La producción de productos de mar ha aumentado constantemente desde los años ochenta debido a la contribución del sector de la acuicultura. Y se espera que la demanda de especies cultivables como peces, mariscos, y crustáceos continúe creciendo. Para mantener esta demanda, el sector de la acuicultura necesita desarrollar soluciones innovadoras y amigables con el ambiente, que permitan mejorar la supervivencia y crecimiento de las especies cultivadas, mientras que simultáneamente reducen los costos de producción.

Los alimentos acuícolas juegan un un papel muy importante en el desarrollo y la salud de especies cultivadas, y conforman una gran parte de los costos de producción. Por lo tanto, es imperativo continuar con el desarrollo de alimentos que aumenten la eficiencia alimenticia, mejoren la salud de los animales, y produzcan menos desechos. Los aditivos alimenticios de hecho han jugado un papel muy importante en el mejoramiento de los alimentos acuícolas.

Entre ellos, las saponinas, las cuales ya están establecidas como aditivos alimentarios en la acuicultura. En este artículo, se explorarán los beneficios de las saponinas como aditivos alimentarios, se enfatizará su uso en producción del camarón del Pacífico (Penaeus vannamei), el cual representa casi la mitad (53%) de la producción de alimentos marinos en acuicultura. Se discutirán los efectos de las saponinas como mejoradores de la absorción de nutrientes, la capacidad digestiva, y sus efectos en el crecimiento corporal de individuos, junto con sus efectos positivos en el sistema inmunológico de camarones y la resistencia a patógenos. Además, también se revisará, el uso de las saponinas en la reducción de la carga nutricional en efluentes de camarones cultivados.

  1. Acuicultura: Estado global y tendencias

La acuicultura es el sector de producción de alimentos con el mayor crecimiento, y es el mayor proveedor de peces y mariscos para el consumo humano, especialmente desde finales de los años ochenta cuando la producción de comida marina por captura se estancó. De acuerdo con el último reporte publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en el 2018, la acuicultura representó el 47% de la producción total de comida marina en el año 2016 con 80 millones de toneladas registradas en los reportes de la FAO. Además de los 30.1 millones de toneladas de plantas y 37900 toneladas de productos no alimenticios cultivados. Las ventas para la acuicultura global en el 2016 se estiman en más de $243.5 mil millones de dólares americanos (FAO, 2018) y más de 19271 acuicultores registrados en las estadísticas laborales.

Entre los principales grupos en la producción de comida de mar, los crustáceos comprenden el 9.8%  de la producción mundial de la acuicultura, con un total de 64 especies cultivadas. Otros grupos incluyen peces y mariscos, quienes representan el 67.6% y 21.24% de las especies cultivadas, respectivamente. Las principales especies de crustáceos cultivados son los camarones y cangrejos, con la especie más cultivada siendo los camarones (como Penaeus vannamei) que representa más de la mitad de la producción de crustáceos (53%). Las otras cinco especies de crustáceos más producidas a través de la acuicultura son el cangrejo de río americano (Procambarus clarkii, 10%), el cangrejo de Shanghai (Eriocheir sinensis, 10%), el langostino jumbo (Penaeus monodon, 9%), el camarón oriental río (Macrobrachium nipponense, 4%), y el camarón gigante de río (Macrobrachium rosenbergii, 3%). La producción de camarones marinos claramente domina la acuicultura de crustáceos, sobretodo en países asiáticos y latinoamericanos como China, Vietnam, Indonesia, India, Ecuador, y Tailandia.

Actualmente, la demanda global por comida de mar continúa creciendo significativamente debido a la variedad de factores sociales y económicos, como, el crecimiento poblacional, aumento de salarios, y la mejora en las cadenas de suministro y distribución desde los productores hasta los consumidores. El consumo per cápita de comida de mar ha aumentado en un promedio de 1.5% por año desde 1961, aumentando de 9.0 Kg in 1961 a un estimado de 20.5 kg en el 2017.

