Las turbulentas conversaciones telefónicas mantenidas con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y con el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, no son una excepción, sino la nueva norma en la Casa Blanca de Donald Trump. Así lo ha advertido ayer el presidente republicano, al anunciar que no piensa bajar el “tono duro” de sus conversaciones con sus homólogos, le pese a quien le pese.

“Créanme, cuando oyen hablar de las llamadas telefónicas duras que estoy teniendo, no se preocupen. No se preocupen”, dijo Trump durante el Desayuno Nacional de Oración, una cita anual en Washington. “Prácticamente, todos y cada uno de los países del mundo se han aprovechado de nosotros, pero eso no va a seguir sucediendo”, agregó el mandatario.

Trump respondía de esta forma a las informaciones surgidas en las últimas horas sobre el tono tumultuoso y hasta agresivo que ha empleado en al menos dos conversaciones con líderes internacionales.

La Casa Blanca desmintió que Trump amenazara al presidente Enrique Peña Nieto con enviar tropas estadounidenses a México para lidiar con los “bad hombres”, término despectivo con el que en el pasado el republicano se ha referido a inmigrantes y a criminales hispanos como los carteles de la droga.

La presunta amenaza también fue rechazada públicamente por el Gobierno mexicano, que afirmó que el tono de la conversación telefónica de Trump con Peña Nieto el viernes fue “constructivo”.

Un término calcado al utilizado por el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, al desmentir que Trump le colgó el teléfono cuando conversaron por primera vez, el pasado sábado. Lo que no negó, como tampoco lo ha hecho ahora Trump, es que la charla no fue precisamente tranquila.

La airada respuesta del estadounidense se habría debido a que el primer ministro australiano intentaba asegurarse de que EE. UU. cumpliría su promesa de acoger a 1.250 refugiados que se encuentran en un centro de refugiados de su país, después de que Trump firmara, unas horas antes, el veto migratorio que tantas protestas internacionales ha generado.

Turnbull aseguró ayer desde Australia que ha recibido garantías tanto desde el Departamento de Estado como de la Casa Blanca de que Trump respetará el acuerdo migratorio pactado con Barack Obama. Pero el nuevo presidente estadounidense lo puso públicamente en duda con un mensaje en las redes sociales, al calificarlo de “estúpido” y dijo que lo “estudiará”.

Pero, las “advertencias” a los líderes mundiales van más allá del tema migratorio. Ayer, el presidente Trump dijo que había advertido formalmente a Irán por su reciente ensayo de misil, una acción estimulada, según él, por el “desastroso” acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní.

“Irán ha sido formalmente ADVERTIDO por haber lanzado un misil balístico. Debería agradecer al desastroso acuerdo que Estados Unidos firmó con él!”, tuiteó Trump, repitiendo los comentarios similares del asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, el miércoles.

Igualmente, Trump amenazó con cortar el financiamiento federal a la universidad californiana de Berkeley, donde cientos de estudiantes se enfrentaron el miércoles con la policía.

Entre sus anuncios, durante el “desayuno nacional de oración”, Trump planteó un nuevo desafío: acabar con uno de los pilares fundamentales que sustentan la estricta separación entre Iglesia y Estado en el país que dirige, la Enmienda Johnson. “Voy a librarme y voy a destruir completamente la Enmienda Johnson y voy a permitir que los representantes de la fe hablen de manera libre y sin miedo a represalias. Lo voy a hacer, recordadlo”, dijo Trump.

 

 

Fuente: El Universo | ElProductor.com

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