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Alimentar aves en el contexto de una prohibición de antibióticos trae consigo desafíos, pero también oportunidades. La nutrición es mucho más que ofrecer nutrientes para cumplir con los requerimientos para un máximo rendimiento. El papel de la nutrición va más allá que esto, abarcando la selección de materias primas y de aditivos para alimentos balanceados para alcanzar una ecología bacteriana ideal. Todo esto apoya a una mejor digestión y absorción de nutrientes, junto a una microbiota equilibrada y una adecuada respuesta inmune. Asegurar una óptima función del sistema gastrointestinal es vital para una exitosa producción de huevos.

Las personas están conscientes de los problemas de inocuidad alimentaria debido a escándalos de alimentos asociados con la producción animal. Hoy en día, la sociedad, agencias regulatorias gubernamentales y la industria de alimentos para animales están trabajando para cumplir con las expectativas para la producción de productos de calidad y seguros. El movimiento hacia un menor uso de antibióticos a nivel mundial brinda nuevas oportunidades de mejorar la salud intestinal a través de la nutrición para promover la salud en la industria del huevo.

Para expresar el potencial genético de un animal, el tracto digestivo debe soportar una óptima digestión y absorción de nutrientes, minimizando enfermedades gastrointestinales, estabilizando y/o modulando la ecología microbiana y permitiendo que el ave desarrolle una respuesta inmune efectiva. Las oportunidades para optimizar la salud intestinal de las pollitas y ponedoras, previniendo amenazas patógenas que pueden afectar directa o indirectamente el rendimiento a menudo se pasan por alto.

Retos de la salud intestinal en la producción de huevo

En la etapa de levante, las aves son expuestas continuamente a factores estresantes (programas de vacunación, corte de picos, tratamiento médico, etc.), lo que resulta en un decremento en el consumo de alimento. Además, la atención se centra en la uniformidad de la parvada, peso corporal y madurez sexual esperada según la edad. El desarrollo intestinal (fisiológica e inmunológicamente) y el ecosistema microbiano a menudo no se consideran. En algunos casos, las aves son tratadas sistemáticamente con antibióticos en los primeros cinco días de su llegada, cuando su tracto digestivo todavía se encuentra en un estado inmaduro y el establecimiento de la microbiota está en una lucha ascendente.

Los desafíos inherentes en la producción de huevo, combinados con el estrés fisiológico debido a los cambios hormonales, hacen que sea difícil lograr una óptima utilización del alimento balanceado y una máxima producción mientras se mantiene la calidad de huevo. Por otra parte, la realidad es que muchas parvadas en producción sufren de una falta de uniformidad, enteritis bacteriana, enteritis necrótica (NE, por sus siglas en inglés), disbiosis (desequilibrio microbiano) y necrosis focal duodenal. Más adelante en el ciclo de producción, se enfrenta a nuevos desafíos con un intestino permeable y una reducción en la longitud de las vellosidades asociada con la reducción de la absorción de nutrientes, principalmente minerales. Como resultado, se observan un incremento de huevos rotos, cascados y huevos sucios, junto con un decremento del total de huevos.

La coccidiosis se clasificó como la amenaza más importante durante la crianza, independientemente del sistema de alojamiento (en jaula o sin jaula), de acuerdo a una encuesta realizada en el 2014 por la Asociación de Veterinarios de Producción de Huevo en EE.UU. También destacó la colibacilosis como el principal problema en ponedoras encasetadas en jaulas. Los participantes de la encuesta indicaron que los problemas gastrointestinales son responsables del 50% de los problemas de salud de la parvada cuando las aves están en producción y del 40% cuando están en crecimiento. Otros problemas de salud también mencionados fueron enfermedades virales relacionadas con el sistema respiratorio. Es importante no pasar por alto el hecho de que tales desafíos pueden conducir a enfermedades bacterianas secundarias, lo que lleva a pérdidas de rendimiento.

Si la función intestinal se ve afectada por patógenos, no sólo hay una respuesta inmune sino también un cambio en la tasa de pasaje, digestión, secreción de mucina y un aumento en la tasa de recambio del epitelio intestinal. Como resultado de la reducción del consumo de alimento, hay un mayor requerimiento nutricional de mantenimiento, ya que los nutrientes se desvían para reforzar al sistema inmune. La energía y nutrientes se agotan para desarrollar una respuesta inmune lo suficientemente fuerte para poder vencer una enfermedad, como consecuencia de un ecosistema microbiano alterado, que reduce la absorción y digestión de nutrientes, aumentando la tasa de conversión alimenticia (TCA), sobre estimulando el sistema inmune. Como consecuencia, se desencadena enteritis y notables pérdidas de rendimiento.

Cuando se desarrolla un intestino saludable, las gallinas de postura pueden maximizar la eficiencia de utilización del alimento para la producción de huevo. Un intestino saludable se puede definir como “un estado estable en el que la microbiota y el tracto intestinal se encuentran en un equilibrio simbiótico y donde el bienestar y rendimiento del animal no se ven limitados por la disfunción intestinal.” El intestino no es solo el órgano principal para la digestión y absorción de nutrientes, sino que también funciona como el primer mecanismo protector contra patógenos exógenos que pueden colonizar y/o ingresar a los tejidos celulares del hospedero. El intestino es el órgano inmunológico más grande del cuerpo, por lo tanto un intestino más robusto debería hacer que el animal sea más saludable que puede optimizar mejor el uso de los nutrientes.

