Esta frase, más vinculada a la política, bien nos sirve para analizar posibles acciones que favorezcan el crecimiento de pequeños productores, especialmente agrícolas.
Cerca del Valle de Loira en Francia, un amigo que tiene 75 años tiene su “domaine” de aproximadamente 5 hectáreas en el que tiene un pequeño viñedo. Por su edad trabaja lo mínimo. Le pregunté quien maneja su finca y me dijo que él con el apoyo de los técnicos de su cooperativa.
La cooperativa a la que se pertenece le presta servicios técnicos, administrativos y financieros para que pueda obtener un producto de calidad. Llegada la cosecha, le compra la uva, produce el vino, lo exporta y a mi amigo le liquida sus ganancias. Así como él, habrá 50 pequeños productores más.
En Ecuador es casi imposible que varios productores se unan para emprender en algo semejante. La mayoría de las “cooperativas de producción” o de productores comunitarios, se unen por iniciativa de alguna ONG o de una entidad de desarrollo, difícilmente por iniciativa propia.
Ahora les cuento lo que pasa en Ecuador con unos productores de balsa.
Como saben, el 99% de la balsa se exporta. Acá queda muy poca para artesanías y modelismo. Los cinco mayores exportadores de balsa del mundo están en Ecuador.
Revisando la estadística de exportaciones, un m3 de un producto específico de balsa, se exporta en más o menos U$ 400 FOB. Sin embargo, los que le compran al productor pagan U$ 10 por m3 (en árbol en pie). Calculando el costo que tiene el exportador por todo su proceso industrial para exportar ese producto, le quedan al menos U$ 150 por m3 de utilidad bruta.
Hay una cantidad inmensa de pequeños productores de balsa de una, dos, cinco hectáreas, que bien podrían juntarse, poner un aserradero que les de el servicio y llegar con un producto hasta la industria, lo que le significaría al menos el equivalente a U$ 80 dólares por m3. Es decir, habría multiplicado por ocho el valor de venta de su producto.
Qué útil sería para los productores unirse como una suerte de cooperativa que brinde servicios a sus asociados para que estos puedan acceder más eficientemente, con mejores precios al mercado nacional o al mercados de exportación. Hay procesos como el de certificación, de logística, que son costosos, pero pueden ser asequibles si lo hacen varios productores juntos.
Hay experiencias muy cercanas en Colombia, donde se han unido productores de diverso tamaño para lograr más mercado a mejores precios. Además de que han tenido logros no previstos como el de precautelar el buen nombre del producto colombiano. Los casos del café y las flores son icónicos.
El caso de la balsa se repite en todos los sectores y estamos perdiendo enormes posibilidades de crecer y generar mayor riqueza para el país y para nosotros.
El periódico EL PRODUCTOR hace un buen trabajo en ese sentido. Ofrece precios de muchos productos en el mercado nacional, ofrece información y capacitación técnica, lo cual debe merecer el reconocimiento de todos, especialmente de los productores.
PABLO MATEUS A.
BONA TERRA S.A.C
