Los trabajadores que vacunan y destetan lechones de 3 semanas de edad pueden contribuir indirecta y significativamente a la propagación del virus de la gripe A en las granjas porcinas, según se deduce de los resultados de un estudio desarrollado por
investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Minnesota. La investigación ha sido publicada en la revista, y podría ayudar a los productores de porcino a enfocar las medidas de bioseguridad de manera más estratégica, frenando la transmisión de la gripe y mejorando los resultados de la producción.

La gripe limita la tasa de crecimiento de los lechones, lo que provoca grandes pérdidas económicas y problemas de seguridad alimentaria en todo el mundo. El virus de la gripe aviar (IAV) también puede infectar a los humanos, lo que lleva aenfermedades graves que tienen el potencial de causar una pandemia. Esta transmisión bidireccional de IAV entre cerdos y humanos ayuda a que el virus evolucione y evada las vacunas. Por lo tanto, la investigación que aclara cómo se propaga el virus puede ayudar a proteger la industria porcina y evitar pandemias.

Tanto investigadores como productores, veterinarios y trabajadores saben que manipular cerdos infectados puede transmitir y propagar el IAV. Los operarios ya toman precauciones estrictas cuando manipulan cerdos infectados, pero identificar qué actividades de manejo de la granja fomentan más la propagación del virus puede ayudarlos a comprender mejor cuándo los cerdos son más infecciosos y enfocar mejor sus esfuerzos de mitigación.

En el estudio, los investigadores recogieron y analizaron muestras de las manos y la ropa de los trabajadores antes y después de que realizaran el procesamiento de lechones, que se lleva a cabo en los primeros días de vida de los animales. También se
recolectaron y analizaron muestras de trabajadores nuevamente después de vacunar y destetar a los lechones, cuando alcanzan las 3 semanas de edad.

Solo alrededor del 16 % de las muestras recolectadas inmediatamente después del procesamiento de los lechones dieron positivo para IAV, mientras que el 96 % de las muestras recolectadas después de la vacunación y el 94 % de las muestras
recolectadas después del destete dieron positivo. Las manos de los trabajadores que manipulaban a los lechones infectados de 3 semanas tenían una tasa de contaminación del 91 %, mientras que su ropa tenía una tasa de contaminación del 97 %, y
los científicos encontraron virus vivos en ambos tipos de superficies.

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