El comercio de productos marinos tanto para consumo humano como para otros propósitos (farmacéutico, suplementos nutricionales, y cosméticos entre otros) juega un papel muy importante en el desarrollo económico, especialmente en países en desarrollo, impulsando una amplia variedad de industrias y actividades como el manejo de recursos, infraestructura y construcción de equipos, investigación y tecnología, y el procesamiento de alimentos. Para poder mantener la demanda de desarrollo y cumplir con la Agenda para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en el 2030, la industria de la acuicultura tiene la oportunidad de mejorar su sostenibilidad a la luz de un mundo cambiante.

Por lo tanto, las futuras tendencias para la acuicultura incluyen (i) una reducción en el uso de antibióticos para mitigar la expansión de cepas microbianas resistentes, (ii) la proliferación de sistemas de acuicultura multi-tróficas que reduzcan la degradación ambiental y el exceso de secreciones tanto de nitrógeno como de fósforo en nuestro ambiente, (iii) el mejoramiento de fórmulas alimenticias, ya que la cría de especies como suplemento alimenticio sigue creciendo, y (iv) la evolución de sistemas de acuicultura y equipamiento, que mejoran la productividad y reduzcan el impacto ambiental.

Los alimentos para la acuicultura a menudo representan la mitad de los costos de producción total. Por lo tanto, es muy importante desarrollar fórmulas alimenticias innovadoras y nuevos ingredientes que mejoren la calidad nutricional de los productos marinos, particularmente aumentando la eficiencia alimenticia, la asimilación metabólica de nutrientes, y que reduzcan los desechos de estos alimentos por medio de sistemas de distribución que promuevan una economía circular.

De hecho, estas características se encuentran entre las principales prioridades de la industria acuícola (Francis et al., 2005). Una mejor eficiencia alimenticia y mejores perfiles nutricionales se pueden alcanzar con aditivos en los alimentos, aumentando las tasas de producción y reduciendo enfermedades infecciosas como el síndrome de la ‘mancha blanca’ y el síndrome de la ‘mortalidad temprana’, los cuales todavía son una gran amenaza en la acuicultura de camarones, pues estas enfermedades resultan en grandes muertes en masa y grandes pérdidas económicas (Thitamadee et al., 2016). Por último, los aditivos alimentarios que mejoran la actividad digestiva y reducen pestes y enfermedades contribuyen con la disminución de estrés en los animales, y por lo tanto, mejoran el bienestar de las instalaciones acuícolas. En la siguiente sección, se resalta la importancia de los aditivos en la acuicultura.

  1. Importancia de los aditivos alimentarios en acuicultura: el caso específico de las saponinas

La intensificación la producción acuícola no ha llegado sin cambios, ya que esta puede llevar a condiciones de cultivo subóptimas que resultan en animales estresados y baja calidad de agua, los cuales puede afectar el crecimiento y bienestar de los animales cultivados (Dawood y Koshio, 2016). Por lo tanto, los aditivos alimenticios pueden ser comúnmente usados en la producción acuícola como una forma de reducir el estrés, aumentar la eficiencia reproductiva, mejorar la salud y respuesta inmune de individuos, así como el crecimiento al aumentar la retención, digestión, y asimilación de nutrientes (Peng et al., 2013; Vallejos-Vidal et al., 2016).

Los aditivos alimenticios que promueven el bienestar de los animales son especialmente relevantes para la producción acuícola de camarones ya que los camarones no tienen un sistema inmune adaptativo, y dependen solamente de su sistema innato para luchar contra patógenos y enfermedades. Algunos ejemplos de aditivos incluyen los glucanos, vitamina C, probioticos, prebióticos, ácidos orgánicos, nucleotidos, carotenoides, ácidos grasos bioactivos, y suplementos derivados de plantas (Dawood et al., 2017; Robert, 2007; Vanderzwalmen et al., 2018).

