Ing. Agr. Victor Hugo Quimi Arce PhD.

Con los avances tecnológicos del Premio Nobel de la Paz 1970, Norman Borlaug, por sus resultados exitosos sobre el mejoramiento del maíz, se evidenció un uso constante y dinámico de productos llamados agroquímicos y / o pesticidas para el control de plagas y enfermedades, como uno de los componentes en un manejo integrado de los problemas fitosanitarios que afectan a los cultivos a nivel mundial.

Siempre se comentó que estos productos debían utilizarse en última instancia cuando otros métodos de control no logran los resultados esperados, tales como el control cultural, el físico, biológico y el mejoramiento varietal, propendiendo por lo tanto a una aplicación racional de los agroquímicos, dada la preocupación del impacto de los mismos en el ambiente y la salud de los trabajadores del agro y del consumidor final.

Esta consabida preocupación ha llevado a estudios minuciosos para determinar la trazabilidad de los pesticidas, establecer límites máximos de residuos (LMR) de acuerdo al codex alimentarius y la re -entrada a los cultivos aplicados con pesticidas, llegando a extremos con las restricciones al uso de los agroquímicos, con aplicaciones dirigidas y supervisadas por técnicos, hasta la misma cancelación de los registros, sin respuesta por parte de ,los organismos de control para el empleo de alternativas con productos sustitutos o nuevas metodologías de control, en una disputa constante para lograr reducir la carga química en los cultivos.

Desde este momento se da la oportunidad para impulsar estudios e investigaciones orientadas hacia la BIO – TECNOLOGÍA, buscando afanosamente que organismos biológicos como bacterias, hongos, virus, insectos y nematodos parásitos o predadores puedan incorporarse en programas de control eficientes y seguros. Con este mismo objetivo, también se investiga en otros ámbitos para encontrar en la farmacopea vegetal compuestos que actúen directamente sobre plagas y enfermedades o a través del estímulo de fitoalexinas para incrementar las defensas naturales de las plantas.

Capítulo aparte merece la aplicación de nutrientes principalmente vía follaje para reforzar las paredes celulares, engrosar la cutícula de las hojas y frutos o por otros medios, para reducir la posibilidad de que los organismos que atacan a las plantas, puedan penetrar o causar mayor daño a las mismas, debiendo citar el rol de algunos elementos como calcio, silicio, cobre, zinc, azufre, boro, etc., productos que también contribuyen con la nutrición de las plantas y por ende propendiendo a un mayor vigor y fortaleza de los vegetales.

A esto también debemos agregar los trabajos tendientes a encontrar feromonas o atrayentes sexuales, como otra alternativa válida para utilizarlos en trampas y reducir el impacto sobre todo de insectos plagas.

Finalmente debemos incluir los últimos estudios relacionados con las investigaciones de los genomas de las plantas, que bajo la metodología CRISPR con los aislamientos de genes, se puede obtener cultivos resistentes a plagas y enfermedades, modificando el ADN, sin que estos sean transgénicos.

Los adelantos en materia de bio – tecnología son impresionantes, y para ilustrar citaremos varios ejemplos de lo que la ciencia ha descubierto e implementado como tecnología aplicada con resultados muy promisorios.

Las investigaciones de los lipopéptidos de Bacillus subtilis contra algunos hongos, demuestran una gran efectividad en el control de Magnaporthe oryzae, Rhizoctonia solani y Mychosphaerella fijiensis, dando la pauta para ampliar las investigaciones en cultivos como arroz, papa, otras solanáceas y banano, perfilándose por lo tanto el B. subtillis como un agente bio – controlador en cultivos de importancia económica.

De la misma manera, el empleo de extractos vegetales ha llevado a la industria al desarrollo de importantes compuestos que actúan en forma de repelentes de insectos como lo es el extracto del árbol de Neem, otro ejemplo lo constituye el extracto del árbol de té, Melaleuca alternifolia, que ayuda en el control de algunos hongos como mildiú, fusariosis, tizones, roya del cafeto y la sigatoka del banano, estimulando a la planta a aumentar sus defensas naturales y aliviarse del estrés causado por hongos y bacterias.

Así queda demostrada la influencia de la BIO – TECNOLOGÍA en los avances científicos que podrían abrir nuevas ventanas para ir en búsqueda de soluciones naturales que permitan reducir la carga química y encontrar alternativas más seguras, más sanas y amigables con el ambiente, sin descartar como última instancia el uso racional de los agroquímicos.

 

 

 

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