La combinación de fertilización y defoliación o poda puede no solo maximizar el rendimiento y la calidad del kikuyo (Cenchrus clandestinus), pasto originario de África, sino también contribuir a la captura de carbono, impulsando así prácticas más sostenibles para la ganadería colombiana que se realiza en el trópico alto, es decir en regiones como Cundinamarca, Boyacá, Nariño y Antioquia.
Debido a su rápido crecimiento, el kikuyo es la pastura que predomina en los sistemas de producción de leche ubicados entre los 2.000 y 2.900 mmsnm (trópico alto), ya que es una especie estolonífera, lo que le permite propagarse rápidamente sobre el suelo sin dejar espacios vacíos, y es altamente resiliente.
Debido a su capacidad para tolerar épocas de baja precipitación o lluvias, suelos con pH ácido, en pendiente y zonas con alta humedad, esta especie forrajera es la opción preferida en la ganadería de altura, ya que ofrece una buena producción y calidad nutricional de biomasa que, para el contexto del kikuyo, se refiere a la cantidad total de material vegetal, tanto en las hojas como en los tallos.
Así mismo, es un alimento importante para los animales, ya que su contenido de proteína y energía es adecuado para la producción de leche.
El kikuyo ha sido objeto de estudio en diversas investigaciones en las que se han evaluado la fertilización y la intensidad de defoliación, como prácticas de manejo de pasturas de forma separada. Sin embargo, hasta ahora no se había explorado el impacto de combinar ambos factores en un mismo estudio.
Precisamente ese fue el objetivo del trabajo de investigación del zootecnista Édgar Augusto Mancipe Muñoz, estudiante de la Maestría en Producción Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá.
La parte práctica de su trabajo la realizó en el Centro de Investigación Tibaitatá de Agrosavia, ubicado en Mosquera (Cundinamarca), donde determinó cómo la fertilización y la defoliación como prácticas de manejo pueden afectar la productividad, estructura, calidad nutricional, componentes radicales y existencias de carbono del pasto.
Diseño de la investigación
El experimento, que se desarrolló durante en 14 meses, incluyó la evaluación de 18 parcelas bajo un diseño de parcelas divididas con tres repeticiones; se aplicaron tres niveles de fertilización (definidas según la tasa de crecimiento del pasto y la extracción de nutrientes del suelo) y dos intensidades de defoliación (altura residual o remanente del pasto después de que los animales lo consumen) de 6 y 12 cm, cuando las plantas de kikuyo alcanzaron 5 hojas de rebrote.
En las parcelas se determinaron varios factores, entre ellos: intervalo de defoliación; longitud de las hojas; cantidad de hojas muertas; altura de las plantas; densidad de brotes; cantidad y longitud de brotes secundarios; tasa diaria de crecimiento; índice de área foliar; proporción de hojas, tallos y material muerto; relación hoja-tallo, y calidad nutricional de hojas y tallos (esta última en dos momentos de baja y alta precipitación).
Además, al finalizar el experimento se realizaron calicatas (cavidades en el suelo) para evaluar la biomasa radical (de las raíces), la existencia de carbono y nitrógeno en la biomasa aérea y subterránea, las proporciones de los componentes subterráneos y su longitud y diámetro.
Impacto del manejo combinado
Los hallazgos revelaron que el manejo combinado de fertilización y altura de defoliación o poda mejora la densidad y estructura del kikuyo. Aumentar la fertilización y reducir la intensidad de defoliación (mayor altura residual) condujo a días de cosecha más cortos, es decir, con alta fertilización y altura residual de 12 cm se realizaron 10 defoliaciones en un año, mientras que a una altura residual de 6 cm y una baja fertilización fue de 7,7 cm.
Defoliar a 6 cm contra 12 cm de altura residual redujo la relación hoja- tallo 2,5 veces y aumentó el intervalo de defoliación (+8 d) y la tasa de crecimiento (+19 %).
Además aumentó la densidad de brotes y la proporción de material muerto (interacción), donde las pasturas más fertilizadas tuvieron menor densidad de brotes y proporción de material muerto. Sin embargo, la magnitud de la reducción en el número de brotes fue mayor para la menor altura residual (26 %) que para la mayor (18 %). La calidad de la pastura fue similar entre alturas residuales.
Aumentar la fertilización redujo el intervalo de poda (-2,4 días); incrementó la altura de la pastura (+4,7 cm), el crecimiento diario de las plantas (+13 kgMS ha-1) (kilogramos de materia seca por hectárea); la proteína en hojas y tallos, y la longitud de los estolones (141 vs. 228 vs. 480 cm).
La cantidad de carbono fue inferior en la biomasa subterránea a 6 cm de altura residual (11,2 vs. 12,7 toneladas por hectárea), mientras que la cantidad de carbono en la biomasa subterránea fue mayor para el nivel medio de fertilización (11,2 vs. 13,4 vs. 11,3).
Lo anterior quiere decir que la reducción de la altura de 6 cm afectó negativamente la cantidad de carbono almacenado en la biomasa subterránea, es decir no lo capturó en grandes cantidades; el nivel medio de fertilización parece ser el óptimo para promover la acumulación de carbono en la biomasa subterránea, sugiriendo que la fertilización puede tener un impacto significativo en la cantidad de carbono almacenado en la biomasa subterránea del pasto.
La investigación del magíster Mancipe fue dirigida y co-dirigida respectivamente por los profesores Juan Carulla y Yesid Avellaneda, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia.
https://agenciadenoticias.unal.edu.co/detalle/manejo-mejorado-del-pasto-kikuyo-promete-mayor-rendimiento-y-calidad-en-la-produccion-lechera