En la actualidad, hay un mercado creciente para la incorporación de compuestos naturales en alimentos acuícolas debido a que el consumidor final cada vez más prefiere alimentos y productos libres de químicos (Güroy et al., 2014; Vanderzwalmen et al., 2018), mientras que también piden que estos procesos de producción sean amigables con el medio ambiente. Además, el uso de sustancias sintéticas, como antibióticos y hormonas, ya no son aceptados en varios países (Francis et al., 2005). De hecho, el uso de antibióticos como promotores del crecimiento en la acuicultura fue prohibido en el 2006 por la Unión Europea (Regulation 1831/2003/EC). Por lo tanto, ingredientes naturales, como derivados de plantas, son ahora utilizados en la acuacultura como suplementos y como sustitutos alimenticios en la crianza de peces (Rust et al., 2011).

Sin embargo, es importante resaltar que los suplementos derivados de plantas deben cumplir con otros requerimientos nutricionales y no nutricionales para poder ser incluidos como alimentos acuícolas, como bajos niveles de fibra, un alto contenido proteico, el perfil apropiado de aminoácidos, una alta digestibilidad de nutrientes, así como la palatabilidad apropiada para maximizar la aceptación e ingesta del alimento (Teve y Ragaza, 2016). Entre las características no nutricionales, la disponibilidad, la sostenibilidad, el precio, la facilidad de procesamiento, el almacenaje, y la funcionalidad (durabilidad, expansión, estabilidad acuosa, y absorción de aceites) son características críticas que deben ser evaluadas.

Varios extractos de plantas y algas como de la Aloe vera, la curcúma, la canela, los propoleos, Chinacea, ajo, té verde, el comino, el jengibre, el quillay, la yuca de Mojave, la microalga Navicula sp, Spirulina, y la Ulvasp., entre otros, ya han sido estudiados y se demostrado sus efectos positivos en las tasas de supervivencia, parámetros inmunológicos y hematológicos, así como en el mejoramiento en la tasa de crecimiento de peces y camarones (Elizondo-Reyna et al., 2016; Güroy et al., 2016, 2014; Su y Chen, 2008; Vallejos-Vidal et al., 2016). Entre estos suplementos dietéticos, los extractores de saponinas de árboles como el quillay (Quillja saponaria) y la yuca del Mojave (Yucca schidigera) han sido comprobados como ingredientes muy prometedores para alimentos acuícolas como promotores naturales del crecimiento (Figura 1).

Las saponinas son clasificadas como sustancias con una gran variedad de beneficios, particularmente en parámetros claves como la ingesta de alimentos, la digestibilidad de nutrientes, la fisiología intestinal, el metabolismo, crecimiento, y salud de individuos. Estos compuestos se encuentran naturalmente en glucósidos de plantas con estructuras esteroides o triterpenoides y poseen las propiedades de detergentes. Sin embargo, en altas concentraciones, es importante notar que las saponinas pueden tener efectos deletéreos en organismos acuáticos, como la reducción de ingesta, inhibición de la toma activa de nutrientes, la reducción de la fertilidad y de la digestibilidad de proteínas (Francis et al., 2005). Sin embargo, también se han reportado efectos benignos de las saponinas cuando son usados en dosis bajas y en la fórmula alimenticia adecuada, por ejemplo, como anticancerígenos, antimicrobianos, reductores de colesterol, moduladores del sistema inmune y la actividad anti-inflamatoria (Francis et al., 2005; Schoenlechner et al., 2008).

Figura 1. Estructura química de dos saponinas, Quillaja Saponaria y Yucca schidigera.

