El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puede estar a punto de intensificar sus amenazas contra China en materia de comercio. Si sus declaraciones se convierten en medidas reales, podría haber consecuencias preocupantes para la economía global.

Funcionarios estadounidenses se están preparando para investigar a China por lo que el gobierno percibe como violaciones a la propiedad intelectual, dijo un funcionario que prefirió no dar su nombre porque la pesquisa no ha sido anunciada.

El gobierno está considerando abrir una investigación a través de la oficina del representante comercial de EE.UU. bajo la sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, informó el diario The New York Times. La disposición permite al presidente imponer aranceles para proteger a la industria estadounidense de prácticas comerciales desleales de países extranjeros.

Si Washington lanza la investigación, será la más reciente de varias que el gobierno estadounidense está llevando a cabo, las cuales podrían afectar el comercio entre las dos mayores economías del mundo. El Departamento de Comercio está investigando si las importaciones de acero de China y otros productores extranjeros amenazan la seguridad nacional bajo otra disposición rara vez usada: el artículo 232 de la Ley de Expansión de 1962.

Después de enviar mensajes cálidos hacia China durante los primeros días de su mandato, Trump parece estar aumentando la presión sobre el gobierno chino para que cambie de curso. Al mismo tiempo, ha sido reacio a apretar el gatillo para imponer onerosos aranceles o cuotas a las importaciones, lo que podrían provocar represalias por parte de Beijing.

Trump dio recientemente un paso atrás en su amenaza de imponer aranceles sobre el acero extranjero, después de que países del G20 y empresas estadounidenses dijeran que la medida aumentaría los costos. El mandatario ha dicho que la razón por la que no acusó a China de ser un manipulador de divisas fue debido a una promesa de cooperación de funcionarios chinos en el tema de Corea del Norte.

Sin acción
“Hasta ahora, todo ha sido postura, con poca acción”, dijo Scott Kennedy, experto en EE.UU. y China del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington. “Se está incrementando la presión para hacer algo, y que EE.UU. no parezca un tigre de papel”.

Washington utiliza a veces la sección 301 para quejarse contra otros países ante la Organización Mundial del Comercio. Pero la ley también da al gobierno una amplia autoridad para imponer tarifas punitivas sin tener que acudir a la OMC, dijo Warren Maruyama, antiguo jefe jurídico de la oficina del representante comercial de EE.UU. y socio de Hogan Lovells, en Washington.

Desde los años 90, EE.UU. raramente han usado esa parte de la ley. China podría cuestionar cualquier acción ante la OMC y probablemente ganaría, pero puede que no se moleste con las sutilezas legales y en su lugar encuentre una manera de simplemente tomar represalias comerciales, como lo ha hecho en el pasado, dijo Maruyama. “Es un mazo”, añadió. “301 fue la principal herramienta de comercio de EE.UU. durante gran parte de la década de los 80 e inicios de los 90”.

Cabe aclarar que algunas empresas estadounidenses se sentirán animadas de que el gobierno esté tomando cartas en el asunto para nivelar el campo de juego.

La pregunta es si los funcionarios estadounidenses están dispuestos a arriesgar una guerra comercial y a subir la apuesta. El Fondo Monetario Internacional advirtió el mes pasado que las políticas proteccionistas podrían descarrilar la recuperación global que hasta ahora ha podido resistir las tensiones comerciales.

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