La llamada Inversión Extranjera Directa tiene un efecto positivo y obliga a las compañías locales a mejorar procesos para ponerse a la altura del reto, según un reciente estudio.

Un estudio desarrollado por Aldo Salinas, director de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas (UDLA), junto con Javier Changoluisa, académico del ESAI Business School, halló evidencias de que la entrada de empresas extranjeras genera un efecto positivo general en la economía ecuatoriana.

Ese efecto incluye mejoras en el desempeño, en la productividad, en los ingresos y en el empleo, entre otros

“En el Ecuador, la llegada de empresas extranjeras sí mejora la productividad y el desempeño de las firmas establecidas ecuatorianas”, puntualizó

El efecto imitación y desafío

El estudio partió con la premisa o hipótesis de que las nuevas empresas, que llegan con nuevas tecnologías, nuevas ideas, nuevas innovaciones, terminan desplazando del mercado a las empresas nacionales establecidas que normalmente tienen menos tecnología e innovación.

Sin embargo, luego de analizar datos de fuentes como la Superintendencia de Compañías de un periodo de 10 años, el resultado fue que la llegada de las compañías extranjeras provoca un efecto desafío en las compañías nacionales.

“Se ponen en plan sobrevivencia y comienzan a innovar, comienzan a generar nuevas ideas, a introducir mejores prácticas de management, e incluso a invertir en capital humano para no verse desplazadas”, afirmó Salinas.

Además, también se produce un efecto imitación de las mejores prácticas y procesos de la nueva competencia.

“Al aceptar el desafío, al innovar y mejorar su productividad, hay resultados positivos sobre la economía en general. Por un lado, tenemos empresas establecidas que son más innovadoras, que son más productivas y, por otro lado, tenemos empresas extranjeras que también generan más empleo. No decimos que no existan empresas o negocios desplazados, pero luego de las sumas y restas, el resultado final es una mejor economía”, recalcó Salinas.

Apertura pragmática para asumir riesgos con inteligencia

De acuerdo con Salinas, la clave para aprovechar los beneficios de la competencia extranjera es no caer en simplificaciones ideológicas; sino tener un enfoque pragmático.

La ideología puede llevar al extremo del proteccionismo total. Cerrar la puerta a la inversión extranjera con el argumento del desarrollo de la industria local. El otro extremo es una apertura total sin tomar en cuenta que existen sectores más sensibles y que necesitan herramientas para competir.

“Por ejemplo, el reciente anuncio de la próxima llegada de Starbucks será positivo para el país porque podrá en el reto de innovar y mejorar a Sweet & Coffee y Juan Valdéz y otras cafeterías que son bastante fuertes en Ecuador”, apuntó Salinas.

La entrada de inversión extranjera siempre será más complicada, y generará desplazamientos, cuando tienes sectores económicos e industriales con empresas muy pequeñas y poco desarrolladas tecnológicamente.

Si bien Ecuador es un país de micro y pequeñas empresas, eso no quiere decir que la solución sea cerrarse, sino que habrá casos en que nos convenga una apertura total y otros con una apertura más pausada y con estrategia.

“Más que una política como en los 60 o 70 de sustitución de importaciones, lo que necesitamos es una política de promoción de las exportaciones, junto con un Estado que facilite y de herramientas para que las empresas se puedan fortalecer y crecer”, añadió Salinas.

Los datos del estudio apuntan a que, por ejemplo, el sector manufacturero ecuatoriano se favorece mucho con la entrada de empresas extranjeras; mientras ese tipo de competencia tiene efectos más complejos en actividades más sensibles como la agrícola, sin que eso quiera decir que se debe cerrar la posibilidad.

¿Cómo nos podemos preparar para aprovechar la competencia internacional?

Ecuador debe tener un plan claro para lograr que sus pequeños productores se vuelvan más fuertes, sobre todo en sectores sensibles como el agro.

Para esto, se necesita impulsar el crédito, sin trabas burocráticas ni políticas; además, según Salinas, se debe simplificar e incluso reducir impuestos para que el dinero en lugar de ir al fisco vaya a inversión en tecnología y mejores prácticas.

También se debe pensar en políticas de sustitución de actividades, es decir, si un cierto producto va a ser desplazado por la competencia extranjera, se deben tener opciones de otro tipo de cultivos con potencial a donde puedan cambiarse los productores locales.

Lo que hay que tener claro es que Ecuador se ha embarcado en una apertura comercial que vuelve inevitable la competencia, por lo que el proteccionismo no es una opción.

“Habrá actividades más preparadas para la competencia, y otras no tanto. Por eso se necesitan impulsar la formación en capital humano para que las personas puedan adquirir nuevas habilidades y competencias que les permita reinsertarse a mercados, laborales más dinámicos”, afirmó Salinas. (JS)

La competencia extranjera rompe los oligopolios nacionales

Normalmente, las empresas grandes en Ecuador gozan de una estructura oligopólica, que les hace dominar el mercado.

La llegada de empresas extranjeras desafía esa posición de mercado y obliga a las grandes empresas a cambiar su enfoque y a competir.

“Se producen ganancias para los consumidores en términos de calidad y precios; y para el país en términos de productividad”, aseveró Aldo Salinas, director de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas (UDLA).

Andrés Romero, economista, puntualizó que sectores políticos y sociales en el país están entrampados en un proteccionismo mentiroso que, en última instancia, ha provocado que las grandes empresas en el país sigan siendo siempre las mismas y no se hayan dignado en «cambiar una percha, un color, menos aún bajar un centavo en sus precios».

En este contexto, solo la llegada de empresas extranjeras, con procesos más eficientes y menores costos, podrá hacer que se mueva la hegemonía de mercado.

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