermedades.
pH en el cultivo del tomate
El pH ideal para el cultivo del tomate es el cercano al neutro (7), debiendo corregir con enmiendas en el caso de suelos ácidos o básicos. Éstas enmiendas se deberán realizar junto con la preparación del terreno, y no una vez la tomatera está plantada en el terreno.
Claro, y tú me dirás. ¿Cómo puedo saber si mi suelo es ácido o básico?
Si necesitas conocer el Ph de tu huerto para saber cuáles son las mejores hortalizas, frutas y verduras que puedes cultivar, puedes recurrir a este artículo donde os contamos los secretos para conocer el pH del suelo de forma casera.
En nuestro libro, el huerto en estado puro, hablamos largo y tendido sobre el pH del huerto.
Materia orgánica
Con respecto al contenido en materia orgánica, el porcentaje mínimo de contenido en el suelo está en torno al 1,5- 2 %. Si el contenido es inferior, se debe plantear añadir materia orgánica o compost.
Aplicaciones previas al terreno
Al terreno se le debe dar una labor profunda y en ella se debe aplicar el abonado de fondo que hemos mencionado anteriormente.
No se recomienda la aportación de nitrógeno como abonado de fondo para el cultivo del tomate. Únicamente se recomienda en aquellos casos en el que la tierra sea muy pobre o con niveles muy bajos en nitrógeno. Cantidades de sulfato amónico en proporción de 300-400 kg/ha son aconsejables para corregir estas deficiencias.
Pero sí se recomienda la incorporación al terreno de fósforo, ya que contribuye enormemente al desarrollo de las raíces del tomate y en la floración. Un ejemplo puede ser la incorporación de superfosfato de cal como abonado de fondo.
Para que el fruto se desarrolle de forma correcta necesita un abonado a base de potasio. Valores en torno al 5-10 % son aconsejables en el suelo (capacidad de intercambio catiónico), por lo que se recomienda incorporar comprendidos entre los 400-500 kg/ha de sulfato potásico.
Ya hemos completado la relación N-P-K, continuemos.
Variedades de tomates
Es importante seleccionar la variedad de tomate acorde con las condiciones de nuestra parcela y los objetivos perseguidos. Echa un vistazo en el apartado de variedades de tomate para informarte.
Marco de plantación
El marco de plantación a la hora de plantar en suelo definitivo es variable y depende del espacio del que dispongas. Puede ser 0,3 m entre plantas y 0,5 m entre filas, si se tiene o se quiere emplear poco espacio, o de 0,5 m entre plantas y 0,7 m entre filas.
Como solemos decir, estos marcos de plantación se pueden reducir cuanto más mullido y mejores características tenga el suelo. Por ejemplo, si en tu huerto ecológico montas un bancal profundo de John Seymour, el marco de plantación se reduce.
¿Por qué?
Pues porque las raíces de la tomatera no necesitan profundizar ni buscar nutrientes, ya que los tienen con suficiente cantidad siempre a mano. Por eso, no hay competencia (o si la hay es mínima) entre cultivos. Así, el marco de plantación aumenta considerablemente.
Dosis de riego
La tomatera requiere una humedad constante, dado las grandes temperaturas que se obtienen en verano. No dejes que se seque la tierra. Aunque cada huerto es un mundo, sobretodo por la zona geográfica en la que te encuentres y el clima que haga, hay una tabla con las necesidades de agua en el cultivo del tomate que quizá pueda ayudarte.
El tutorado del tomate
El tomate, por ser una planta herbácea, requiere un sistema de sostén que proteja el follaje y los frutos del deterioro ocasionado por la humedad del suelo y la acción de los microorganismos e insectos y plagas.
Los principales sistemas de tutorado se observan en la foto:
La poda del tomate
Pues sí, aunque puedas pensar que sólo los árboles y arbustos se podan, las herbáceas también pueden recibir podas que mejoren su producción y equilibren su crecmiento.
La poda en el cultivo del tomate queda constituida como la de formación, es decir, eliminar tallos laterales demasiado largos, enfermos, viejos, etc.
También se realiza el despuntado, a través del cuál se consigue aumentar la circulación de savia y nutrientes por el tallo principal, en detrimento de los tallos secundarios.
Plagas y enfermedades del tomate
Tenemos plagas y enfermedades típicas de la época donde se cultiva la tomatera, y de las Solanáceas.
Entre las plagas:
- Araña roja (Tetranychus spp.)
- Heliothis (Helicoverpa armígera)
- Mosca blanca (Bemisia tabaci)
- Minadores (Liriomyza spp.)
- Polilla del tomate (Tuta absoluta)
- Trips (Frankliniella occidentalis)
Y entre las enfermedades:
- Mildiu (Phytophthora infestans)
- Oidio (Leveillula taurica)
- Podredumbre gris (Botrytis cinerea)
Eliminación de hierbas adventicias
Preferimos llamarlas hierbas adventicias en lugar de “malas hierbas”, pues casi con total seguridad seguro que tienen algún uso específico, ya sea culinario o medicinal.
En el cultivo del tomate es importante mantener a cierta distancia hierbas competidoras que nacen alrededor del tallo de la tomatera, sobre todo por las buenas condiciones de fertilidad y humedad del suelo que se dan alrededor del bulbo húmedo de la planta.
Si es un huerto pequeño, las puedes eliminar manualmente o con azada. Intenta no pisar alrededor de la zona donde crece la tomatera, pues sólo conseguirás aplastar la tierra y reducir su porosidad, empeorando el drenaje y un montón de propiedades físicas que de por sí puede tener si cuidas bien tu huerto.