Hace algunas semanas se publicó una nota de prensa sobre los resultados de un proyecto de investigación adelantado por AGROSAVIA, CENIGAA, CORHUILA y la Gobernación del Huila; en esta ocasión para hablar del mismo tema, hemos invitado a dos personas que viven el problema de achaparramiento del maíz, todos los días durante su cultivo; ellos son Daniel Francisco Godoy Cortés ingeniero agrónomo, asistente técnico y productor de maíz y Arnulfo Fonseca Murcia, agricultor y en los últimos años dedicado al cultivo de maíz.

Nuestra primera pregunta para el Ingeniero Godoy fue: ¿Cuál es el principal problema del achaparramiento del maíz?, la respuesta de nuestro entrevistado es tajante: en el Huila, el problema del achaparramiento fue el desconocimiento que teníamos los productores y los asistentes técnicos sobre lo que estaba pasando… estábamos dando palos de ciego, dijimos que era un virus…, bueno le echamos la culpa a todo.

Una vez los investigadores de AGROSAVIA empezaron a darnos la información de lo que estaba pasando, los resultados también fueron cambiando, ya supimos cuál era el problema, quien lo origina, qué pasa, cuál es el comportamiento y qué estaba sucediendo en la planta, es decir los investigadores se dieron cuenta que no era un virus, nos cuenta el ingeniero Godoy, y continúa diciendo: nosotros, haciendo referencia a los asistentes técnicos, nos dedicamos a transmitir la información que vimos en los ensayos de campo y los resultados que los investigadores estaban generando; fueron muchas las reuniones, días de campo donde hicimos discusiones para entender lo que estaba pasando; así fuimos adquiriendo ese conocimiento.

Una vez los investigadores generaron resultados e información, nos dimos cuenta de que no tenemos tolerancia varietal, no tenemos un control sobre la bacteria, es decir sobre los molicutes, entonces tenemos que hacer el control sobre el vector, continúa explicando el ingeniero Francisco: “mijo eso es con la escopeta al hombro”, monitoreando y si lo encontramos lo vamos controlando. Yo considero que la ventana de la potencialidad de infección que tiene el Dalbulus es en emergencia, si el insecto infectado pica el fosforito, ahí le deja las bacterias y ya no hay control, es lo que tenemos que evitar. Por eso nosotros estábamos mirando el cultivo dos o tres veces a la semana para saber si había presencia del Dalbulus. Ese control hay que hacerlo por lo menos hasta el V7 (séptima hoja).

Ya establecida la metodología de manejo para controlar este vector, hicimos aplicaciones hasta más o menos los primeros 35 días de edad del cultivo; inicialmente hemos hecho un preparado de ajo y ají que se utiliza como repelente y cuando es necesario hacer el control químico, han sido más o menos dos aplicaciones con un imidacloprid sistémico o un neonicotinoides. Claro que en mi cultivo jugamos a no ver el insecto, apenas encontrábamos así fuera uno; aplicábamos, nuestra misión era no verlo en el cultivo.

El ingeniero Francisco insiste en que la aplicación de un compuesto de ajo y ají como repelente fue fundamental en su cultivo, que incluso lo usaron desde preemergencia y en todas las aplicaciones que hicieron al cultivo incluyeron este repelente. Hay que complementar con análisis de suelos, una buena fertilización, el control eficiente de arvenses, en términos generales el agricultor debe estar permanentemente observando el cultivo, todo esto funciona bien si se establecen las épocas de siembra, no podemos tener en la región maíces de todas las edades, eso es mortal; no voy a decir que no se infecta ninguna mata, sí, alguna que otra no se escapa al insecto, pero tenemos que aprender a convivir con el problema.

La investigación debe seguir, hay muchas cosas que hacer aún, y más difíciles de las que ya estamos haciendo, pero con lo que se ha hecho, vamos a dejar de cosechar dos toneladas y estamos pasando a un rendimiento muy superior, es decir la inversión vale la pena, el cultivo de maíz bien manejado es muy rentable, afirma el ingeniero Godoy.