2.1       Beneficios de las saponinas en la absorción de nutrientes, la capacidad digestiva, y crecimiento en especies acuícolas

Uno de los retos más grandes en la acuicultura es el desarrollo de fórmulas alimenticias que reemplacen ingredientes escasos y costosos, como la carne y el aceite de pescado, y que mejoren el índice de conversión de alimentos (IC) y el crecimiento. Las saponinas son suplementos alimentarios ya establecidos, se ha demostrado que aumentan la permeabilidad de pequeñas células mucosa intestinales (Fenwick et al., 1991; Johnson et al., 1986), y por lo tanto aumentan la absorción de alimentos, particularmente de macromoléculas (Serrano, 2013). Además, puesto que actúan como detergentes las saponinas también mejoran la digestibilidad de carbohidratos al reducir su viscosidad (Francis et al., 2001).

También se ha reportado que las saponinas estimulan la actividad digestiva de enzimas como la amilasa, la tripsina, la proteasa alcalina, leucina aminopeptidasa, fosfatasa alcalina, y lipasas (Hernandez Acosta et al., 2016; Serrano et al., 1998), junto con incrementos en enzimas respiratorias como el citocromo c-oxidasa. Estos reportes resaltan el potencial de las saponinas para aumentar la digestibilidad de nutrientes, principalmente proteínas y carbohidratos, mientras que favorecen procesos anabólicos al mejorar el metabolismo aeróbico (Francis et al., 2005).  Varios estudios han demostrado la capacidad de las saponinas para aumentar el crecimiento corporal de peces y camarones cultivados (Figura 2).

Por ejemplo, dietas enriquecidas con saponinas del árbol de Quillaja han mostrado eficiencias metabólicas y pesos corporales más altos en la carpa europea (aumentos significativos del  37.5 to 73.2%), tasas de crecimiento más rápidas (aumentos del  0.7 to 1.18% por dia), y aumentos en los índices de utilización, entre ellos el índice de conversión alimentario (IC), el valor de producción proteica, y la ganancia de proteína mientras se mantenían las rutinas metabólicas (Francis et al., 2002b, 2001; Serrano, 2013).

Resultados similares se han observado en tilapias del Nilo, donde se observaron niveles de retención de energía y lípidos más altos con suplementos de saponinas (Francis et al., 2001). Suplementos con 3% de saponina, especialmente de extractos de Quillaja y Yucca, han mostrado efectos benéficos en la ganancia de masa y tamaño, así como en crecimiento y tasas de supervivencia, y mejores tasas de conversión en el camarón blanco del Pacífico, que llevaron a una mayor producción de biomasa por tanque y un aumento entre el 15 y el 26% en la producción total (Hernandez Acosta et al., 2016; Martínez et al., 2008; Valle et al., 2006; Yang et al., 2015).

Igualmente, el uso de suplementos dietéticos con extractos ricos en saponina de Quillaja y vitamina C, han mejorado la producción y supervivencia de camarones del Pacífico entre un 14% y 15%, respectivamente, en comparación con la administración de alimentos de control (Figura 3). Resultados de otros estudios científicos también han mostrado que el IC puede mejorar hasta en un 23% en camarones alimentados con suplementos dietéticos con saponinas (Valle et al., 2009).

 

Figura 2. Tasa de crecimiento especifico (A) y índice de conversión de alimentos (IC; B) de camarones del Pacífico (L. vannamei) alimentado con una dieta control o una dieta suplementada con saponinas. Las diferentes letras indican diferencias significativas (p<0.05). Adaptado de Hernández-Acosta et al. (2016).

En resumen, los suplementos dietéticos con saponinas tienen beneficios funcionales para las especies cultivadas en acuicultura, particularmente como promotores del crecimiento y salud intestinal, al mejorar la eficiencia de utilización alimenticia.  Se piensa que estos resultados se deben a la mejora en la absorción de nutrientes por intestinos más permeables y con una mayor actividad de enzimas digestivas asociadas a los suplementos con saponinas (Serrano, 2013).

