Un estudio coordinado por Embrapa Ganadería Sureste (SP) evaluó el bienestar animal, de manera multidimensional, en relación con la comodidad térmica que proporciona los sistemas de integración Lavoura-Pecuária-Floresta (ILPF). El monitoreo se llevó a cabo bajo varios prismas: desde el sistema de producción hasta el nivel celular de ganado vacuno criado por el pastoreo. Con esto, logró registrar los amplios impactos que esta tecnología genera en la actividad, que van más allá de la comodidad térmica e influencia incluso en la cría de ganado.

El primer parámetro fue el medio ambiente (microclima), el segundo, la observación de los animales y las respuestas conductuales y, finalmente, la recolección de material biológico y análisis de laboratorio. Pasamos del nivel macro, usando sobrevueles planos con cámaras térmicas, a través de la detección proximal de los animales, hasta que llegamos a la microscopía. Tres enfoques muy diferentes, pero que se correlacionan, y con tecnologías innovadoras, explica el investigador Alexandre Rossetto García, coordinador del estudio, financiado por la Fundación de Investigación de Sao Paulo (Fapesp).

Estos resultados indican que la plantación de árboles en áreas de pastos tropicales resultó ser beneficiosa para un microclima más favorable a la creación de ganado vacuno, influyendo en la comodidad térmica, expresión de comportamiento natural y condiciones fisiológicas.

Los datos obtenidos en el estudio son esenciales para animar al ganadero a implementar en las acciones patrimoniales enfocadas a buenas prácticas. La comodidad térmica es un componente esencial del bienestar y que afecta el rendimiento del ganado vacuno. Esta información debe tenerse en cuenta al utilizar un sistema de producción basado en pastos tropicales. En estos modelos, los animales están más expuestos a condiciones ambientales y pueden sufrir acumulación excesiva de calor, especialmente en pastos sin el componente de árbol. Por lo tanto, es importante saber cómo influyen los factores bioclimáticos en el mantenimiento de la temperatura y el comportamiento interno del cuerpo, para permitir ajustes en el manejo de la manada y del entorno productivo», dice García.

El estrés térmico perjudica la homeostasis (la capacidad de los organismos para mantener estable su entorno interno), lo que conduce a trastornos nutricionales y metabólicos, reduciendo la tasa de crecimiento y aumento de peso. Según el investigador, el calor es capaz de sacar al ganado de su zona de confort de temperatura, lo que conduce al estrés térmico, comprometiendo la reproducción y reduciendo la fertilidad, además de disminuir la eficiencia de los sistemas de producción. Los fenómenos meteorológicos extremos también pueden causar efectos adversos en la condición inmunológica del ganado, haciéndolos más susceptibles a la enfermedad.

Un importante estudio de la investigación se refiere a la evolución del peso y la frecuencia del consumo de agua. El peso vivo inicial y definitivo de los animales criados en sistemas sombreados y en sistemas a pleno sol eran similares y la productividad por animal no tenía diferencia. En cuanto al agua, los animales de la ILPF redujeron la frecuencia de riego.

La preocupación de los productores es saber si en el pasto sombreado gana más o menos peso el buey. El suministro de pastos se reduce un poco en la zona con árboles. Sin embargo, la calidad del forraje producido es mejor, con mayor contenido de proteínas brutas. Así, tanto la manada a pleno sol como la ILPF alcanzan el final del ciclo de engorde con el mismo peso. El hecho de que el peso sea similar y funcione con un sistema que trae otras ventajas desde el punto de vista ambiental ya añade mucho valor a la iniciativa de los pastos forestales. Uno debe mirar desde un punto de vista sistémico, considerar el rendimiento animal y los beneficios de la presencia de árboles, que aumenta la biodiversidad, la materia orgánica en el suelo, reduce la temperatura, trae bienestar animal y favorece el equilibrio de carbono en la producción de ganado, dice García.

