Foto internet / Redacción: Marlene Bernal

Llevo algo así como una decena de años escribiendo y también disertando por medio Mundo, acerca de la temática referida a las “nuevas proteínas”, en sus distintas versiones y vertientes.

En este contexto recuerdo muy bien, porque duelen, el escepticismo y las dudas que, sobre todo al principio, generaban mis opiniones y mis predicciones (cierto es que las dudas, el escepticismo y las críticas, siempre me han acompañado, en lo que se refiere a la mayoría de mis predicciones a un futuro a medio plazo).

Pero, como también suelo afirmar: “el tiempo da y quita razones” y, en el siglo XXI, es “imposible poner puertas al avance tecnológico”.

Así, ayer, invitado por mis amigos de Zyrcularfoods, visité la feria anual “Veggie 2 Business” (3 y 4 de octubre). En ella, unas 25 marcas constituyendo el primer encuentro empresarial de alimentación 100 por 100 en base vegetal en España. Su objetivo, que era inimaginable hace solo media docena de años, es el de potenciar significativamente el actual mercado plant – based en España.

Dentro del programa del congreso que está teniendo lugar, entre ayer y hoy en la mencionada feria (y de ahí mi interés en escribir esta nota), hay también un capítulo dedicado a la “carnicería y a la lechería del futuro”.

Éste es, desde mi perspectiva, un paso más de la exposición ante la sociedad, especialmente la urbanita, de la generación de productos innovadores elaborados con nuevas fuentes de proteínas.

En el fondo no es otra cosa que una respuesta a la creciente demanda de proteína en todo el planeta. Nuestra Tierra está, sin duda, inmersa en un proceso de crecimiento poblacional tan importante como, seguramente, irresponsable (sobre todo, atendiendo al sesgo del mismo). Así, según Naciones Unidas en el año 2030, que está “a la vuelta de la esquina”, la población mundial alcanzará los 8.600 millones de personas.

Ello va a suponer un verdadero desafío para la industria alimentaria y, naturalmente, también para nuestros ganaderos y nuestros agricultores y para la propia cadena alimentaria tradicional, que se van a tener que enfrentar, a un corto – medio plazo, con una competencia muy dura, tanto desde el punto de vista técnico como económico.

En lo que compete al sector pecuario, en el sentido amplio del término, no se debe ignorar ni minusvalora el hecho cierto de que la industria alimentaria está ampliando su “horizonte técnico con una manifiesta visión comercial”.

Por esta razón la misma aporta a los mercados, año tras año, nuevos productos cuya formulación presenta un mayor porcentaje de proteínas que suponen realmente, por una parte, una alternativa cierta a la clásica proteína de origen animal y, por otra, la búsqueda de la sostenibilidad de la cadena alimentaria a través de procesos más eficientes y sostenibles; y todo ello de acuerdo con la estrategia europea 2020.

En realidad, en mi opinión, se trata de un proceso absolutamente irreversible, especialmente a nivel del Primer Mundo, fundamentado en la tecnología y destinado, en primer lugar, a hallar nuevas fuentes de proteínas que ofrezcan una respuesta satisfactoria a un “nuevo consumidor”, muy distinto, en general, al que fue el “consumidor del siglo XX”.

En efecto, se trata de un consumidor (especialmente el de segunda y tercera edad) que apuesta hoy decididamente por la calidad nutricional de la proteína de origen vegetal y/o de origen animal (por ejemplo, insectos) y últimamente también de origen en unas fuentes más “revolucionarias” como son los cultivos celulares (lo que podríamos llamar, al menos inicialmente, como la “nueva carne”, lograda a partir de líneas celulares).

En este contexto global estoy pensando, por ejemplo, en los “análogos cárnicos”; en los snacks basados en algas; en los pasteles o barritas con insectos; en el humus de leguminosas; en los nuggets de pollo de base celular; en las hamburguesas veganas, etc. etc. etc.

Lo que si tengo claro y a esto es donde quería llegar; en muy pocos años (¿tal vez, 5 – 7?), nos guste o deje de gustar, las “nuevas proteínas” tendrán un papel destacado en la alimentación de una parte significativa de la población mundial.

No les quepa duda alguna.

Autor/es: Carlos Buxadé Carbó. Catedrático de Producción Animal. Profesor Emérito. España

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