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La primera problemática que enfrentamos en la producción de maíz en Ecuador es la baja densidad de siembra, especialmente en las siembras manuales, que representan el 90% de las prácticas agrícolas en el país. Esta situación nos obliga a sembrar con densidades inferiores a las ideales, con un promedio de 40 mil plantas por hectárea en nuestras evaluaciones. Esta baja densidad dificulta significativamente la obtención de rendimientos óptimos, siendo este nuestro principal y grave problema, indico a este medio Jacinto Orellana, gerente de División Costa Norte de AGRIPAC.

Destacó que la siembra manual, aunque común por obligación, nos limita en términos de densidad de plantas por hectárea. Aumentar esta densidad resultaría en costos altos para los agricultores, lo que agrava aún más la situación. Si bien la siembra mecanizada permite alcanzar densidades de hasta 60 mil plantas por hectárea, todavía enfrentamos un déficit de 20 mil mazorcas por hectárea, lo que impacta negativamente en los rendimientos.

En respuesta a este desafío, hemos estado investigando el uso de híbridos de maíz que permitan una mayor densidad de siembra con el mismo número de jornales, de 6 a 8. Esta estrategia experimental podría representar una solución prometedora, aunque no todos los híbridos responden de la misma manera. Además, se requiere un esfuerzo conjunto para concienciar a los agricultores sobre la importancia de mejorar las prácticas de siembra y cosecha para alcanzar densidades óptimas de al menos 55 mil plantas por hectárea en la cosecha.

Para alcanzar el éxito en la siembra de maíz, es crucial dedicar al menos 12 jornales por hectárea. Esto se traduce en la necesidad de cosechar un mínimo de 55 mil mazorcas por hectárea. Sin embargo, para alcanzar niveles óptimos de producción, se recomienda apuntar a cosechar entre 60 y 70 mil mazorcas por hectárea. Para lograrlo, es necesario reducir las áreas de siembra y aumentar proporcionalmente el número de jornales disponibles. Este enfoque permite una mayor atención y cuidado de las plantas, lo que resulta en rendimientos más altos y una producción más eficiente.

A pesar de los avances en el uso de semillas certificadas y fertilizantes completos, la baja densidad de siembra sigue siendo un desafío persistente en la producción de maíz en Ecuador. Es esencial que se adopten nuevas estrategias y se promueva una mayor inversión en investigación y desarrollo para superar este obstáculo y garantizar el éxito a largo plazo de la industria maicera en el país.

 

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