Gestionando la salud intestinal a través de la nutrición

La fibra cruda ha sido considerada como un nutriente inerte en animales monogástricos. Sin embargo, este no es el caso, ya que puede tener roles en mejorar la salud intestinal, mejorar la digestión de nutrientes y modular el comportamiento. Se debe establecer una restricción mínima, por ejemplo cinco por ciento en dietas para gallinas de postura. Además del contenido de fibra en la dieta, hay beneficios para el sistema digestivo de las aves cuando se alimentan con partículas gruesas. Las parvadas alimentadas con partículas más groseras desarrollaran mollejas más grandes y musculosas, y un tracto intestinal más largo. Las partículas gruesas de alimento balanceado requieren de más tiempo en la molleja para molerse en partículas más pequeñas antes de que puedan entrar en el intestino delgado. El aumento del tiempo de retención estimula la caída de pH, lo cual tiene un efecto bactericida. Las partículas más groseras del alimento tienen un tiempo de tránsito más largo a través del intestino, lo que mejora la longitud de las microvellosidades y aumenta la superficie de absorción en el intestino, y por lo tanto, afecta positivamente la digestibilidad y absorción de nutrientes.

Las ponedoras tienen preferencia por partículas más grandes y la preferencia se hace más fuerte con la edad. Por lo tanto, el comportamiento de las gallinas también mejora, no solo porque las aves tienen que pasar más tiempo comiendo, sino que también porque tienen menos tiempo para vicios como picoteo de plumas / canibalismo. Deben evitarse los alimentos balanceados que contienen altos niveles de materias primas polvosas. A las aves les resulta más difícil consumir alimento finamente molido; y una vez consumido, hay una salida directa a través de la molleja sin haberla utilizado. Por lo tanto, es deseable un alimento balanceado con un mayor tamaño de grano. Una adición de dos por ciento de aceite también ayuda a lograr un alimento balanceado homogéneo con una distribución de partícula óptima.

La proteína en la dieta tiene un efecto significativo en la salud intestinal

El papel principal de los aminoácidos en el alimento para animales es el crecimiento y desarrollo de los órganos y tejidos, principalmente para servir como bloques de construcción en la síntesis de proteína. Sin embargo, los aminoácidos también son esenciales en muchas vías metabólicas para regular funciones fisiológicas y modular la respuesta del sistema inmune del cuerpo; mucina, células epiteliales, anticuerpos, enzimas, hormonas, etc.

No obstante, una proporción de aminoácidos y de nitrógeno no-proteico ofrecidos mediante el alimento balanceado no se procesa bien en el tracto digestivo, generando sustratos para microbios y toxinas para el animal. Este material, por lo tanto, puede atacar al íleon, causando un crecimiento excesivo de bacterias patógenas, desequilibrio del ecosistema intestinal, irritación intestinal, disbacteriosis y, en algunos casos, enteritis necrótica subclínica. Las partículas grandes e insolubles de proteína que no son asimiladas por el animal, van al intestino grueso, saliendo del sistema digestivo a través de las heces. Sin embargo, partículas pequeñas y solubles de proteína pasan a través de la unión ileocecal al ciego, donde ocurre su descomposición (putrefacción) y se producen amoniaco, aminas, índoles y ácidos grasos de cadena ramificada. Estos compuestos pueden ser tóxicos y problemáticos.

El exceso de proteína no solo aumenta los costos de producción, sino que también genera problemas de salud en el ave. Sin embargo, la reducción de proteína cruda (nitrógeno total) en el alimento balanceado debe ir acompañada de un equilibrio del perfil de aminoácidos y de un suministro de acuerdo a los requerimientos de las aves. Una nutrición precisa (aminoácidos) implica conocimientos de materia prima (aminoácidos), digestibilidad, consciencia de un pobre procesamiento de fuentes de proteína y del uso de aminoácidos puros que estén disponibles. Este enfoque puede satisfacer las demandas de mantenimiento, desafíos de salud y producción de huevo sin un exceso de nitrógeno. El balance correcto de aminoácidos digestibles, también llamado “Perfil Ideal de Aminoácidos”, se muestra en la Tabla 1.

Tabla 1. Recomendaciones de la digestibilidad ileal estandarizada de aminoácidos para gallinas de postura. AMINOHen®, % de dieta y en mg de consumo diario de aminoácido

*Demanda de aminoácidos digestibles para gallinas de postura y contenido óptimo en el consumo diario de alimento balanceado (100g).

Apoyando lo anterior, Drew, MD et al. (2004) estudiaron los efectos de la fuente y nivel de proteína en la dieta de las poblaciones intestinales de Clostridium perfringens en pollos de engorde. Dos estudios demostraron que el nivel de proteína cruda de la dieta (230 y 400 g/kg) y la fuente de proteína (concentrado de proteína de soya o harina de pescado secado a baja temperatura) afectan el crecimiento de la población de C. perfringens en el intestino delgado del pollo de engorde.

Se observe una interacción significativa entre la fuente y el nivel de proteína donde el número de C. perfringens presente en el íleon y el ciego aumentó en las aves alimentadas con dietas basadas en harina de pescado, (P < 0.05) pero no en las aves alimentadas con dietas a base de proteína de soya. Esto sugiere que el nivel de proteína cruda, fuente de proteína y contenido de aminoácidos en las dietas podrían ser factores predisponentes a brotes de enteritis necrótica clínica.

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