2.2 Beneficios de las saponinas en el sistema inmune y la resistencia a patógenos

La propagación de enfermedades es uno de los problemas más grandes en la acuicultura de camarones. Enfermedades que usualmente son el resultado de la baja calidad del agua, altas densidades de camarones, desbalances nutricionales, y la falta de medidas de bioseguridad asociadas con el comercio de animales vivos que pueden estar enfermos entre distintas instalaciones Bachère, 2003; Karunasagar y Ababouch, 2012; Páez-Osuna, 2001; Rosenberry, 1998). Los estanques de camarones son susceptibles a la invasión de varios tipos de patógenos incluyendo, protozoos, hongos, y bacterias. Sin embargo, las mayores amenazas vienen de la propagación de infecciones virales, las cuales han causado grandes pérdidas en varios países productores de camarones en el sudeste asiático (Taiwán, China, Indonesia, e India) y en Sur America (Ecuador, Honduras y México) (Páez-Osuna, 2001).

Las cinco infecciones virales más importantes que afectan la acuicultura de camarones incluyen, la necrosis infecciosa hipodérmica y hematopoyética (IHHN), el virus de la cabeza amarilla (YHV), el síndrome del Taura (TSV), el síndrome del virus de la mancha blanca (WSSV), y la mionecrosis infecciosa (IMNV) (Karunasagar y Ababouch, 2012; Seibert y Pinto, 2012).

Actualmente, las medidas preventivas son la mejor forma de reducir la propagación de infecciones virales, ya que no hay tratamientos efectivos para pandemias virales en las instalaciones de crianza de camarones (Seibert y Pinto, 2012). Por lo tanto, es de vital importancia mantener una calidad de agua óptima y mejorar la respuesta inmune de los camarones. Compuestos inmunoestimulantes, de fácil administración en los alimentos, puede ser una solución para atenuar el problema de las enfermedades infecciosas y por lo tanto mejorar los rendimientos de producción (Apines-Amar y Amar, 2015; Barman y Nen, 2013; Dawood et al., 2017; Sahu y Sivakumar, 2010; Wang et al., 2017).

Los inmunoestimulantes son definidos como compuestos que ‘mejoran la respuesta inmune innata ó no específica al interactuar directamente con las células del sistema inmune, al activarlas’ (Barman y Nen, 20013). Varios compuestos han sido administrados como inmunoestimulantes en instalaciones acuícolas para mejorar la salud de los camarones, entre ellos: peptidoglicanos, lipopolisacaridos, oligosacáridos, vitaminas, nucleótidos, péptidos antibacteriales, citokinas, prebióticos, y extractos herbales de plantas y algas (Barman y Nen, 2013; Seibert y Pinto, 2012; Wang et al., 2017). En langostinos, varios modos de acción de estimulantes han mostrados que (i) mejoran la fagocitosis de patógenos a través de la activación de celulas fatociticas en la hemolinfa, (ii) aumentan las propiedades antibacteriales y antisepticas de la hemolinfa, (iii) y activan las señales de transducción y la actividad de la enzima profenoloxidasa (revisado por Wang et al., 2017).

Más específicamente, se ha reportado que extractos de plantas han mejorado propiedades inmunes no específicas como la función de los leucocitos, los cuales actúan en un espectro más amplio de patógenos. Sin embargo, varios factores deberían tenerse en cuenta al momento de administrar inmunoestimulantes ya que su eficiencia depende tanto de los tiempos de administración, como la dosis, y el modo de acción (Wang et al., 2017).

