Un invernadero equipado con tecnología de iluminación lLED de última generación. Efeagro

Los invernaderos regulan cada uno de sus parámetros al milímetro, desde la temperatura y la humedad del ambiente hasta la distancia entre las plantas. Una estrategia enfocada a la productividad que proyectos de investigación, como los desarrolladºos por Signify, intentan concretar aún más a partir de sistemas de iluminación con tecnología LED.

En 2019, España contaba con 70.744 hectáreas de invernaderos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), un sistema de cultivo con el que se ha logrado mayor rendimiento por superficie y desestacionalizar la producción de muchos cultivos, lo que motiva a los investigadores a continuar sus proyectos de cara a un sector que gana terreno cada año.

CULTIVOS VERTICALES

Además, dentro de esta categoría se encuentran los proyectos de agricultura urbana (o cultivos verticales), que permiten hacer crecer plantas en entornos de interior sin luz solar (en los que por tanto es clave el tipo de iluminación), adecuados para la propagación de plantas jóvenes y para la producción integral de cultivos sin necesidad de aplicar pesticidas.

Un ejemplo de estas iniciativas es Philips Horticulture LED Solutions, que ha conducido al desarrollo de infraestructuras para mejorar la eficiencia energética con sistemas LED (diodos emisores de luz), ya que, «con la misma cantidad de energía, producen más luz y menos calor radiante», explica la directora de este programa de investigación, Esther de Beer.
Con el sistema de LED, observaron que se puede aplicar a las plantas más intensidad de luz, con un 67 % menos de calor radiante que el producido por la  iluminación de sodio alta presión-aunque recuerdan que ha de ir acompañado de una gestión de la temperatura ambiente en el invernadero y de la humedad-, y un mejor resultado en términos de calidad del producto.

DISTINTOS SEGMENTOS

De acuerdo a la misma fuente, sus fórmulas de iluminación se pueden adaptar a distintos segmentos de la horticultura, como la producción de verduras, la producción de plantas jóvenes, flor cortada, plantones y viveros, según se adapten parámetros como el nivel y espectro lumínicos, la uniformidad requerida, la posición y el tiempo de exposición a la luz.

Este proyecto, sumado a un estudio sobre las condiciones climáticas, ha permitido cumplir los «resultados esperados, además del ahorro energético».

Para implementar este sistema de iluminación, hay que tener en cuenta aspectos como el espacio, la tecnología o la inversión en tiempo y dinero. Por ejemplo, una instalación agrícola es adecuada para entornos cerrados de más de 2.000 m2, con alta tecnología y sistemas de riego, climatización y logística y procesos de crecimiento y líneas de producción adaptables a cada cultivo.

Y una cámara climatizada está destinada a producción a pequeña escala, como las plantas jóvenes o la investigación en iluminación, que puede colocarse en una superficie de entre 20 y 30 metros cuadrados y tener resultados con rapidez.
Si se trata, por ejemplo, de una instalación agrícola de menos de 1.000 m2, se puede integrar en un edificio o pabellón existentes para obtener una producción a pequeña escala, con un nivel de inversión intermedio y relativamente fácil de poner en marcha.
Expertos en agricultura urbana de Signify recuerdan que -independientemente del tamaño de la infraestructura- también hay que tener otros aspectos en cuenta a la hora de desarrollar de forma adecuada una granja vertical y que no son otros que la creación del clima, la iluminación y el espacio correctos.

SENSORES Y CONTROL POR INTERNET

Lo más importante al iniciar una cultivo de interior es contar con un agricultor que sepa conducir todo el proceso en ese entorno, poniendo el foco en que las nuevas tecnologías (de sensores) y el IoT (Internet de las cosas) «ofrecen grandes oportunidades para la agricultura de interior» siempre que el productor pueda emplearlas.

CULTIVO, ILUMINACIÓN, AIRE Y CLIMATIZACIÓN

A partir de ahí, señala que las claves que conducen al éxito de este tipo de explotaciones son la selección del cultivo; la selección y el diseño integrado de la iluminación; el diseño del flujo de aire y climatización; las estrategias de espaciado de plantas; la logística y automatización de cultivos; el riego y nutrientes; los datos, sensores, el control y el software; la elección del sustrato y el público de destino.

A la hora de analizar los resultados obtenidos con esta tecnología, los expertos del módulo de producción LED GreenPower 3.0 (en el centro de investigación GrowWise de Signify) han detectado cómo pueden transformar las coloraciones verdes en rojizas justo antes de la cosecha.
«Es quizás la prueba más fehaciente de cómo una receta de luz dinámica puede mejorar el modelo de negocio de un agricultor», aseguran los investigadores del proyecto Céline Nicole, Thijs van den Bergh y Angela van der Heide.
Según apuntan, en interiores se puede utilizar la luz dinámica y de un cogollo de hojas verdes y eficientes fomentar el desarrollo de pigmentos rojos directamente antes de la cosecha», lo que facilita que los productores obtengan «mayor rendimiento» y cultivos «más sanos y con colores más vivos».

En otros casos, han probado que pueden reducir las concentraciones de nitratos en verduras de hoja, como espinacas y lechugas, lo que es «especialmente útil en países en los que los productores se enfrentan a límites de fertilizantes muy estrictos» y «difíciles de cumplir durante ciertas épocas del año».

Y han logrado casi duplicar el contenido en vitamina C de la rúcula y prolongar el tiempo de conservación en hasta seis días con tratamientos previos a la cosecha.
Como tecnología, los LED están integrados en un sistema y pueden ayudar a controlar el resto de las prestaciones de la instalación, razón por la que Signify recuerda que ofrecen «mucho más que luz».

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