La idea de crear estos invernaderos de agua salada fue de Charlie Paton, un diseñador inglés que tuvo esta genial idea durante su luna de miel en Marruecos: ser capaz de cultivar en los climas más áridos de la tierra explotando el agua de mar.

Simplicidad como máxima expresión de ingenio
El principio detrás del Seawater Greenhouse, que es el nombre elegido para el proyecto, es bastante simple, pero no por ello menos efectivo. Estos revolucionarios invernaderos, desarrollados en colaboración con la Universidad de Aston, funcionan gracias a las condiciones climáticas para las que fueron diseñados. Gracias a las altas temperaturas y a los vientos secos de los climas desérticos, utilizando un material concreto capaz de sumergirse en agua salada, este último la transforma en vapor, que es empujado por el viento dentro del invernadero creando un clima húmedo y fresco favorable para los cultivos. Luego, el vapor se condensa en tuberías que contienen agua de mar fría para producir y almacenar agua dulce.

Lo que diferencia a este sistema de una planta de desalinización normal radica en el hecho de que no simplemente explotamos el agua dulce derivada de la destilación del agua de mar, sino la capacidad, a través del vapor, de crear un ambiente favorable para el crecimiento de las plantas, sin requerir irrigación intensiva. De hecho, en un proceso de desalinización normal, solo se puede obtener un 30% de agua dulce a partir del total de agua de mar introducida. ¡Un sistema que no es precisamente del todo eficiente!
Invernaderos de agua salada desierto

Seawater Greenhouse, por otro lado, explota el poder de enfriamiento del vapor, produciendo agua dulce que puede usarse para riego y recolecta la sal obtenida del proceso que luego puede venderse en los mercados locales. Una solución que, después de varias simplificaciones (como la eliminación de ventiladores eléctricos en favor de la simple energía eólica) parece estar adaptada a aquellas partes del mundo donde el clima árido y las dificultades para el cultivo son la base de una falta crónica de recursos alimenticios. Todo apunta a que el proyecto se trasladará a Somalia, donde se espera que consiga excelentes resultados. ¡Solo nos queda esperar y ver los futuros desarrollos!

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