Las saponinas se pueden encontrar entre extractos de plantas que han demostrado mejorar la respuesta inmune de camarones y su resistencia a patógenos (Su y Chen, 2008). La modulación inmune inducida por las saponinas está aparentemente relacionada con (i) la inducción de citocinas como la interleukina e interferones, (ii) la formación de complejos entre las saponinas y antígenos, y su incorporación en la célula or membrana endoplasmática, que exponen los antígenos a proteasas citosólicas (las cuales podrían ser expuestas a una degradación digestiva), y (iii) la inhibición de procesos no específicos como inflamación y proliferación monocítica (ver Francis et al., 2002b). Camarones infectados con Vibrio alginolyticus y que han sido sumergidos en soluciones con saponinas han mostrado un aumento en la actividad fagocitica, una mayor eficiencia al eliminar la infección, mayores tasas de supervivencia, una mejor la capacidad inmunomoduladora gracias a las saponinas.

También, se ha demostrado que parametros inmunologicos, como las células hialinas, el conteo total de hematocritos, la actividad específica de la ?2-macroglobulina, capacidad respiratoria, y la actividad de enzimas antioxidantes aumentan gracias a los suplementos con saponinas (Figura 3; Su y Chen, 2008). Otros estudios también han mostrado un mejoramiento en la eliminación de bacterias en la trucha arcoiris (Grayson et al., 2008), así como el mejoramiento de la actividad quimiotáctica de los leucocitos amarillos (Ninomiya et al., 1995). Un estudio hecho en el camarón gigante de río también demostró que las saponinas pueden modular el sistema inmune al incrementar el conteo de hepatocitos, y por lo tanto, aumentar la resistencia a enfermedades (Yeh et al., 2006). Además del provado efecto inmunológico de las saponinas, también se ha demostrado que estas son buenas co-adyuvantes de vacunas (Cheeke, 2000), de tener propiedades antifúngicas, de reducir la replicación viral, y de reducir los detrimentales de protozoos debido a su efecto detergentes en la membrana celular (Cheeke, 2000; Francis et al., 2002a; Moghimipour y Handali, 2015). Tales propiedades son importantes para reducir la carga de parásitos internos en la crianza de camarones.

 

Figura 3. Sobrevivencia (A) y conteo total de hematocritos (B) de camarones del Pacífico (L. vannamei) sumergido en suspensión de saponina de Quillaja a diferentes concentraciones durante 5 días. Las diferentes letras indican diferencias significativas (p<0.05). Adaptade de Sun y Chen (2008).

2.3 El uso de las saponinas para reducir la carga de nutrientes en los efluentes de camarones

La acuicultura de camarones es una de las mayores fuentes de polución en las áreas costeras tropicales y subtropicales debido a las descargas de materiales desde los estanques de crianza, creando grandes cantidades de nitrógeno que excretan los animales como resultado del metabolismo proteico (Walsh y Wright, 1995). El amoníaco, así como los productos de nitrato son altamente tóxicos para animales como peces y crustáceos (Páez-Osuna, 2001; Santacruz-Reyes y Chien, 2009), y deberían ser mantenidos al mínimo para mantener el bienestar de los animales y maximizar la supervivencia de camarones.

El detrimento de la calidad del agua debido al exceso de amoníaco es el mayor problema en la acuicultura de camarones y está asociada con colapsos en la producción de camarones, sobre todo debido a la rápida propagación de enfermedades y el estrés fisiológico (Bailey, 1997). Además, el exceso de nutrientes puede llevar a la eutrofización de los ecosistemas costeros, causando grandes matanzas (Abu-Elala et al., 2016; Burford y Longmore, 2001). Por ejemplo, desechos entre 44 a 66 kg de nitrógeno y entre 7.2 a 10.5 kg de fósforo, son producidos por cada tonelada de pescado cultivado (Strain y Hargrave, 2005). Varias soluciones innovadoras y tecnologías se han propuesto para mitigar la polución inducida por los efluentes de estos estanques, como IMTA, mejoramiento de diseños, la construcción de estanques de amortiguamiento, y biorreactor o biofiltros, además del uso de agentes reductores para tratar los efluentes de agua y reducir la tasa de intercambio de agua (Páez-Osuna, 2001; Santacruz-Reyes y Chien, 2012).

