Las vacas que producen altas cantidades de leche durante la lactación temprana presentan un balance energético negativo; es decir, el consumo de energía es menor a su requerimiento, debido a lo cual las vacas pierden peso al movilizar grasa corporal para cubrir su demanda energética.

Las grasas en los alimentos contienen mayor densidad energética que los carbohidratos o proteínas por lo que pueden usarse en las raciones para incrementar el consumo de energía en vacas de alta producción y minimizar dicha pérdida de peso. Pero esto funciona solo hasta cierto nivel porque si se excede al 5% del consumo de materia seca de la ración como grasa se puede afectar desfavorablemente la función ruminal y digestibilidad de la fibra en el alimento.

Actualmente existen en el mercado fuentes de grasas inertes en el rumen, llamadas también sobrepasantes o protegidas las que pueden suministrase sobre el nivel máximo de grasa indicado anteriormente debido a que no tienen el efecto desfavorable mencionado sobre la función ruminal.

El concepto de grasa protegida se refiere a ácidos grasos que a nivel del rumen no se transforman pero que son digeridos en el intestino delgado (Palmquist, 1993). Las grasas inertes son grasas comerciales preparadas para lograr un alto grado de protección en el rumen, siendo su composición básica dependiente de los ácidos grasos que la componen (Grant and Kubit, 1996).

Las grasas inertes comerciales son triglicéridos de ácidos grasos con niveles variables de hidrogenación o sales de calcio de ácidos grasos de cadena larga (grasas cálcicas) que tienen una baja solubilidad en el rumen (Davis, 1993).

Grasas cálcicas

Las grasas cálcicas o jabones de calcio de ácido grasos vegetales han sido ampliamente usadas como fuente de grasa sobrepasante en el rumen debido a que presentan baja (<20%) disociación en el rumen a pH < 6.0 y aun son satisfactoriamente estables a pH 5.5. En el abomaso, sin embargo, el pH disminuye 2-2.5 por lo que se disocian, dando lugar a calcio y a los ácidos grasos libres correspondientes que son digeridos en el intestino delgado (Mateos et al, 1996)

La mayoría de las grasas cálcicas disponibles en el mercado se fabrican a partir de los ácidos grasos destilados de la palma, cuyo perfil de ácidos grasos es apropiado para rumiantes, ya que su punto de fusión está en el rango de los 38 – 390C el cual es próximo a la temperatura corporal del animal. La composición química de estas grasas se presenta en el cuadro 1.

Grasas con variable erado de hidrogenación

El proceso de obtención en este tipo de grasas consiste en hidrogenar parcialmente los dobles enlaces de diversas grasas a fin de elevar su punto de fusión, reduciendo de esta forma su actividad en el rumen por ser más insolubles. Las principales fuentes utilizadas en la confección de estas grasas son sebos y subproductos del refinado del aceite de palma y de pescado. Su composición química típica se presenta en el Cuadro 1. Apréciese que las grasas hidrogenadas presentan un alto porcentaje de saturación que contribuye con su capacidad de sobrepasante ruminal a diferencia de los jabones cálcicos que presentan un bajo porcentaje de ácidos grasos saturados siendo que estos han sido unidos a calcio haciéndolos relativamente insolubles en el rumen y de esta forma no afectan la digestión de la fibra.

Ventajas y desventajas comparativas entre jabones cálcicos y grasas hidrogenadas

Los jabones cálcicos permiten que una mayor proporción de ácidos grasos insaturados alcance el intestino delgado por lo que la digestibilidad intestinal de la grasa tiende a aumentar lo que se diferencia de las grasas hidrogenadas en la que la hidrogenación de los ácidos grasos, especialmente los de cadena larga, reduce su digestibilidad (Cuadro 2).

Uno de los inconvenientes de los jabones cálcicos es su menor palatabilidad y su alto contenido de calcio. Esto último debe tenerse en cuenta a la hora de formular, tanto en relación a su aporte como por el menor contenido energético por unidad de producto comercial esto a diferencia de las grasas hidrogenadas que presentan una mayor palatabilidad y mayor contenido total de grasa.

Uso estratégico de grasas inertes

El suministro de grasas sobrepasantes es apropiado para aquellas vacas de alta producción o al inicio de la lactación en donde los insumos tradicionales de la ración no proporcionan suficiente energía para sostener la alta producción de leche, condición corporal y eficiencia reproductiva. Sin embargo, para un uso eficaz del suplemento graso deberá de calcularse el costo por unidad de energía de dicho suplemento graso. En el cuadro 3 se presentan valores promedios de Energía Neta de Lactación para grasas comerciales. En el caso que se utilice una grasa diferente es necesario considerar su contenido de grasa y digestibilidad del suplemento graso para poder determinar con mayor precisión su valor energético.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí