Centenares de personas subían por la cuesta de tierra que lleva al parque arqueológico Cochasquí, en Quito. De repente, llegó una caravana de carros estatales y por la ventana de un Ford blanco apareció, entre el polvo levantado del camino, el presidente, Lenín Moreno, saludando a las personas, que agitaban las banderas y le devolvían el saludo. Iban la ceremonia indígena en la que le entregarían el bastón de mando al flamante primer mandatario.

Detrás de la colina donde sucedería la ceremonia, había un pequeño campamento de amplias carpas blancas. Allí estaban el vicepresidente, Jorge Glas, con chompa de cuero y bufanda, y la canciller, María Fernanda Espinosa. A ellos se unieron Moreno y el presidente boliviano, Evo Morales. Una delegación de líderes indígenas se acercó a las autoridades para obsequiarles ponchos y sombreros. “Me hiciste el cuello del poncho pequeño, para hacerme quedar de cabezón”, bromeó Moreno.

Cuando intentaron poner el sombrero en la cabeza presidencial, no entró y la Canciller se apresuró a retirarlo y dárselo al vicepresidente Glas. Evo Morales sonreía divertido. Luego le tocó a él recibir el sombrero y el poncho. Detrás de ellos, los Andes. “¿Has estado muchas veces en lugares así?”, le preguntó Moreno, y Morales, con una amplia sonrisa, contestó que sí.

Una alfombra roja, en lo alto del páramo, rodeada de banderas de Ecuador y de las nacionalidades indígenas, esperaba a los mandatarios. Una vez ascendida la cuesta, en lo alto de una montaña que en su interior guarda las ruinas de una pirámide, Moreno fue recibido por líderes indígenas. A lo lejos, azotado por el viento y protegido por un poncho negro, apareció el exsecretario del Buen Vivir, Freddy Ehlers.

Los líderes indígenas que presidieron la ceremonia, le pidieron a Moreno que hiciera realidad su palabra de diálogo. Entonces comenzaron las oraciones en castellano y kichwa a la Pachamama y al Pachacámac, para que Moreno conduzca el país para el bien. El aire era de mucha solemnidad cuando se le entregó el bastón de mando y Moreno entró en un círculo de rosas y granos, aproximándose al humo que salía del fuego del centro.

Evo Morales

Con el bastón de mando, las autoridades salieron del sitio sagrado y se dirigieron a una tarima para hablar a las multitudes. El primero fue Morales que, luego de su saludo en quichua, pidió por la salud del expresidente. “El hermano Rafael Correa siempre nos acompañará”, dijo.

Mientras el boliviano daba su discurso, apareció entre el público el flamante ministro de Cultura, Raúl Pérez Torres, pero nunca subió a la tarima con los demás miembros del gabinete. Morales lanzó algunas ideas sobre la historia de la dominación a los pueblos del continente, la lucha contra el imperio y la gran familia que integran los movimientos indígenas del ex Tahuantinsuyo. “Con el imperio, cero coca; con el pueblo, cero DEA”, dijo.

Durante varios minutos, el Presidente ecuatoriano recibió una gran cantidad de regalos de distintas organizaciones, que probablemente terminen en el Museo de Carondelet. Posteriormente, la secretaria jurídica de la Presidencia, Johana Pesántez, leyó el decreto ejecutivo 11, que Moreno iba a firmar ese instante.

Creó así la misión ‘Toda una vida’, en la que se plantea acompañar a las mujeres embarazadas, a los niños, a los jóvenes e incluso a los adultos mayores, con programas estatales. También creó la misión ‘Las manuelas’ y una secretaría técnica, cuya titular será Irina Cabezas, para ejecutar estas misiones.

Lenín Moreno

Por último, el mandatario dirigió unas palabras, haciendo énfasis en que la transmisión del bastón de mando “apenas es un encargo”. En su breve discurso, el mandatario explicó la importancia de la pirámide de Cochasquí, cuyos trabajos arqueológicos se comprometió a apoyar.

La parte principal de su intervención estuvo dirigida al tema educativo. “Devolveremos la educación intercultural a sus dueños primigenios”, dijo y luego explicó que las mallas curriculares en su Gobierno, ya no serán redactadas por tecnócratas que no entienden las necesidades de los pueblos. También hizo una mención a una de sus obsesiones, la física cuántica, al explicar que “el ser humano perdura gracias a su formación primigenia, que es la luz”. Señaló que todos somos neutrones. Por último, aseguró a los pueblos indígenas: “No les vamos a traicionar”.

 

Fuente: La Hora | ElProductor.com

 

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