Sin embargo, el costo elevado de estas tecnologías, la mala planeación, y la falta de regulaciones pueden afectar el uso de estos métodos innovadores. Por lo tanto, una forma clara de reducir la descarga de nutrientes en los ecosistemas costeros, podría ser el mejorar la composición nutricional de los alimentos, puesto que se pueden cumplir con los requerimientos dietarios y el bienestar de los animales con estos aditivos (Páez-Osuna, 2001).

Desde este punto de vista, el uso de saponinas como aditivos alimenticios presenta un gran interés puesto que los extractos de plantas que contienen saponinas y glico componentes son capaces de capturar amoníaco y mediar en la conversión de amoníaco a nitritos y nitratos, el último una forma química del nitrógeno mucho menos tóxica (Cheeke, 1996; Headon y Dawson, 1990). Además, HCO3 puede reaccionar con el amoníaco para formar urea en la presencia de saponinas (Yeh et al., 2006). Los extractos de Yucca se han usado exitosamente en la crianza de ganado para controlar la acumulación de amoníaco en las instalaciones y reducir el olor de este (Wallace et al., 1994).

De acuerdo con este último estudio, los extractos de Yucca tambien se podrian usar en las instalaciones acuícolas. Bioensayos con peces y camarones en sistemas de agua dulce y agua salada han demostrado que los extractos de Yucca y Quillaja reducen las concentraciones de amoníaco cuando se usan como aditivos alimenticios o como extractos líquidos en tratamientos para el agua (Francis et al., 2005; Güroy et al., 2014; Santacruz-Reyes y Chien, 2012, 2009; Sarkar, 1999a). Por ejemplo, un extracto de Yucca añadido a 6mg.L-1 cada 15 días a un sistema de peces o camarones puede lograr una reducción del 58-60% en amoníaco cuando se compara con sistemas de control (Sarkar, 1999a, 1999b).

En otro estudio, la adición de extractos de Yucca en una concentración de 430 mg.L-1 a tanques de 30 L in un sistema de agua recirculada alcanzó una reducción de hasta el 82% en la concentración de amoníaco (Tidwell et al., 1992). Aun así, la inhibición de lixiviación de amoníaco de las heces y los desechos de alimentos, fue más eficiente cuando estos extractos se usan como aditivos alimenticios y no como tratamientos acuosos.

3. Conclusión

Las saponinas son aditivos alimenticios ya establecidos de gran importancia en la acuicultura . En general, y tomando en consideración los efectos positivos de las saponinas en la digestión y crecimiento de individuos particularmente en el camarón blanco del Pacífico, la evidencia científica que muestra como las saponinas pueden contribuir notablemente e impulsar la acuicultura de camarones y su rentabilidad es abrumadora (Figura 4).

Adicionalmente, las saponinas han demostrado tener efectos positivos en el sistema inmunológico de especies acuáticas y en su resistencia patógenos. La introducción de saponinas en los alimentos es por lo tanto un paso de mucha relevancia para mejorar el bienestar de los animales, controlar enfermedades infecciosas, y seguir avanzando en estrategias de manejo saludables en la producción acuícola (Barman y Nen, 2013).

Por último, el uso de saponinas en fórmulas alimenticias puede ayudar a los acuicultores de peces y camarones en sus estrategias para el manejo de amoníaco (Santacruz-Reyes y Chien, 2010), y por lo tanto contribuir en el establecimiento de procesos de producción amigables con el medio ambiente y alcanzar las metas de desarrollo sostenible acordados en las Naciones Unidas para el 2030.

En resumen, las propiedades reconocidas de las saponinas como promotores del crecimiento, inmunoestimulantes, en el control de parásitos, y en la reducción de amoníaco ayudarán a los productores de mariscos a alcanzar no solo mayores niveles de producción y rentabilidad, sino que también los ayudarán en el establecimiento de estrategias de manejo más saludables y procesos de producción más amigables con el ambiente.

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