Colprensa

El sector cafetero está atravesando uno de los momentos de mayor turbulencia. Esto se debe a diferentes factores como la abrupta caída de los precios desde agosto del año pasado, un decrecimiento del área cultivada en la última década, la baja renovación de cafetales y el nulo control de la institucionalidad sobre variables exógenas del mercado.

Después del pico de 2020 y 2021, el precio interno del café ha venido recuperando los niveles promedio de largo plazo, pero tuvo una caída de 43% en el último año, ya que, en agosto de 2022, estaba por encima de $2,5 millones por carga y en septiembre de 2023 bajó a $1,3 millones.

¿Pero cómo se calcula el precio interno del café? Este se compone de tres variables exógenas: el precio de la cotización de la libra del café en la Bolsa de Nueva York, la Tasa Representativa del Mercado y la prima del precio del café.

“El contrato C ha retrocedido cerca de 20% en lo que va corrido del año, la tasa de cambio ha tenido un proceso de revaluación del orden de 17%, pues pasó de $4.800 a $4.000 y el diferencial de calidad retrocedió de los US$0,50 a US$0,20”, explicó Óscar Bernal, subsecretario técnico del Fondo de Estabilización de Precios del Café.

El sector cafetero ha sufrido los efectos de la volatilidad en los últimos 20 años. “Esa volatilidad del precio interno del café entre 2003 y 2023 dejó cuatro ciclos de precios altos (2011, 2017, 2020 y 2022), que están relacionados con la contracción de producción de café a nivel mundial, derivada de fenómenos climáticos, principalmente”, explicó la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica.

Las bonanzas impactan la producción

La jefa de la cartera aseguró que hay un estímulo ‘perverso en las bonanzas’, ya que, aunque aumenta el costo real de la cosecha del café, se reduce la capacidad de producción, pues los productores ganan más plata con menos producción. “Entre 2019 y 2022 aumentó en 75% el valor de la cosecha, mientras se cayó la producción en 3,67 millones de sacos”, agregó.

Esa menor área cultivada se refleja en una caída de la productividad cafetera. Las cifras del MinAgricultura muestran que, desde 2013, el área cultivada decreció 14%, con una reducción de 132.000 hectáreas en nueve años, que representa una caída en producción de 2 millones de sacos, aproximadamente.

“Esta es la peor crisis cafetera de la historia, porque a las otras les faltan elementos que aquí se deben mencionar. Hemos entregado el mercado interno, se importaron 2,1 millones de sacos entre agosto de 2022 y el mismo mes de 2023. Las importaciones tienen que ver con la caída de producción, además no estamos renovando a tiempo”, dijo Aurelio Suárez, de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas y analista cafetero.

El analista aseguró que se deberían renovar 120.000 hectáreas al año por el ciclo productivo de siete años, pero desde 2019 se logró apenas la mitad, cuando deberían haber 600.000 renovadas. “Los productores no se estimulan por las importaciones. Colombia debe subir a 70% el arancel a café importado”.

En esa línea, Germán Bahamón, gerente de la Fedecafe, aseguró que Colombia debe modificar las desigualdades en el comercio internacional, “porque en países como México o Brasil son prohibidas las importaciones de café colombiano, pero nosotros recibimos de cualquier parte del mundo con arancel bajo o casi cero”.

Crisis en las cooperativas

El incumplimiento de entrega de los contratos futuros es otra de las dolencias que aqueja al sector cafetero. “El problema de las cooperativas es gravísimo, de 33 cooperativas después de la aventura de futuros quedaron 30 y, de esas, 14 están en números rojos con corte a diciembre de 2022. Las cooperativas son la garantía de compra y los caficultores que tenían ahorros en esas cooperativas se le fueron a la alcantarilla”, dijo Suárez.

En 2022 la Contraloría profirió un informe que encontró 29 hallazgos administrativos, de los cuales dos tienen incidencia fiscal por $34 millones, 10 de incidencia disciplinaria y ocho con indagaciones preliminares.

“Parte de los incumplimientos son las compras de café futuro del contrato c; de las 24.912 posiciones abiertas en la Bolas de Nueva York, 1.900 fijaciones están en incumplimiento y tuvieron que hacer roll over, esto es un gran riesgo porque este recurso podría salir de la plata del FoNC y tendríamos un detrimento”, explicó Anwar Salim Daccarett, representante de la Contraloría para el sector agropecuario.

El funcionario también enfatizó en la coyuntura de las cooperativas, “especialmente en la que tenemos una indagación preliminar que es la de Andes, por valor de $120.000 millones. En estos momentos se encuentran en liquidación y hay un no reconocimiento de las acreencias dentro del trámite administrativo”.

 

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