Un grupo importante de productores de aguacate de Michoacán, México, han decidido ir a la huelga al considerar que los precios que reciben por sus frutas no son justos, culpando de ello a los empacadores y exportadores. Estos productores consideran que no se han tenido en cuenta sus reclamos, por lo que han querido imponer su voluntad bloqueando carreteras e impidiendo el paso de camiones con fruta y con personal para cosechar.

La causa de este recelo se debe al descenso de precios que experimentó el aguacate mexicano en el mercado de Estados Unidos, algo que se repite cada año pero que en esta ocasión ha sido más grave, en parte por la presencia más tardía de fruta barata de Perú en el mercado estadounidense, pero también por la gran cosecha de México.

Ramón Paz, de APEAM, ha querido dejar claro que es consciente de que “todos los productores de aguacate deseamos obtener el mejor precio posible por nuestro producto, pero los niveles actuales siguen siendo muy rentables para la gran mayoría”. De hecho, un estudio de la Asociación Agrícola Local de Productores de Aguacate de Uruapan, muestra que el costo de producción es de 10 a 12 pesos por kilogramo, mientras que los niveles de venta se situaban entre los 17 y 19 pesos por kilo para frutos en árbol”.

Es decir, según los datos del estudio que menciona Paz, aún con estos precios relativamente bajos, el productor medio obtiene unos márgenes de ganancia de entre 7 y 9 pesos por kilo, el equivalente al 60-90% de su costo de producción. “Son márgenes que ciertamente no parecen ser injustos, sino muy atractivos. Por lo tanto, podemos decir que no hay crisis, sino una ambición desmedida”, asegura Ramón.

El Presidente de APEAM, Gabriel Villaseñor, y otros miembros del Consejo Directivo tuvieron una reunión el pasado lunes en la que los funcionarios de la Comisión Federal de Competencia explicaron a los productores y funcionarios que les acompañaron que no es posible acordar precios, fijar un precio mínimo o restringir los volúmenes ofrecidos con el fin de aumentar los precios, ya que se trata de una práctica ilegal. A pesar de esto, los productores insistieron en tener acuerdos para fijar precios, por lo que no se alcanzó ningún acuerdo.

«El Consejo Directivo de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México sostuvo un segundo encuentro con el grupo de productores.En la reunión participó David Lamb de Valdés, Director General de Promoción a la Competencia de la Comisión Federal de Competencia Económica, (COFECE)»

Efectos de la huelga
Desde APEAM esperan que la huelga se solucione pronto y el gobierno pueda restablecer el estado de derecho, ya que los efectos son muy graves. Cada día, el aguacate de México deja de exportar a USA unas 3.000 toneladas, los productores dejan de recibir 60 millones de pesos diarios y los empacadores, cosechadores, transportistas, etc. otros 25 o 30 millones, además de la consiguiente pérdida de empleos en todos los sectores implicados.

“Estamos perdiendo la confianza de los clientes en USA, lo que abre oportunidades para nuestros competidores, habiendo cancelado ya algunos programas de promoción que teníamos organizados para octubre y noviembre”.

Respecto a la exportación, Ramón Paz ha declarado: “Hasta el 30 de septiembre hemos exportado 160.000 toneladas a Estados Unidos, pero nuestro pronóstico es llegar a un total de 860,000 toneladas en la temporada. Tenemos una cosecha abundante con fruta de muy buena calidad así que tendremos que acelerar el paso para poder alcanzar nuestra meta en el resto de la campaña. Por ahora no se han cancelado las promociones que hemos acordado para eventos tan importantes como la SuperBowl o los operadores de Food Service”.

Teresa Ocaranza, de Aguacates Tinguindin, México, nos explica: “Nos está afectando a todos de manera muy directa. Hemos tenido que mandar a descansar al personal que trabaja en el empaque y trasladarnos al estado de Jalisco a seguir trabajando. Por desgracia, la cadena de personas que utiliza el aguacate es muy larga, desde la industria juguera hasta los vendedores ambulantes, y han notado el impacto de la falta de trabajo. Si no se corta fruta, no se venden cafés y snacks. Las tiendas no tienen las mismas ventas cuando no hay personas que se trasladan a sus puestos de trabajos, y como nadie sabe cuándo se va a resolver, la gente solo compra lo esencial. Son personas que viven al día y no saben si podrán comer mañana si lo gastan todo hoy. Hasta ese punto está resultando negativa la falta de corte de aguacate. Y, por supuesto, para los que empacan, para los que transportan y para todos los que trabajamos con esta fruta. Ahora lo único que podemos hacer es esperar a que este problema se solucione.”

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