Durante el cierre de la presente edición, nuestro país transita por uno de los pasajes más oscuros de su historia.  Una medida económica anunciada por el Gobierno nacional motivó el correspondiente reclamo de diversos actores sociales. Sin embargo, lo que pudo haber sido una expresión de rechazo plenamente justificada debido a la falta de un anuncio oportuno de medidas de compensación como contraparte, fue aprovechado por individuos con oscuros intereses, motivados por sus ansias desestabilizadoras en busca de recapturar al país bajo su mando.

Lo cierto es que esta situación no distingue entre ganadores y perdedores, pues los ecuatorianos en su conjunto hemos sacrificado momentos de pacífica convivencia debido a los actos vandálicos y criminales impulsados por una minoría que, aun sabiendo las pérdidas económicas millonarias que genera esta situación, se empecina en imponer su voluntad a la fuerza.

En este contexto, el sector camaronero levantó su reclamo por la grave afectación al legítimo derecho de toda la ciudadanía a trabajar en paz como único medio de conseguir el bienestar para los suyos.  Mientras las autoridades trabajan para retomar el control de vías y apaciguar los enfrentamientos entre manifestantes violentos y la fuerza pública, la Cámara Nacional de Acuacultura activó diferentes mecanismos de coordinación para evitar mayores afectaciones a las vías de movilización de nuestro producto.  Al momento de la redacción de este editorial no se reportan situaciones que lamentar y, por el contrario, poco a poco retomamos el normal desenvolvimiento de nuestras actividades.

Lo descrito anteriormente sin duda debe invitar a nuestro país a una profunda reflexión respecto del modelo de desarrollo que perseguimos.  Si bien las finanzas públicas requieren de un saneamiento que elimine fallidos beneficios económicos que no estaban adecuadamente focalizados, como el caso de los precios de los combustibles, el Estado no debe detener sus esfuerzos por aliviar la carga de la nómina burocrática, pues aún contamos con un tamaño gigantesco si se compara con el producto interno bruto.

De igual manera, en la búsqueda de un modelo de desarrollo que se base en la inversión y la generación del empleo, las autoridades del Ministerio de Finanzas deben acelerar la toma de decisiones respecto de varios asuntos relacionados a la competitividad de los sectores productivos.  En lo particular, nuestro sector aun paga impuesto al valor agregado en todos sus insumos y bienes de capital a pesar de que ha transcurrido más de un año de haberse modificado la Ley Orgánica de Régimen Tributario Interno que nos faculta, como actividad acuícola, a equiparar ese beneficio al igual que lo ha tenido el sector agrícola.  Lo mismo sucede con el Comité de Política Tributaria que tiene hace meses el pedido del sector camaronero relacionado con el impuesto a la salida de divisas a sus materias primas y equipos, sin un pronunciamiento favorable.

En ese mismo ámbito el Comité de Comercio Exterior (COMEX) emitió una resolución que desgrava una serie de subpartidas arancelarias para algunas cadenas productivas entre ellas, la acuícola.  Si bien la medida es perfectible pues el listado original enviado por el sector camaronero no fue acogido en su totalidad, la intención de restarle cargas impositivas al sector productivo generador de riqueza y empleo es apropiada

La asignación de recursos para la seguridad ciudadana, ahora disponibles luego de las medidas económicas anunciadas, debe ser una inmediata decisión de las autoridades puesto que no es posible buscar la generación de más empleo cuando el trabajador tiene miedo de ir a las camaroneras por el riesgo de ser asaltado por delincuentes en el golfo de Guayaquil, en el Archipiélago de Jambelí o en las carreteras.

La ciudadanía ha demostrado estar del lado de la democracia, así como su disposición al diálogo con respeto para solucionar sus diferencias.  Ha llegado el momento de la toma de decisiones trascendentales respecto del modelo de sociedad que queremos.  Un modelo alejado del populismo y el clientelismo hacia un modelo más incluyente, que ofrezca posibilidades para todos los emprendimientos en el que prime la libertad para motivar el desarrollo de nuestra gente basado, principalmente, en el esfuerzo y el trabajo.  Para ello, el Ecuador nunca dejará de contar con nosotros.

José Antonio Camposano
Presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA)

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