La salmonelosis es provocada por bacteria Salmonella gallinarum, que se transmite entre aves, por contacto directo con individuos infectados o con sus excrementos; cuando ingresa al cuerpo del animal infecta su sistema digestivo y se disemina a otros órganos. En el Laboratorio de Patología Aviar de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) se probó el superpoder del aceite esencial de orégano para tratar la enfermedad, ya que disminuyó la infección y mejoró la postura de huevos en gallinas afectadas.
En el mundo se conocen cerca de 2.600 serotipos de Salmonella,de los cuales unos 1.500 están relacionados con la contaminación de alimentos como pollo, carne de res, productos lácteos y huevos, que provoca síntomas como diarrea, fiebre y dolor abdominal; otros habitan el cuerpo de los animales (hospederos) sin mostrar ningún síntoma de la enfermedad.
Sin embargo también hay serovariedades específicas de algunos hospederos, entre ellos S. gallinarum, causante de la salmonelosis o tifosis aviar. Aunque esta bacteria no se transmite a los seres humanos, sí contagia a las especies de aves de corral como gallinas y pollos, lo que genera cuantiosas pérdidas económicas para la industria avícola.
La profesora Diana Marcela Álvarez Mira, coordinadora del Laboratorio de Patología Aviar de la UNAL, lleva años investigado diferentes cepas de Salmonella, y explica que lo que ocurre con este serotipo es que enferma a las aves provocándoles diarrea, fiebre y depresión, y en algunos casos muerte súbita.
Partiendo de lo natural
La profesora Álvarez y su grupo de investigación han adelantado un riguroso e interesante trabajo que consistente en explorar el potencial de productos naturales como los fitobióticos (extraídos de las plantas) y los ácidos orgánicos en el control de bacterias como S. gallinarum.
Su apuesta más reciente ha sido aportar al control de la enfermedad a través de alternativas como los eubióticos, que son compuestos o aditivos alimentarios considerados como beneficiosos para la salud intestinal y el bienestar general de los animales.
En este caso probaron 3 mezclas: una con solo aceites esenciales de orégano (EUB1), otra que también incluía ácidos orgánicos como el ácido fórmico y el láctico (EUB2), y una tercera con aceites esenciales, ácidos orgánicos y beta-glucanos (EUB3).
“La idea es encontrar alternativas naturales que nos permitan controlar la enfermedad sin recurrir a los antibióticos, y al mismo tiempo mitigar el problema de la resistencia antimicrobiana”, anota la experta.
Compuestos prometedores
Para probar la eficacia de las mezclas de los aditivos alimentarios se infectaron 40 gallinas ponedoras de 25 semanas de edad con una cepa de campo de S. Gallinarum. Las aves se dividieron en cinco grupos: un grupo control negativo sin infección ni tratamiento; un grupo control positivo infectado sin tratamiento; y tres grupos infectados que recibieron cada una de las mezclas.
Después de 10 semanas los grupos de gallinas tratadas con eubióticos mostraron una reducción significativa en el número de aves positivas para S. Gallinarum frente al grupo control positivo sin tratamiento. “Particularmente la mezcla de EUB2 (aceites esenciales más ácidos orgánicos) mostró una reducción del 61 % en los resultados positivos”, explica la profesora Álvarez.
Aunque los beneficios incluían la disminución de la presencia de la bacteria, las gallinas tratadas también mostraron un mejor desempeño productivo, en términos de consumo de alimento, postura y conversión alimenticia; de hecho, durante el periodo evaluado los grupos EUB1 y EUB2 produjeron 11 huevos más por ave alojada que el grupo control positivo.
La investigadora también destaca que los análisis de los exámenes histopatológicos (de tejidos) arrojaron que las aves tratadas sufrieron menos lesiones y daños en sus órganos internos que las aves infectadas sin tratamiento.
“Hicimos las necropsias, tomamos órganos como hígados, bazos y folículos, y les asignamos un puntaje de lesión para saber qué tan enfermos o lesionados estaban”.
“Sometimos los datos a análisis estadísticos, y consideramos que la importancia de este estudio es que demuestra que estos productos sí tienen un efecto benéfico y protector; reducen mucho la infección de los animales y el efecto patógeno de la enfermedad”, indica la líder del grupo de investigación.
Con estos resultados, el siguiente desafío es explorar a través de otros estudios cómo optimizar las fórmulas de los aditivos alimentarios, y además entender mejor los mecanismos de acción contra la bacteria. La profesora Álvarez precisa que “es importante seguir indagando sobre diferentes estrategias de control naturales que puedan ayudar a mejorar tanto la sostenibilidad como la inocuidad de la producción avícola”.