El proyecto JIP Seaweed Carbon Solutions, que arrancó el año pasado, ha puesto en marcha una granja de algas frente a la costa de Trøndelag. Este pasado verano le fue concedida  la licencia de cultivo y ya se han plantado las primeras algas. Esta instalación en mar abierto se utilizará, entre otros fines, para probar cómo el cultivo de macroalgas marinas a gran escala puede convertirse en una solución rentable y sostenible de eliminación de carbono en los océanos.

Se intensifica, así, la búsqueda de soluciones eficaces y sostenibles para la captura y almacenamiento de carbono, destaca SINTEF. Y es que el cultivo de algas a gran escala puede representar una oportunidad para capturar cantidades sustanciales de carbono. Si el proyecto, que tiene una duración de tres años, tiene éxito, añaden las mismas fuentes, podría contribuir a reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero y así lograr los objetivos climáticos; al tiempo que proporcionaría a Noruega nuevas industrias y oportunidades laborales.

BUSCANDO UNA METODOLOGÍA VERIFICADA PARA LA CAPTURA Y ALMACENAMIENTO DE CO2

Este proyecto piloto tiene un presupuesto de 50 millones de coronas noruegas e incluye entre sus socios a SINTEF, DNV, Equinor, Aker BP, Wintershall Dea y Ocean Rainforest.

«La investigación de DNV muestra que, además de una espectacular aceleración de las energías renovables, las tecnologías de captura y eliminación de carbono son esenciales para alcanzar el “Cero Neto”, y el biocarbón de algas puede ser potencialmente una de ellas», afirma Ellen Skarsgård, directora de Desarrollo Sostenible y Clima de DNV.  «En este proyecto, DNV contribuirá al desarrollo de una metodología verificada para la captura y almacenamiento de carbono con algas marinas, considerando tanto el potencial de eliminación de CO? como otros impactos y beneficios ambientales».

Muchas iniciativas se centran en reducir las emisiones, mientras que el objetivo de este proyecto es investigar cómo se puede eliminar de la atmósfera el dióxido de carbono (CO?) ya emitido. Además, los investigadores examinarán cómo almacenar el dióxido de carbono.

«Para eliminar las moléculas de CO? del ciclo natural de la Tierra, exploraremos las posibilidades de utilizar procesos químicos para transformar las algas en biocarbón, que luego puede usarse para mejorar el suelo», explica el investigador principal Jorunn Skjermo de SINTEF.

LA PRUEBA DE CONCEPTO, CLAVE ANTES DE AMPLIAR LA ESCALA

El sitio de acuicultura autorizado para el desarrollo de este proyecto, que abarca 200 hectáreas, ya ha recibido las primeras plántulas de algas cultivadas en laboratorio; que crecerán frente a la costa de Trøndelag durante ocho a diez meses. La primera cosecha tendrá lugar en el verano de 2024 y los investigadores estiman que la producción de algas será de, aproximadamente,150 toneladas en la primera temporada.

«150 toneladas de biomasa podrían capturar potencialmente 15 toneladas de CO2 con la tecnología actual. Puede que no parezca mucho, pero el primer objetivo del proyecto es una prueba de concepto y ver cómo podemos desarrollar y demostrar tecnologías de cultivo y soluciones de almacenamiento. Después, vendrá la mejora de la tecnología», afirma Skjermo. «Creemos que las algas pueden convertirse en un recurso muy importante para gestionar el CO2 y es urgente empezar a hacerlo», añade.

El sitio de demostración multifuncional permitirá a los investigadores probar tecnologías acuícolas innovadoras, tanto para la biomasa como para el control y la vigilancia ambiental, así como estrategias de cultivo para optimizar el rendimiento y tecnologías para recolectar la biomasa.

«Estamos muy felices de haber obtenido nuestra licencia de cultivo y muy contentos también con el entendimiento que se ha logrado con las autoridades locales y la Asociación de Pescadores de Noruega para encontrar una buena solución para la ubicación de la unidad de cultivo en el océano”, se satisfacen los investigadores. El sitio nos permite diseñar, construir, operar y evaluar la producción de algas marinas a gran escala, que creemos que es una forma de gestionar el CO2», subraya Skjermo.

 

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