En la Argentina, muchos productores eligen la cría de patos criollos. En muchos países, la cría de patos para carne es considerada una actividad con perspectivas interesantes y mucho futuro.

Las ventajas de la cría de patos para carne se tornan muy visibles cuando se tiene en cuenta que estas aves tienen la capacidad de vivir en condiciones ambientales desfavorables, resistir enfermedades y parásitos y producir una carne de excelente calidad.

Por lo tanto, la cría intensiva de determinados tipos de patos para producción de carne se incrementó en diversas regiones del mundo, porque desde hace siglos, europeos y asiáticos saben que es una de las aves domésticas más útiles y versátiles.

Con la intensificación de la actividad, la carne de pato podría integrar la dieta de la familia rural y, con el remanente, generar ingresos con la venta de carne y huevo, ya que si bien la producción no es muy difundida en Latinoamérica y menos aún en Argentina, sí lo es en países asiáticos como China, cuya comunidad se encuentra diseminada por todo el mundo, encontrando mercado también en nuestro país.

Por eso es importante incentivar esta actividad alternativa como un ingreso adicional para las familias y emprendedores rurales.

Cría de patos criollos: opción para pequeños productores


La elección de una buena raza para la cría de patos para producción de carne es un elemento básico, y en este caso el pato Pekín se destaca entre las más aconsejables, por su mayor calidad y su buena capacidad de alcanzar su mayor tamaño en poco tiempo.

Pero la cría de patos criollos también es una alternativa viable para los pequeños productores.

Conocido también como “pato mudo” o pato Muskovy, es una especie originaria de América tropical, cuya área de distribución abarca desde México hasta el centro de Argentina y Uruguay, en zonas de clima tropical y subtropical y entre altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1.000 msnm.

Existen dos subespecies, la silvestre o pato real (Cairina moschata sylvestris) y la domesticada desde la época prehispánica, pato criollo (Cairina moschata domestica), criada en todo Latinoamérica.

La cría de patos criollos es apreciada por pequeños productores, porque son rústicos, sus huevos tienen alta fertilidad y tienen buena procreación.

Su explotación se hace bajo dos sistemas de cría: el industrial y el rústico. El primero requiere una infraestructura muy compleja, con alimentación y sistema sanitario integral, lo que muchas veces está fuera del alcance del pequeño productor.

Pequeño criadero en el partido de Pergamino

El sistema rústico, en cambio, no requiere de mucha infraestructura, solo un pequeño refugio, y al requerir un manejo sencillo y una alimentación de bajo costo, es ideal para pequeños productores y explotaciones familiares.

El sistema rústico para la cría del pato criollo, no requiere de mucha infraestructura.

Por eso, un productor agropecuario del partido de Pergamino, en el norte de la provincia de Buenos Aires, desde hace tres años incorporó la cría de patos criollos a su pequeño establecimiento productivo de 90 hectáreas.

Para conocer las características de esta actividad poco conocida en la zona, Nuevo ABC Rural visitó las sencillas instalaciones de ese establecimiento.

Especie rústica y fértil, muy sencilla y económica de criar

“Vimos que se trataba de una especie de pato que tiene buen mercado, ya que lo consume mucho la comunidad china que vive en la ciudad de Buenos Aires, y es muy rústico y fácil de criar”, contó el productor de Pergamino.

“Además, en nuestro caso es una actividad que se mantiene a muy bajo costo, ya que es un animal que aprovecha y limpia los desperdicios de los silos, consumiendo lo que va quedando de maíz”, destacó, en relación a una alimentación sencilla y balanceada que se completa con algo de pastoreo y consumo de insectos para cubrir los requerimientos alimenticios.

Asimismo, si bien los patos prefieren permanecer la mayor parte del tiempo a la intemperie y en climas templados como el de Pergamino, puede criarse sin refugios artificiales, el entrevistado, explicó que “las instalaciones que se necesitan son muy sencillas, tipo gallinero, con techo de chapa y alambrado alrededor, porque solo hay que cuidar que no se mojen y que las hembras pongan huevos para que no estén diseminados por el campo, y se le agrega una cortina por si alguna noche hace mucho frío.

Todo se puede hacer con elementos comunes que siempre hay en las chacras”.
De todas maneras, destacó que “igualmente el refugio es más para los patitos BB, y para que no pasen frío, apenas nacen se les colocan lámparas infrarrojas, y una vez que empluman pueden salir del refugio, porque cuando ya tienen el lomo cubierto por las plumas no les afecta más la lluvia”.

Muy baja inversión inicial

Sobre el manejo de la cría, el productor contó que comenzó con unos pocos patos adquiridos en algunas chacras cercanas. “Nos dejamos las hembras y algunos machos para hacer el plantel, y a la feria tratamos de llevar solo machos grandes, que es lo que más buscan y mejor pagan los compradores”, señaló.

En cuanto a los nacimientos, explicó que probó poner los huevos en incubadora, “pero no nacen bien ya que necesitan mucha humedad ambiente al momento de nacer, porque si no se pegan al huevo, se secan y mueren, ya que es imposible darles casi 90% de humedad, así que lo mejor es dejar que sequen de forma natural, aunque al ser una especie más rústica tiene poca mortandad”.

Dijo que una vez que nacen los patitos, “se los sacamos a la hembra y los ponemos en un lugar techado con lámparas infrarrojas, por el frío, y alimento para pollitos BB y cuando logran tamaño, los cambiamos de lugar sin lámparas y los dejamos bajo techo hasta que empluman bien”.

En tanto, los patos pueden criarse perfectamente sin un estanque de nado, ya que la existencia de lagunas de agua estancada puede generar problemas sanitarios. “Sin embargo, es necesario contar con buena sombra y el abastecimiento constante de agua limpia para beber y lavarse el pico”, advirtió el productor.

En 120 días, 4 kilos de pato vivo

Una vez que nacen, los patitos pasan a las etapas de recría, terminación y faena, donde la alimentación no es tan demandante; los insumos son básicamente maíz, expeller de soja y núcleos concentrados, entre otros.

“A los BB se les ofrece un producto balanceado iniciador, luego el terminador de pollo parrillero y por último se los deja libres para que anden por el campo y coman los desperdicios que encuentren en los silos de maíz y algunos insectos”, explicó el entrevistado.

“En 120 días el pato alcanza los 4 kilos de peso, momento en que se encuentran listos para la venta y posterior faena, pero si lo dejás que se pongan más grandes de edad, te lo pagan más, por lo que se puede dejar dos años, ya que al rebuscársela para comer lo que encuentran en el campo, no generan gasto”, detalló.

En cuanto a sanidad, afirmó que “como son una especie muy rústica se realiza solo como prevención, agregándole esporádicamente algún producto desparasitario en la comida, ya que no existen vacunas, tratando siempre que el pato tenga sombra, que no se moje el BB hasta que esté emplumado y evitando las temperaturas extremas”.

Como resultado, el productor, destacó que “se obtiene como producto final una carne de color oscuro, que si bien es de menor calidad que la del pato Pekín, es muy apreciada por la comunidad china”.

Buena rentabilidad y sustentabilidad productiva

En cuanto a la comercialización, el entrevistado informó que durante 2018 el pato se vendió en la feria que se realiza en la localidad de Carmen de Areco, Buenos Aires, a un promedio de 500 pesos vivo cada uno, ya que los ejemplares nuevos se venden a 400 pesos y los más viejos superan los 500 pesos.

Esto permite obtener una buena rentabilidad y sustentabilidad productiva, incluso mayor que con los pollos parrilleros, porque no solo se pagan más, si no que tienen menos gasto de alimento y de estructura.

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