Quiero recomendarles a los agricultores de otras regiones del país, para enfrentar este problema; que tengan asistencia técnica, que le hagan caso al asistente. A los asistentes técnicos les recomiendo que se capaciten en este tema, no es fácil, pero con dedicación se puede manejar.

Después del encuentro con el ingeniero Francisco, buscamos a Arnulfo Fonseca Murcia, un agricultor huilense, un hombre que como otros colombianos se ha dedicado toda la vida a labrar la tierra y a hacerla parir alimentos. Nos cuenta que, en su vida como productor, ha sembrado yuca, arroz, ahuyama y maíz entre otras especies.

Arnulfo narra su experiencia con el achaparramiento del maíz: nuestro problema es que no sabíamos que era lo que estaba pasando, seguíamos cultivando, pero con total desconocimiento, le echamos la culpa a la semilla, a la atmosfera infectada, que era el clima, comenzamos a aplicar químicos cada 8, cada 15 días y la verdad no teníamos mucho resultado, las consecuencias eran serias, estábamos perdiendo entre el 60 y el 70 % de la cosecha.

Por esos días llegó AGROSAVIA; ellos nos contaron que con otras instituciones y la gobernación estaban buscando solución para ese problema, continúa diciendo Arnulfo, con ellos sembramos una hectárea de maíz y empezamos a hacer monitoreo y ellos a investigar qué era lo que estaba pasando, había varias preguntas, ¿por qué la mata se quedaba pequeña?, ¿por qué no cuajaba la mazorca? o si cuajaba ¿por qué el grano se quedaba pequeño?, entre muchas otras inquietudes, pero poco tiempo después nos dieron el primer resultado: el problema era un insecto.

Los investigadores nos contaron que este insecto produce unas bacterias que se llaman molicutes y que esas bacterias son las que estaban dañando nuestros cultivos; entonces teníamos que definir como controlar ese insecto. Para eso debíamos tener en cuenta varios aspectos, lo primero es tener fechas de siembra programadas, no extendernos a sembrar todo el tiempo, unos en un tiempo y otros en otro, hay que tener periodos de veda, en eso nos colaboró el ICA y fue la base para el control.

Ya en campo hay que hacer monitoreo, se inicia cuando el maíz germina, tenemos que hacerlo permanentemente para determinar por donde entra al lote y encontrar los focos para hacer el control. Para un control eficiente es importante tener en cuenta dos cosas, que el maíz tenga la humedad adecuada y que esté bien fertilizado, hay que hacer análisis de suelos y establecer un plan de fertilización, eso nos permite tener un cultivo fuerte y resistente; una vez detectamos el Dalbulus aplicamos una molécula insecticida de acuerdo con las recomendaciones del asistente técnico conocedor de este manejo.

Nosotros aplicamos en los focos que íbamos detectando, no hacíamos aplicaciones generalizadas al lote, muy diferente a lo que hacíamos antes de conocer lo que estaba pasando, ya con este conocimiento solo hicimos dos aplicaciones a todo el cultivo y fueron en los primeros días, a partir de las 2 o 3 primeras hojas y hasta la séptima, ahí es donde se tiene el mayor riesgo, en nuestro caso fue una aplicación a los 15 y la otra a los 25 días.

Si hacemos esos pasos bien hechos; hasta ahora es el mejor sistema de manejo que tenemos para el achaparramiento, si queremos tener una buena cosecha; por eso le recomiendo a los productores que establezcan los periodos de siembra y que seamos disciplinados en eso, mantener la humedad, fertilizar y hacer monitoreo, esos son los pasos importantes para controlar el achaparramiento.

Les cuento, dice don Arnulfo, que después de estar perdiendo el 60 o 70 % de la cosecha por esta enfermedad; cuando empezamos aplicar estos pasos, en la primera cosecha saqué siete toneladas, en la siguiente, saqué siete y media y estoy esperando el próximo periodo para volver a sembrar. A mis colegas agricultores, les quiero recomendar que no olviden que la disciplina nos llevará a superar las dificultades.

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