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Podríamos decir que a partir de los 25°c y dependiendo del nivel de humedad relativa las vacas en lactancia comienzan a sufrir estrés calórico. Cuanto mayor es la humedad relativa menor es la temperatura donde se inicia el estrés.

El abordaje a la problemática debe hacerse en forma integral, desde el manejo y la infraestructura para un mejor confort de las vacas (sombras, ventilación, aspersión, etc.), como también medidas de tipo nutricional que pueden reducir adicionalmente el impacto.

La digestión de los alimentos y la metabolización de los nutrientes producen calor, una alta temperatura ambiente y humedad relativa afectan la posibilidad de liberar ese calor producido, provocando demanda extra de energía para las vacas y disminución del consumo de materia seca.

Todo esto, trae consecuencias sobre la producción, reproducción y salud animal dependiendo del nivel y duración del estrés calórico. Dentro de las medidas nutricionales; se puede concentrar el nivel de nutrientes aportados por la ración para compensar la caída de consumo y demanda extra de energía, así  como también, modificar la dieta para que genere menos calor. La concentración de la dieta se realiza aumentando el nivel de alimento balanceado / ración de granos y subproductos y/o suministrando forrajes de alta calidad.

En situaciones de estrés calórico considerar que el aumento del % de almidón en la dieta total puede traer aparejado problemas de acidosis. Cuidar principalmente la salud ruminal, no solo por la variación del comportamiento en el consumo, sino también, porque una mayor frecuencia de respiración liberará mayor cantidad de CO2 y bajará la capacidad buffer de la saliva, además de
perderse saliva por el babeo al jadear. Esa saliva debería ingresar al rumen para regular el PH. Esto indefectiblemente afectará negativamente la producción y el contenido de grasa en leche, entre otros problemas.

Con la línea de productos antiestrés (alimentos balanceados, concentrados y premezclas) podemos aportar a las dietas diferentes tecnologías para ayudar a disminuir el impacto del estrés calórico sobre las vacas en producción.

+ Energía: aportando mayor cantidad de energía con la inclusión de grasa bypass que no produce incremento calórico por digestión y sin la necesidad de correr riesgos de acidosis por aumentar el contenido de almidón.

+ Proteína Pasante: de alta calidad y absorción a nivel intestinal

+ Salud:  con el agregado de probióticos y aditivos que favorecen el consumo de materia seca mejoran el ambiente y la salud ruminal, se promueve también un mejor desempeño del sistema inmune.

+ Digestibilidad de la fibra: con el agregado de enzimas y probióticos obteniendo más energía en la dieta

+ Minerales: reforzando aquellos que tienen mayor demanda por el estrés calórico y los que intervienen en la reproducción

+ Vitaminas y antixidantes naturales: disminuyendo el nivel de peróxidos en sangre y sus consecuencias.

Con las distintas tecnologías y estrategias nutricionales se busca sostener la producción, mejorar la eficiencia de uso de los alimentos y cuidar la salud de los animales ante situaciones de estrés calórico.

 

Temperatura corporal
Ayuda a regular la temperatura corporal durante los períodos de alta temperatura y humedad y reduce las horas por día con temperatura corporal elevada. Esto puede mejorar la salud y la productividad, así como reducir las ineficiencias reproductivas asociadas con el estrés por calor.

 

Se observó una disminución en los casos de cetosis subclínica. Se consideró que concentraciones en sangre de BHBA mayores a 1.2 mmol/L a 7 días despues del parto correspondían a un cuadro de cetosis subclínica. Se reportó un 40% menos de cetosis subclínica (18,8% vs. 32,4%).

Se registró un aumento del 9,5% en la producción de leche y una diferencia de 1,4 litros en el pico de lactancia.

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