Aprender a comer sano, a reciclar, a fabricar productos de belleza y para el cuidado del hogar, pero sin que se afecte el medioambiente, es uno de los propósitos que Yaku Museo del Agua propone en sus micro talleres que se realizarán los domingos de este mes.

La casa Mediagua, diseñada como un hogar normal (recibidor, área social, cocina, áreas húmedas, áreas de descanso, huerta y jardín), será el espacio donde todas las familias puedan aprender y divertirse.

“Estas propuestas son manejadas como recursos educativos con el objeto de acercar más al visitante a las temáticas que trabaja este espacio y que están vinculadas al consumo, la producción de alimentos, valores socio ambientales, la soberanía alimentaria, los ecosistemas urbanos, entre otros aspectos”, comentó David Páez, supervisor de mediación del Museo.
Actividad

Una vez que los asistentes se familiarizan con Mediagua, la conocen y la recorren, toman asiento para formar parte del taller. En esta ocasión, la temática será sobre la preparación y los beneficios de la quinua. Un video cuenta la historia de este producto y, de inmediato, todos se ponen manos a la obra, para preparar una deliciosa sopa de este grano seco.

Aquí no habrá quien se salve de cocinar, sean pequeños ayudados por sus madres, y hasta grandes (esposos) guiados de sus esposas. La mediadora saca los ingredientes: ajo, cebolla, pimiento, aceite y sal y hace que todos participen de la preparación.

Mientras se cocinan los alimentos, la guía explica la importancia de reciclar, reducir y reutilizar, por ejemplo, los desperdicios que iban quedando les recomendaba separar en materiales orgánicos y no. Los que servían para abonos en huertos que podrían ser fabricados en casa.

Para saber más sobre el tema, les invitó al huerto de Mediagua, un sitio donde todo es reciclado. Botellas, baldes, palos… todo sirve. Aquí les hizo identificar distintas plantas y les invitó a que sembrarán en casa y así no salgan de ella para comprar, además de que coman productos orgánicos. De esta forma, se adquirió el cilantro, especie que le dio el toque final a la sopa.

“Desde algún tiempo teníamos curiosidad de venir al Yaku, es la primera vez que vengo y nos gustó. El ambiente es tranquilo, de paz, se siente una atmósfera de buena energía, es muy lindo. Y participar del taller me encantó, porque a mi hijo no legustan las sopas y aquí comió y le gustó”, comentó Paulina Palacios, visitante del Museo.

 

 

Fuente: La Hora | ElProductor.com

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