Río Verde, en la parroquia Jijón y Caamaño, se convierte en el nuevo eje del cacao ecuatoriano. Este grano se constituye en los últimos años en la nueva alternativa agrícola del sector.
Los productores cuentan que en una ocasión, en el Ministerio de Agricultura en Quito, cuando hicieron la propuesta para diversificar los cultivos con el fino cacao, una autoridad nacional (subsecretario) se les mofó.
En aquella oportunidad, que ahora resulta anecdótica para los pequeños cacaoteros, dicho funcionario les habría señalado que en Carchi únicamente se siembre papa, no desalentándoles la apreciación de esa autoridad.
Frente a esa realidad decidieron emprender solos, especializándose en este tipo de siembra, con base a la constancia y el amor a la tierra. En este y otros sectores se siembra desde cacao hasta patatas.

Juan Chávez, un veterano agricultor con 70 años, quien se volvió experto en este tipo de plantaciones, considera que el cacao es un producto sustentable. Después de un largo aprendizaje, ahora cada 15 días cosecha entre tres y cuatro arrobas.
El comercio de este fruto tiene un amplio mercado y es considerado como una esmeralda de gran valor, debido a que se vende rápido y a precios favorables. En San Lorenzo, que es el centro de ventas más cercano para estos cacaoteros, un quintal se expende en 105 dólares.
Otra de las bondades es que incluso compran por libras, evidenciando que tiene una gran demanda. En la zona se siembra el rojo o CCN51, que es apropiado para el consumo nacional, según explicaron. El amarillo o fino de aroma en cambio es para exportación.
Chávez, un dirigente campesino de la cuenca baja del río Mira, señala que sería importante que las autoridades responsables de la producción le apuesten a esta iniciativa.

Apoyo

La Junta Parroquial de Jijón y Caamaño, pese al reducido presupuesto que administra viene desde hace más de un año promoviendo la siembra con la entrega de plantas. El Ministerio de Agricultura también se ha unido para brindar asistencia técnica.
No obstante, se quejan de la falta de respaldo de la Prefectura, que dicen es el organismo responsable de la producción. Un total de 20.000 plantas entregadas por el Gobierno Parroquial han sido sembradas en la zona, a través de un convenio con las comunidades.
Se estima que al momento están sembradas unas 40 hectáreas de cacao, que son originarias del Valle del Cauca. Las plantas fueron transplantadas en un vivero de San Jacinto, cuando existía el programa agrícola Proderena.

No fue fácil

Chávez cuenta que no fue fácil incursionar en este rubro productivo. Recuerda que cuando había el Proderena, le entregaron 800 plantas, las cuales no germinaron y se murieron, quedando únicamente 23.
Desilusionado optó por no sembrar un buen tiempo en ese terreno, identificando su esposa, Lucrecia Guerrero, después de varios meses, un cacao gigante que pesaba 12 libras. Aquello lo indujo a continuar con esta labranza.

Un técnico, en el 2011, le comentó que en el sitio se da cacao de altura, de los 700 metros sobre el nivel del mar, que es la altiplanicie apropiada para este tipo de cultivos.
Ante los buenos resultados y al no ser laborioso el mantenimiento, los comuneros de esos lugares, que colindan con Imbabura, ahora quieren convertir a la zona en la nueva ruta del cacao.
La práctica y la necesidad los volvió expertos. Las buenas podas y no utilizar agroquímicos vuelven a estas cosechas las más requeridas en la provincia de Esmeraldas.

Carlos Valverde, un profesional de la agricultura, asegura que los terrenos, la altura y el clima son aptos para producir cacao. Esto sumado a las buenas prácticas agrícolas de la gente.
Desde el 2104, en la parroquia de Jijón y Caamaño se tiene cubiertas 54 ectáreas, en las comunidades de: Río Verde, Espejo 1, Pénjamo, Caliche, Miravalle, San Jacinto. Las plántulas fueron entregadas por la Junta Parroquial.

Ellos coinciden que “se habla mucho del café del Carchi, pero con más apoyo muy pronto se tendrá que decir que el cacao ya es del Carchi”. Afirman que se trata de un respaldo sustentable para las familias que no quieren dejar el campo.
En Borbón, provincia de Esmeraldas, la gente al referirse al cacao coincide que este fruto  es dinero seguro, porque siempre tendrá mercado y buenos precios. Una hectárea produce aproximadamente 60 quintales anuales. “Con cuatro se puede vivir bien”, agregan.
Vicente Calderón, presidente de la Junta Parroquial, afirma que el Carchi no es solo papas y leche, sino también cacao, razón por la que están apoyando para que los pobladores diversifiquen sus terrenos y logren mayores ingresos.
“El cacao es un gran desafío que nos está dando importantes resultados, más aún cuando es menos laborioso, no necesita tanta mano de obra, es sustentable y tiene un gran mercado”, comenta Calderón.
La propuesta intenta con el tiempo distribuirlo en pie de finca para obtener más ingresos, ya que han visto en la experiencia que tienen, que los intermediarios son los que se llevan las ganancias.

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