Rodrigo Gómez de la Torre

A lo largo de los años, vemos como el sector productivo ecuatoriano, y en particular la cadena agroproductiva ha venido con un crecimiento relativamente lento al desarrollo de otros países, siendo Perú un ejemplo bastante interesante.

¿Cuál es el ancla que detiene, o al menos frena, el desarrollo?, es una de las preguntas recurrentes que, a través de los años, nos venimos haciendo.

Un ancla es, en esencia, un peso fuerte que baja hasta el fondo de la laguna u océano, que conectado a una cadena, detiene o sostiene el movimiento de una embarcación.

Me he permitido hacer este símil con un ancla, ya que podemos ver como instituciones llamadas a ser técnicas, más bien han ido engrosando, incrementando su peso en burocracia, tal cual un ancla que detiene el barco en el agua. Adicionalmente, vemos como esta ancla, cada vez más pesada, se conecta con el sector productivo por una cadena de eslabones, que a la similitud de los trámites que se deben realizar para poder zarpar, pueden dar la percepción de que nos movemos, cuando más eslabones existen, sin embargo, ese movimiento, rápidamente se ve frenado.

Ante esta breve analogía, sobre el por qué el desarrollo se ha vuelto lento, vemos que los sectores que más regulaciones tienen, y más estructura burocrática presentan, en su gran mayoría, son aquellos que, por iniciativa de los mismos productores, ha ido incrementando el peso del ancla, y que para “librarse” de este, han ido incluyendo más eslabones en la cadena, sin reconocer que este peso, y estos eslabones, conocidos comúnmente como proteccionismo, han sido su principal lastre y freno al desarrollo productivo, tanto dentro como fuera de las fronteras.

El Ecuador es un país con una diversidad productiva, climática y geográfica, que nos pone en una posición realmente privilegiada con respecto a otros países y latitudes en el planeta, y podemos ver claramente como quienes han salido a competir en el mercado internacional, reconociendo esta diversidad productiva, han ido creciendo y posicionándose como únicos, permitiendo la generación de empleo, nuevas inversiones, innovación, etc.

Estamos en un momento en que el mundo es altamente cambiante, las tendencias del consumidor variables, lo que nos ubica en mares turbulentos. Un ancla muy pesada y una cadena demasiado larga, solo compromete el futuro de la producción. Es hora de alivianar las anclas y acortar las cadenas para que nuestro barco pueda, con libertad, navegar en estos mares.

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