Experimento

Celebrado en Fazenda Canchim, sede de Embrapa Pecuária Sudeste, en San Carlos (SP), la investigación de campo duró 13 meses, que comprende un ciclo completo y que abarca todas las estaciones climáticas, entre el verano de un año hasta el verano del año siguiente. El proyecto se llevó a cabo en asociación con instituciones de investigación en Brasil: Universidad de Sao Paulo (USP), Universidad Federal de Pará (UFPA), Universidad Federal Rural Amazonia (UFRA), Universidad Federal Fluminense (UFF) y en el extranjero: Universidad de Bolonia (Unibo) y Universidad degli Studi di Milano (Unimi). Involucró a investigadores, estudiantes de iniciación científica, maestría y doctorado.

Para el experimento, se evaluaron 64 varones de las razas Nelore y Canchim, con 24 meses y un peso promedio de 412 kg al comienzo de la investigación científica. Los animales se dividieron en dos sistemas diferentes. Una de pastura completa (foto a la derecha), con 12 hectáreas de hierba Urochloa brizantha (cultivar Piat) y pocos árboles, que ofrecía entre 3% y 4% de sombra natural, un índice similar al adoptado en la mayoría de los sistemas de producción de pastos en Brasil. El otro sistema de producción era del tipo Lavoura-Peture-Florest (ILPF), también con 12 hectáreas de Piatá, arbolado con eucalipto. En cada sistema se mantenían animales Nelore y Canchim, que tenían acceso irrestricto al agua y a la mezcla mineral, y recibían el mismo manejo sanitario.

El estudio también analizó la consistencia de la termografía infrarroja utilizando vehículos aéreos triplizados, asociadas a registros realizados en estaciones meteorológicas de las dos áreas observadas. García revela que la técnica de termografía incrustada en los aviones es una estrategia de monitoreo innovadora para el cambio térmico de «wage» y el beneficio del uso de árboles en pastos. Esta tecnología se utiliza en Europa y América del Norte para cubrir extensas áreas de plantaciones de trigo y maíz. Sin embargo, para los pastos es nuevo.

La termografía infrarroja permitió la identificación y el tamaño de las islas de calor en pastos convencionales y zonas de confort para el ganado en pastos bosceros. La herramienta ha demostrado ser prometedora en las evaluaciones microclimáticas en la ganadería, apoyar a los ganaderos en la toma de decisiones y mejorar el bienestar de los animales de pastizales.
Evaluación conductual

El comportamiento de cada animal fue evaluado por medio del método observacional y el monitoreo electrónico continuo (foto anterior), basado en los registros de movimiento realizados, respectivamente, por visualización y por el uso de acelerómetros acoplados a collares.

Las observaciones visuales y directas fueron registradas instantáneamente cada cinco minutos por un equipo de observadores capacitados. Las colecciones de datos se realizaron en días típicos de cada temporada climática, sin interrupción durante el día, de 8 a 4 p. m. Los datos se calcularon individualmente, con los animales marcados numéricamente con tinta no tóxica para permitir la identificación visual a distancia, sin interferencias.

La evaluación del comportamiento consideró las actitudes de pastoreo, ruminación, reposo, frecuencia de ingesta de agua y mezcla mineral. Para los animales de la ILPF, también se analizaron los tiempos de estancia en el sol y la sombra.

Resultados

La principal conclusión en cada una de las dimensiones fue que los sistemas con árboles mejoran el microclima y la confort térmico y, con ello, traen bienestar animal, comportamientos apropiados y ganancias fisiológicas.

Los resultados observacionales mostraron que los animales criados en pastos con poca sombra rallados por la mañana que los mantenidos en ILPF, especialmente en las estaciones más cálidas. Todavía se acuesten más, ruminando o descansando. Los animales del grupo ILPF prefirieron permanecer en las zonas sombreadas; además, visitaron menos la fuente de riego.

El ganado suele dividir sus días en períodos alternos de pastoreo, rumización y descanso. Los animales a pleno sol rozaron durante más tiempo por la mañana que los mantenidos en el FLPF, especialmente en las estaciones más cálidas, sin cambios significativos en el tiempo de pasto por la tarde. Esto se debió a que los individuos, buscando preservarse, aprovecharon para pastar en los momentos de temperaturas más suaves y con menos radiación solar, es decir, en condiciones más favorables a la comodidad térmica, explica García.

