Hace varios años que la NASA incluyó la lechuga cultivada en el espacio en el menú de los astronautas que residen a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI). Además de tortillas de harina y café en polvo, los astronautas pueden comer una ensalada cultivada en unas cámaras especiales de la Estación Espacial Internacional donde se controla la temperatura, la cantidad de agua y luz que las plantas necesitan para crecer y madurar.

Pero un nueva investigación publicada en Scientific Reports y en npj Microgravity revela que las lechugas cultivadas en ambientes ingrávidos son más vulnerables a las infecciones por patógenos humanos que las que se cultivan en la Tierra, por lo que pueden convertirse en un transmisor de enfermedades entre los residentes de la EEI  y hacer descarrilar su misión.

En concreto, investigadores de la Universidad de Delaware (Estados Unidos) cultivaron lechuga en condiciones que imitaban el ambiente a bordo de la EEI y observaron que las plantas expuestas a esta microgravedad simulada eran más propensas a infecciones por un patógeno humano como la salmonela. Noah Totsline, que participó en la investigación durante sus estudios de postgrado, explicó cómo el hecho de la ingravidad y de no saber en qué dirección está, si arriba o abajo, confunde la respuesta de la planta ante un factor estresante como una bacteria.

Así, mientras que en las plantas cultivadas en la superficie terrestre los estomas -los pequeños poros en las hojas y en los tallos que la planta usa para respirar- se apresuran a cerrarse para defender a la planta cuando detectan una bacteria cerca, los investigadores descubrieron que en las lechugas cultivadas bajo microgravedad se abrían ampliamente, lo que facilita que la salmonela pueda invadir el tejido de las hojas.

Los investigadores probaron entonces a agregar una bacteria auxiliar que está demostrado que promueve el crecimiento de las plantas y su capacidad de hacer frente a patógenos u otros factores estresantes como la sequía para ver si ayudaba a las lechugas cultivadas en microgravedad a defenderse de la salmonela. Y descubrieron que no, que esta bacteria auxiliar tampoco era capaz de desencadenar la respuesta bioquímica que obligaría a la planta a cerrar sus estomas.

Los autores del experimento no saben el por qué de este fracaso, pero sospechan que la microgravedad simulada abruma a la planta y hace que no pueda comunicarse con la bacteria auxiliar que la ayudaría a defenderse, lo que facilita que la salmonela invada la planta.

Esta investigación abre el debate sobre la seguridad alimentaria de los productos agrícolas que, en el futuro, puedan cultivarse en el espacio, tanto con la vista puesta en futuras misiones espaciales a Marte o a la Luna como en los proyectos que abogan por buscar espacios de cultivo alternativos ante la constante pérdida de tierras de cultivo sobre la superficie terrestre y el aumento de la población.

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