De acuerdo a varios estudios de campo realizados en Nueva Zelanda, vacas en pastoreo ingiriendo forrajes de buena calidad y cantidad (1500-1600 kg de MS/ha), han demostrado que la suplementación de almidón (maíz, sorgo, centeno, etc.), es un gasto innecesario durante el post parto y antes del apareamiento.

Sin embargo, es importante reconocer que tanto la calidad así como la cantidad de forraje que los animales están consumiendo, sea suficiente para satisfacer el balance energético actual en esta etapa de la lactación; en otras palabras, si la calidad del forraje es adecuada, pero no así la cantidad, una suplementación de energía sería obligatoria para compensar esa deficiencia calórica. El tipo o clase de suplemento energético es secundario, lo importante es que el lechero reconozca, que “energía” es el nutriente en mayor demanda que una vaca lechera tiene durante ese estado de la lactación y el mismo, tiene que venir de alguna parte.

Explicación.
Durante mucho tiempo se ha creído que el almidón y otros carbohidratos no estructurales (azucares, pectinas, etc.), tenían la propiedad de incrementar las hormonas “insulina y IGF-1”, las cuales inducirían una mayor producción de hormona folículo estimulante (FSH) y el inicio de ciclo estrual mas tempranamente.

Recientemente, un proyecto en Nueva Zelanda en 1000 vacas en pastoreo, ha demostrado que es la cantidad de calorías diarias las que determinan que esas vacas empezaran a ciclar; sin importar, la fuente calórica en esa ración. En pocas palabras, en tanto las vacas reciban la cantidad de energía requerida; la fuente, ya sean carbohidratos estructurales o no estructurales, era irrelevante.

Estas vacas se dividieron en dos grupos durante las 6 semanas después del parto. Un grupo recibía TMR, con una ración que incluía almidón con fuentes de granos y ensilaje de maíz y el otro grupo recibía solamente un forraje de alta calidad y en las cantidades en MS requeridas en esa etapa de la lactación.   (dietas isocalóricas).

El cuadro siguiente demuestra los resultados. Aunque, algunos estudios han demostrado que un incremento en IGF-1 en sangre de 1mg/ml, conlleva que la vaca cicle un día antes que sus contrapartes, esa concentración solo explicaría un 3% de la variación existente en días al estrus ( tiempo para ciclar). El otro 97% de esa variación, tendría que ser atribuida a otros factores que no tendrían nada que ver con la producción de hormona IGF-1.

Teoréticamente, si la fibra en una ración que emplea TMR para alimentar el rebano, fuera a ser reemplazada en parte agregando más almidón en la misma, la cantidad de IGF-1 en sangre incrementaría y las vacas ciclarían más temprano. En vacas en pastoreo, investigaciones recientes, -como la que hoy estamos comentando en este fórum, han demostrado que la adición suplementaria de almidón (3-6.5 kg MS/cabeza/diarios), incremento IGF-1 en sangre moderadamente; sin embargo, esto no sucedió hasta las 3-4 semanas después del parto y no tuvo ningún efecto en ovulación ni tampoco en porcentaje de preñez.

Como indicábamos al principio, hay que considerar otros factores además del IGF-1, que inducen positivamente a que vacas en post parto comiencen a ciclar regularmente; nuevas investigaciones sugieren, que IGF-1 afecta negativamente el desarrollo embrionario y hasta se ha sugerido que podría causar “muerte embrionaria temprana”, en aquellos sistemas de manejo con vacas en dietas altas en almidón y azucares.

Esta relación podría ser un problema en rebaños en pastoreo, donde no se acostumbra la suplementación individual con cereales o melazas y el productor está interesado en mejorar la condición corporal de estos animales con el propósito que empiecen a ciclar.

Estas vacas incluyen animales produciendo mayores cantidades de leche que sus contrapartes y están perdiendo peso corporal; en la mayoría de los casos, simplemente debido a que el consumo diario de MS de buena calidad no  satisface el balance energético diario requerido para esas producciones. Individuos como estos, que estan en un serio balance negativo de energía, se beneficiarían con la inclusión de almidón en la ración; sin embargo, en vacas en pastoreo y recientemente inseminadas, se ha demostrado, que la adición de almidón en la dieta puede causar muerte embrionaria temprana en esos animales de alta producción.

Investigaciones realizadas en Irlanda en sistemas de pastoreo, han indicado que vacas alimentadas adecuadamente y que provienen de sementales genéticamente mejorados con rasgos altos en fertilidad (merito genético), tendrán una respuesta reproductiva superior, irrespectivamente al sistema de manejo en que se encuentren (Pastoreo Vs. TMR).

Este podría ser muy bien el caso de las Holsteins en Norteamérica que han sido seleccionadas para convertir  grandes cantidades de MS en grandes producciones de leche, con la consecuencia en bajas cualidades reproductivas (16% tasa de preñez), promedio nacional en USA. Esta situación no puede ser invertida con nutrición, ya que depende de los genes ya seleccionados durante varias generaciones.

Conclusiones.
Aunque la inclusión de almidón o azucares antes del apareamiento ha demostrado que tiene un efecto positivo en el rompimiento fisiológico del anestro post parto, hay varios estudios recientes que han demostrado sin lugar a dudas, efectos negativos o no ventajas demostrables en absoluto, en la inclusión de carbohidratos no estructurales en la ovulación. Con respecto a Nueva Zelanda, sistemas basados en pastoreo rotativo intensivo, no se ha encontrado un efecto positivo en incluir almidón o azucares en el porcentaje de preñez en ese país.

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