Según él, las altas temperaturas del aire, la humedad relativa y la radiación solar pueden afectar negativamente el comportamiento del ganado en cuanto al tiempo dedicado al descanso y pastoreo. El comportamiento se puede utilizar para analizar las respuestas de los animales a las condiciones ambientales en los sistemas de producción. La condición de estrés calórico, con el tiempo, es un problema crónico que afecta la salud y el rendimiento. Esta información relacionada con el comportamiento se puede utilizar para mejorar las decisiones de manejo y maximizar la eficiencia, productividad y bienestar animal en la granja, dijo el estudio.

El número de visitas al refrigerador de agua y al trocho con mezcla mineral siempre fue menor para los animales mantenidos en áreas con sombra natural. Los datos mostraron que el uso del componente árbol tuvo el efecto de agua. Por la tarde, los varones cortados redujeron la frecuencia de ir a la trotaca de bebida en un 26%. Este resultado se ajusta a la reducción del 23% en la frecuencia con la fuente de consumo de vacas de vacuno mantenida en un sistema integrado predicho en un estudio publicado en 2019 por la propia Embrapa. A corto y largo plazo, esta reducción de la frecuencia ayuda a racionalizar el uso de los recursos hídricos en la ganadería y contribuye a una producción más sostenible. Brasil tiene una manada de 234 millones de reses, según datos de 2023 del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Esto es extremadamente importante en un momento en que el ciclo del agua alrededor del planeta ha sido cambiado debido al calentamiento global, dijo García.

También se evaluó la influencia del microclima en las respuestas termorregulatorias y endocrinas para conocer la comodidad térmica. La temperatura del aire, el índice de temperatura del Globo Negro y la humedad, y la carga térmica radiante fueron más bajas en el FPIF; como resultado, hubo mayor comodidad térmica y menor estrés calórico.

El sistema ILPF (foto arriba) fue eficaz en atenuar el microclima de los pastos por la acción del eucalipto, impactando las características fisiológicas relacionadas con el equilibrio termodinámico de los animales y el mantenimiento de su homeothermia. Según la zootécnica Andréa Barreto, uno de los ejecutores del proyecto, los animales a pleno sol cambiaron su comportamiento natural debido a las altas temperaturas y la falta de zozote, a diferencia de los de la ILPF. Señaló que el medio ambiente influye positivamente no sólo en el comportamiento, sino en la producción, reproducción y rentabilidad global del sistema. La preocupación del productor no sólo debería ser para obtener un beneficio en el aumento de peso, sino para traer un ambiente cómodo para que el animal exprese todo su potencial genético, argumenta.

En el centro de gestión y en el laboratorio, se compararon los parámetros vitales y las concentraciones hormonales de los animales para verificar si la presencia de árboles mejoró el estado de los individuos, y mejoró. Por ejemplo, la temperatura superficial del globo ocular comprobada en el campo es un indicador que tiene una gran relación con la temperatura interna. Cuando el bovino alcanza una cierta temperatura, activa los mecanismos de termorregulación. La temperatura no sólo influye en la sensación térmica instantánea, sino que afecta a lo largo del proceso de producción. Si el animal sufre rutinariamente estrés calórico, desarrolla una condición de estrés crónico, con una menor eficiencia productiva. En este caso, el productor pierde dinero sin darse cuenta. La energía que el buey toma de la mezcla de pastos, agua y minerales se redirige a la termorregulación, explica Barreto.

La investigación desarrollada por Embrapa Southeast Ganade Ganadería ha buscado alternativas de producción sostenibles para reducir el impacto de la ganadería en el clima. Los estudios indican que la mejor estrategia para el productor es la adopción de tecnologías para mejorar la eficiencia de la actividad con un enfoque en el bienestar y el equilibrio animal con el medio ambiente.

Obras como esta, centrándose en la ILPF y las tecnologías de monitoreo animal, proporcionan subsidios al ganadero para la toma de decisiones asertivas en varios aspectos, económico, ambiental y conductual. Además, según García, es una forma de satisfacer las necesidades de los consumidores brasileños y de los países importadores de carne en Brasil, que se han preocupado cada vez más por las cuestiones de bienestar de los animales que se plantean para la producción de alimentos.

El proyecto fue otorgado por la Asociación Brasileña de Zootécnicos como mejor trabajo en el Panel de Bienestar Animal, en el Congreso Brasileño de Ciencia Animal.

Gisele Rosso (MTb 3,091/PR)
Embrapa Ganade Sureste

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